«Los errores del tonto son conocidos por el mundo, pero no por él. Los errores de un hombre sabio son conocidos por él, pero no por el mundo.”
CHARLES CALEB COLTON
Luis Semprún Jurado
“Caramba, camaradas,las decisiones sin vuelta atrás son parte inevitable de la vida” dijo Anacleto, haciendo una pausa antes de mirar a su derredor y continuar: “y pueden tener un efecto positivo o negativo, porque cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos para arruinar una existencia es muy extraño que no se halle muy cerca, a su alcance, algún miserable al que no hay más que soplarle una palabra al oído para que se ponga de inmediato a la tarea. Algunas son triviales, otras trascendentales y pueden tener un impacto profundo en nuestro futuro, en el futuro de nuestro país y casi siempre no hay marcha atrás. Los que hacemos vida aquí, en nuestra patria, siempre hemos deseado paz, prosperidad, justicia y bienestar y creemos que la decisión de trabajar por ello nos traerá beneficios, satisfacción y felicidad. No es que nos hayamos visto obligados por las circunstancias, y que no tengamos otra opción que adaptarnos a la realidad, ni que hayamos actuado por impulso, sin pensar en las consecuencias a largo plazo. Porque como dice el refrán: si das la impresión de que necesitas algo no te darán ni los buenos días, porque para hacer fortuna es preciso aparentar que se es rico. Bueno, María Con Ira tomó la decisión de acudir al TSJ, para cumplir la orden que le habían dado desde el imperio, camaritas, una decisión muy dura para ella porque implicaba asumir la responsabilidad del hecho y de adaptarse a unas nuevas condiciones sin violencia. Dijo ¡pa’lante! El TSJ tomó su decisión y se la comunicó: sin lugar su solicitud… sigue inhabilitada. En ese momento se arrepintió y lamentó haber obedecido… «yo soy la que está aquí y conoce a la gente… sabía que Maduro los tiene aterrorizados y que harían lo que él les ordenara». Ahí comenzó de nuevo el desconocimiento y rechazo a la decisión del TSJ, para vivir en el pasado y en una fantasía, en una ilusión. Empezó a buscar respuestas del imperio, pero éste hizo mutis y la dejó sola. El escuchar la respuesta del TSJ a su solicitud despertó en ella la ira acostumbrada, amenazó, lloró, gritó y pataleó a sabiendas que no hay vuelta atrás. En su ignorancia, alegó violación al Acuerdo de Barbados, recién firmado entre la Plataforma Unitaria y el gobierno venezolano, redactadosegún los medios por Gerardo Blyde, pero en él sólo está la obligación de reconocer y aceptar la decisión del TSJ. «Yo tengo un mandato del pueblo y lo voy a defender hasta el final» fue la reacción de quién engañó a sus seguidores con una «primaria» chimba, organizada por Súmate. ¿A cuál pueblo se referiría?, porque 200 o 300 mil votantes, de un universo de veintipico millones de electores, da un porcentaje de entre 1 y 1,5%. Y aún si le triplicamos los números, no llega al 5%. ¿Llama a esa cantidad «EL PUEBLO»? Es triste que crea que porque un senador gringo la tilda de «la candidata presidencial» de la opudrición la van a dejar participar aquí. La ley es dura pero es la Ley; no puede participar. La decisión del TSJ no tiene marcha atrás. El «no puede haber elecciones sin mí» es un mal chiste. Aquí quien decide es el pueblo en mayoría y ella no lo tiene. Que me llamen como quieran, pero esa es la realidad sin tapujos. ”
Se dice que no podemos controlar los avatares que nos depara la vida. Ocurren sin que nos demos cuenta y una vez que ocurren nos llevan a otras cosas, hasta que al final todo queda entre tú y la persona que quieres ser. No recuerdo donde leí que el orgullo de quienes no pueden edificar es destruir… sí, se dedican a destruir lo que otros han construido porque no saben crear algo propio y positivo. Su arrogancia no les permite reconocer el valor o el mérito de los demás; ese orgullo destructivo tiene como motivo a la incapacidad de edificar, de crear, de innovar, de aportar y colaborar, pues esa incapacidad es una limitación, una frustración, una carencia, que genera envidia, resentimiento, hostilidad. ¿Han tenido la oportunidad de observar las facetas diferentes de “La Loca”, como la llaman sus colegas del G7, G4 o G3 o como se llame ahora? Sus gestos nos advierten sobre los efectos negativos de la arrogancia de la doña; no es sólo una cuestión del ego, sino también una cuestión de relación, que afecta a la convivencia, a la comunicación y a la cooperación. ¡Y mentirosa!
