El cinco veces campeón del torneo cae en octavos y deja un balance final de 59 victorias y 15 derrotas y se marcha con la cabeza alta ante el pegador Lehecka
Para encontrar la primera vez que Rafael Nadal jugó en Madrid, gracias a una invitación de la organización, hay que remontarse al 13 de octubre de 2003. Perdió con su compatriota Álex Corretja. El círculo en el torneo se cerró este martes 30 de abril de 2024. Pasados 21 años, Nadal cedió esta vez ante Jiri Lehecka, por 7-5 y 6-4, en 2 horas 1 minuto.
Rafa empezó a perder el partido la tarde del lunes, cuando Pedro Cachín le robó el segundo set y le obligó a disputar la manga de desempate. Eso no entraba en los planes del tenista. Tampoco entraba en los planes jugar en la sesión nocturna. No la protagonizaba desde la semifinal de 2019 que perdió con Stefanos Tsitsipas.
Los tiros del balear pierden efectividad lejos del sol y bajo la luz artificial. A él le costaba más mover la pelota y a Jiri, menos. El checo es todo un pegador, que ya había superado a Nadal la semana pasada en la práctica entre ambos. «De Miñaur quizá está en un ranking superior que Lehecka, pero su calidad de bola es otro paso», analizaba el campeón de 22 grandes en la previa.
El golpeo del tenista natural de Mlada Boleslav sonaba como misiles y tenían la misma efectividad en la retaguardia de su oponente. La afición madrileña entendió que estaba ante un momento histórico y volvieron a llenar la pista central Manolo Santana.
La marca de Nadal en Madrid queda con 59 victorias y 15 derrotas. Eso da un porcentaje de éxito del 79,72 por ciento. En el recuerdo siempre estarán sus cinco títulos, especialmente el primero, en 2005, bajo el techo del Rockódromo. No volvió a levantar un trofeo a cubierto.
Rafa se quedó a un triunfo de la cifra redonda de 100 cuartos de final en los torneos de categoría Masters 1000. Tiene una nueva oportunidad del 8 al 19 de mayo en Roma.
La puesta en escena de Lehecka fue igual de imponente que su físico. Un saque a 221 kilómetros por hora y otro a 226. Se jugaba a cubierto y los balazos de Jiri retumbaban en la Caja Mágica.
El checo es el digno sucesor de su entrenador Tomas Berdych, pegador letal y que ganó a Nadal en el torneo madrileño, en 2006. Berdych se retiró en 2019 y Rafa aquí sigue.
Una doble falta de Lehecka fue la antesala de la primera pelota de ‘break’ del partido. No pudo convertirla Nadal. Cualquier detalle podría decantar la balanza. A Rafa le costaban los movimientos laterales y a su rival los largos intercambios. Una cosa es pegarle fuerte con sentido y la otra sin él.
A los 54 minutos llegó la rotura y fue de Lehecka y en blanco. La Manolo Santana enmudeció. La leyenda estaba más cerca de perder su último partido en Madrid, algo que nadie quería ver.
Su verdugo se hizo de nuevo con su servicio en el primero juego de la continuación. El manacorí, a diferencia de Barcelona, lo intentó hasta el final. El cuerpo y el tenis no le acompañaron.
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El Pepazo/Marca