Ángel Montiel
Estas elecciones presidenciales del domingo 28 de julio son trascendentales e históricas para el país por una poderosa razón, más allá de los enfrentamientos políticos, es introducir a Venezuela en el siglo XXI y salir del atraso.
Un retroceso en todos los sentidos ha tenido el país en estos largos 20 años los servicios públicos como la electricidad, el agua, el gas, no funcionan o no existen, la ruina del campo y del comercio.
Los inversionistas que crean el trabajo y producen bienes fueron ahuyentados con expropiaciones y persecuciones dónde los empresarios perdieron todo hace rato, creando una economía débil, enclenque, tambaleante que no logra todavía ni siquiera el mínimo de estabilización, y por supuesto una realidad
política y económica compleja.
El siglo XXI encuentra a las naciones hablando de la inteligencia artificial, de la robótica, de la computación cuántica, la generación de células madre, de temas que van más allá de la economía, mientras que en Venezuela la internet es de quinta categoría, sencillamente no funciona y es una de las más lentas del mundo un honor que compartimos con Cuba.
Es la triste realidad del que fue uno de los países con el índice de crecimiento más importante de américa latina, hoy es un Estado no del tercer mundo, sino del cuarto mundo. Sencillamente se llevó a un país a la ruina total.
Es urgente que Venezuela vuelva a ser el el país próspero con instituciones sólidas y donde la libertad sea su norte.
Las elecciones confrontan por vez primera en mucho tiempo la gran opción de cambiar el actual nefasto gobierno de Nicolás Maduro que representa el atraso, la miseria, la corrupción que ha devorado miles de millones de dólares mientras su población muere en medio de la pobreza y la otra candidatura de Edmundo
González Urrutia acompañado de liderazgo de María Corina Machado que simbolizan el cambio total de este estado de cosas por otras que traigan bienestar y prosperidad para los venezolanos.
Estos 20 años de autoritarismo populista de Nicolás Maduro significa que Venezuela este en estos momentos entre los cuatro países más corruptos del mundo junto con Sudán, Siria y Somalia, según el índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional.
De igual forma Transparencia Venezuela registra que al menos unos 16 mil 960 millones de dólares fueron desfalcados solo en PDVSA la más importante compañía petrolera de Venezuela según los expertos esto equivaldría a tres veces lo necesario para acabar los inhumanos y crónicos problemas eléctricos
del país que se reflejan en los duros racionamientos.
Convirtieron en despojos uno de los países más pujantes del mundo. Esto no es poca cosa.
Se ha perdido el pudor en el gobierno cuando ahora se intenta convencer a la gente que “ahora si van a cambiar las cosas” después de dos décadas de poder absoluto y con recursos económicos.
Ya las encuestas serias señalan el triunfo contundente de Edmundo González Urrutia.
En medio de estas cuestionadas y fraudulentas elecciones a la gente le ha vuelto la esperanza de un cambio que haga nacer un nuevo país insertado enel siglo XXI.
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