30 abril, pero del año 855, es la fecha de la martirización de San Amador, quien, junto a sus mejores amigos, Pedro y Luis, en medio de una sociedad de dominio musulmán, en Córdoba –a donde partió desde su natal Tucci, ahora Martos, a estudiar–, se dedicaron a predicar el Evangelio y su fe en Cristo, hijo de Dios, lo que resultaba incompatible con la creencia en Mahoma; por ello fueron capturados, decapitados y sus cuerpos arrojados a las aguas del río Guadalquivir. Amador, fue considerado el primer santo mozárabe de la historia. Esto lo cuenta en su “Martirologio romano”, San Eulogio, último de los santos mártires. La festividad santoral va del 26 de abril al 5 de mayo, día de su onomástico. En algunos sitios lo celebran el 1º de mayo. Como fuere, vayan estas líneas para rememorar la vida de un personaje llamado Amador, hombre de las incipientes artes escénicas venezolanas. Querido y bien recordado por muchos y repudiado por unos pocos, acaso basados en su ascendencia judía. Ello no le resta trascendencia en la historia de la farándula, el espectáculo, la radio, el cine y la televisión nacional…
Luis Carlucho Martín
Amador Bendayán fue un triunfador porque se tuvo fe y apostó a él. Al cumplir su mayoría de edad, en 1937, con su propio dinero se pagaba un espacio como locutor humorístico, porque alguien le dijo que él servía para eso.
Así fue el empeño de ese ilustre “hijo de Villa de Cura” (11 de noviembre de 1920) y criado en Caracas desde que cumplió 8 años de edad, donde pulió sus dotes de comediante, presentador de televisión y productor de cine. En la emisora radial La Voz de Philco, Bendayán pega como humorista en Álbum Estelar. Pasa al cine en la película Misión Atómica (1947). Luego, en Radio Continente tuvo su programa Cada minuto una estrella, donde el destino lo puso frente a Carmen Cabrera, a la postre su esposa.
Un par de años más tarde, con su arrojo y confianza se asocia con el cubano Abel Barrios en el programa de humor El Bachiller y Bartolo. Estudiosos de los medios coinciden en que ese fue el programa más popular de ese corte en aquellos tiempos.
Recuérdese que eran días de mando marcial y, en oportunidades, solapadamente o no, los diálogos tocaban intereses de las instancias de poder, lo que le dio más fuerza y preferencia a esta comedia radial de 1959. Simultáneamente, Bendayán hacía La Bodega de la esquina. Su éxito en la radio lo catapultó a la naciente televisión. En 1954, RCTV le abre las puertas y lleva su show a la pantalla chica. Con más popularidad, también brilló en la industria cinematográfica en películas como Yo quiero una mujer así y Seis meses de vida. En México triunfa con la película Yo y las mujeres, y se gana un chance para grabar con la diva María Félix el largometraje Si yo fuera millonario (1962). Luego hace Napoleoncito y Escuela para solteras. Se codeó con esa gama de estrellas como Javier Solís, Luis Aguilar y José Alfredo Jiménez, hasta que hizo su última película, Ok Cleopatra, antes de dedicarse solo a la televisión. Si bien estuvo presente en la televisión venezolana desde 1954, sus compromisos cinematográficos en México lo alejaron un poco. En la década de 1960, nuevamente en Venezuela, condujo una parodia de noticiero llamada The Amador News en RCTV, antes de hacer Sábado Espectacular, hasta que pasa al canal de la competencia, Venevisión, donde se inmortalizó con su Sábado Sensacional desde 1972 y su grito de “ya regresamos” que mantuvo hasta 1989, cuando hizo su primer retiro debido a afecciones de salud. Falleció el 4 de agosto de 1989.
“La verdad es que me resulta imposible describir el placer que se experimenta haciendo feliz a la gente, así sea por instantes, viéndola reír siento una sensación maravillosa”. Así era Bendayán.
El Pepazo