Las malas decisiones que La Loca tomó la llevaron a perder logros que tenía, como la diputación ante la Asamblea Nacional, por ejemplo. Y aunque en un solo acto cometió varios delitos tipificados en el Código Penal de Venezuela, como en el de la mayoría de países del mundo, creyó que el largo brazo de la Ley no la tocaría. Craso error. Al ver su ambición afectada, porque la Ley golpeó donde más le duele, entendió que no había vuelta atrás. No voy a cansarlos con su “prontuario”, creo que la mayoría lo conoce, pero sí les hablaré de su último disparate (“en Venezuela no puede haber elecciones sin mí”) con el que su egolatría nos muestra su verdadero rostro. Su exceso de amor por sí misma, y el trastorno narcisista de su personalidad, amenazan a todos los venezolanos; se cree superior a los demás y se admira y venera a sí misma. No tiene en cuenta los sentimientos ni las necesidades de los otros y se siente intocable. Pero en el fondo se nota su falta de empatía y una inmensa necesidad de reconocimiento y admiración, algo que jamás recibirá del pueblo venezolano.
Dentro del grupo que trata de impulsar a La Loca hay mucho camaleón gatopardiano. El gobierno gringo parece empezar a entender que tiene mucho más que perder con su actitud hostil hacia Venezuela, que lo que le puede brindar una emocionalmente inestable pupila. Por eso, a pesar de no estar a gusto con la inhabilitación de la loca, ha hecho mutis al respecto y apenas si ha mostrado algo de apoyo. Lo que sí ha hecho, y ante la imperiosa necesidad de negociar petróleo y gas venezolano por la grave situación geopolítica, es ahondar en las conversaciones con nuestro gobierno para lograr un avance significativo. Pero esa es una decisión que sin tiene vuelta atrás de acuerdo a sus propios intereses. Además es público y notorio que nunca cumplen sus acuerdos. Recuerden su lema: “si no puedes ganar, arrasa”. Les comenté en otro artículo que el problema de una carrera de ratas es que no importa quién gane; al final será siempre UNA RATA. Lo importante es no caer en la trampa que el hegemón pone siempre para cazar incautos, manteniendo siempre la calma y la distancia.
Nico, en una alocución al pueblo, ha hecho un excelente análisis de la situación y tomó la decisión de informarnos todo lo que estaba y está aconteciendo. Usted entendió lo que quiso entender. Los rastreros de la loca han sacado de contexto partes de ese discurso para tratar de satanizarlo. Al decir “por las buenas o por las malas, ganaremos” no se refería a que se hará trampas para lograrlo sino que en cualquier circunstancia, si vienen por las buenas les ganaremos por las buenas, como siempre, y si vienen por las malas, con guarimbas, caos, terrorismo y violencia, lo haremos por las malas. Es decir: emplearemos su misma actitud. Al que “viene por las malas” ¿se le va a seguir tratando con guantes de seda como a muchacho malcriado? Ya basta de simplismos; “al César lo que del César y a Dios lo que es de Dios”. Si les gusta la vida en EEUU, aplíquenles la Ley como hacen allá para ver si les gusta. Ah, y las correspondientes sanciones. La verdad es una sola, completa; no a medias ni por retazos. Tratan de manipular, pero ¡como expresan su ignorancia!
Ni el Acuerdo de Barbados, ni ninguna Ley da sustento a lo que quiere la loca. En el primero ni se le nombra (gracias Blyde) y en las leyes sólo existen sanciones para lo que ha hecho. Aunque el nombre de los enemigos cambie, los enemigos seguirán siendo los mismos y su hostilidad seguirá siendo la misma. Las decisiones tomadas tienen un costo con consecuencias que se deben asumir. Hay quienes respetan la palabra dada y quienes, como ella, las olvidan al día siguiente. Pero hay un refrán muy sabio que dice: “el pez muere por la boca” y la loca debe conocerlo. Ergo, su “no puede haber elecciones sin mí” será su epitafio político. ¡O sea!
El Pepazo