Fue un excepcional músico. Con apenas seis años de edad, comenzó a tocar los instrumenmtos que ejecutaba su padre. Fue además, compositor, arreglista y técnico de grabación. El Zulia pierde a una de sus grandes figuras.
León Magno Montiel
@leonmagnom
Cuando apenas tenía seis años de edad, Edwin Francisco, el único hijo de Ernesto Pulgar Soto y Leda América Núñez, comenzó a tocar los instrumentos musicales, los mismos que veía ejecutar a su padre.
Ejecutaba el piano y el cuatro venezolano con una asombrosa capacidad innata.
Su hogar siempre estuvo lleno de notas musicales, estas salían de las manos de su papá, del viejo radio o del pickup donde sonaban los discos de vinilo de las orquestas del maestro Larraín, Serenata Tropical, La Billo´s Caracas Boys, La Sonora Matancera y la Big Band de Tito Puente.
Las sillas de su casa las compartían su padres y su instrumentos.
Edwin Francisco Pulgar Núñez nació el 2 de diciembre de 1959, comenzó a los siete años de edad a estudiar música en el conservatorio José Luis Paz de la ciudad de Maracaibo. Aprendió solfeo, armonía; comenzó a ejecutar el piano con solvencia asombrosa, y a realizar arreglos musicales.
Su tío Eleazar Pulgar fue uno de sus principales ductores, junto al maestro Ciro Ferrer y la profesora Gladys Medina Añez; ellos lo encaminaron con firmeza por la senda musical, la que representa su mayor pasión y constituye el centro de su vida.
En 1975 debutó como músico profesional con la Orquesta Típica Playera, era el pianista, con solo 16 años y un permiso especial de sus padres por su juventud.
Así comenzó sus andanzas por los escenarios del mundo, su recorrido por el universo nocturno y la bohemia.
En paralelo, Edwin se interesó por la ingeniería de sonidos, aprendió inglés técnico y se acercó con ansias de aprender a los estudios de grabación, realizó cursos con la gente de la Corporación Sony. Estuvo trabajando en Fonográfica del Zulia, ese estudio pionero de grabación fue para él una escuela.
En 1982 fundó junto a su padre Ernesto, el estudio SONOFUTURO, una gran sala de grabación donde se han realizado las mejores producciones discográficas del Zulia contemporáneo.
En 1977 fue parte del grupo de músicos que fundaron la orquesta de salsa «La Combinación 77», en pleno boom del género Celia Cruz los respaldó como madrina.
Allí estaban: Franklin Paz, Elvis Nucette, el maestro del trombón Rojitas, Rafael Simón Bolívar y Alirio Pérez, entre otros. Colocaron temas importantes en las carteleras radiales, como:
“Babaíla fue”,
“Se bambolea”,
“Los pregones”,
“El chichero”, este último de la autoría de Edwin Pulgar.
Este grupo de músicos se mantuvo unido en esa divisa, La Combinación 77, hasta 1983, cuando su líder vocal Franklin Paz se marchó a Chicago, en los EEUU. Luego de eso, se desintegró la banda.
Edwin fue llamado por el sexteto Los Blanco para formar filas junto a los hermanos Bernardo, Leopoldo, Ricardo y Cecilio. Con ellos ha ejecutó el trombón, contrabajo, piano. Además, ha sido su ingeniero de sonido en algunos de sus célebres álbumes. Es el único “Blanco de verdad blanco”, según los chistes de camerino.
Siempre se mantuvo cerca de la gaita, como técnico de grabación, como compositor, arreglista y como ejecutante.
Participó en los álbumes de “Una gaita para el Zulia”, del Gran Coquivacoa, Pillopo y Maragaita.
Fue uno de los fundadores del proyecto “Los Chiquinquireños”, la agrupación que se reúne anualmente desde 2004, para cantarle a la Patrona Chiquinquirá en La Bajada, y para producir un álbum para alabarla con las mejores voces e instrumentistas del género en toda Venezuela.
Edwin se unió en matrimonio con una bella cabimense Eileen Marín Silva, sobrina de los fundadores del Barrio Obrero de Cabimas, con ella conformó una hermosa familia.
Tuvieron dos hijos: Eduardo (quien es ingeniero de sonido) y Patricia.
Eileen de Pulgar es cantante, hija de la solista gaitera Lula Silva Narváez.
Eileen fue su compañera de vida durante cuatro décadas intensas.
Dentro de los récords que ha impuesto Edwin Pulgar, está el haber realizado la grabación de todos los instrumentos para la Orquesta de Argenis Carruyo desde 1991 hasta 2005, ya que él ejecuta con solvencia: el trombón, la trompeta, el saxo, la percusión latina, el piano y el contrabajo.
También orquestó varias producciones de Gran Coquivacoa, bajo la égida del cantautor Neguito Borjas.
Con el seudónimo de “Ponque” se convertió en una referencia en la radio y la televisión nacional, es un respetado productor musical y un admirado polinstrumentista.
Además Edwin fue asesor musical de FUNDAGRAEZ, la fundación para la promoción de la gaita Ricardo Aguirre del estado Zulia.
Fue nombrado presidente en las mesas de evaluación musical, cargo que ejerció por una década.
En 2007 participó en el documental producido por Esther Luna De Lozier denominado “Gaiteando”, su tesis de grado para recibirse como Magíster de Artes en Etnomusicología, en “The Latin American Film Festival” in North Carolina University, en noviembre 2007.
Los miembros del equipo fueron: Esther Luna De Lozier y Simone Telles.
Edwin Pulgar se marchó a los Estados Unidos de Norteamérica, a la ciudad de Houston junto a su familia nuclear.
Allí realizó conciertos latinos, algunas grabaciones musicales y arreglos para orquestas.
En 2016 realizó una gira con el sexteto Los Blanco, y fue un rotundo éxito por los EEUU.
Su estudio de grabación en Maracaibo sigue funcionando, realizando producciones importantes de la gaita.
Maracaibo fue su hogar, su morada más preciada.
Sin duda, Edwin “Ponque” Pulgar fue un músico total, íntegro, que ejecutó, escribió y disfrutó el hermoso arte sonoro.
Como compositor registró un centenar de obras musicales, algunas de ellas grabadas por la orquesta Los Melódicos de Renato Capriles.
Él hizo posible que los melómanos y los seguidores del movimiento musical latino, así como el mundo gaitero, lo consideren uno de los grandes maestros, como un prodigioso creador de notas y ritmos.
Fue un hacedor de ecos llenos de belleza, en un mundo invisible.
Luego de luchar con una insuficencia renal, de padecer una angustiante artritis, Edwin Pulgar se ha marchado a los 64 años de edad, en la madrugada del domingo 18 de febrero 2024 partió a otro cielo con sus teclas y notas, con su inmenso talento armónico.
Honor y gloria a su legado musical, el eco de un mundo invisible.
El Pepazo