Ángel Montiel
Un amigo me confiesa que no aguanta, que va a colgar los guantes como los buenos boxeadores cansados de tantas peleas.
En ese momento suena el teléfono y casi de inmediato está con su desgastada cartera en la mano, junto a la puerta de su apartamento preparándose para salir al mercado.
Suena el teléfono y en vez de decir aló pregunta cuántas latas de sardinas más debe ir a comprar. Suena el teléfono y una nueva lista de alimentos necesarios para poder sobrevivir por un mes.
Suena el teléfono: velas amarillas del tamaño del altarcito de José Gregorio Hernández.
Repica de nuevo el dichoso teléfono, no te olvides de comprar el aceite y te traes de paso otros tres paquetes de harina Pan. Eso nunca está demás.
Suena de nuevo el bendito teléfono, “dice tía María que compres linaza”. Que luego ella te explica para qué.
El jueves pasado lo mandaron a comprar ocho ramplús y medio kilo de
cemento blanco. Su familia pasaba por lo que podríamos llamar una “ansiedad ferretera”. Hace dos días buscaba un cuñete de solución antioxidante para metales. Uno nunca sabe lo que pueda pasar. ¿No oíste lo que dijeron de los militares en la televisión ?
Mientras tanto, sus tarjetas de débito bancario están exhaustas, sin dinero. No hay una peor epidemia que el miedo colectivo. Pensamos que ante cualquier acontecimiento importante, como unas elecciones, es el fin del país. Llega julio, de pronto nos da un vértigo, un vacío y es el fin. Creemos que el día de las elecciones se acaba el mundo.
De nuevo estamos en el último episodio de una larga historia de 25 años de persecución, censura y del colapso definitivo en todos los sentidos.
Nos cuesta entender que estamos al borde de un cambio, de una transición. El país continuará por nuevas rutas en medio de todas circunstancias.
Este mes de julio serenos y confiados escogeremos entre seguir en estas ansiedades y sufrimientos que ya llevan 25 años o cambiamos y construimos juntos el país que queremos vivir encaminado al desarrollo integral en medio de libertades plenas.
No es hora de colgar los guantes como los boxeadores es el momento de actuar sin miedo a las amenazas y al chantaje.
@angelmontielp
angelmontielp@gmail.com
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El Pepazo