El entrenador es el dueño de dos hechos inéditos del hipismo nacional. En una misma semana ganó en Santa Rita, Valencia y La Rinconada. Y es el primer trainer en ganar la triple corona en el óvalo carabobeño. «Espero sacarme la espinita de entrenar en Caracas para mostrar lo aprendido. Vamos bien y estamos para grandes cosas”
Luis Carlucho Martín
Ser el único es una condición que se pierde cuando alguien sigue, emula o supera tus logros, lo cual no es imposible; pero ser el primero es un sello de los afortunados, de los pioneros. Esos pasan a la historia…
Hasta hoy, Ismael Alexánder “Pocho” Martínez Segovia, es el único entrenador de caballos de carreras que ha ganado en una misma semana en los tres hipódromos del circuito nacional. Sucedió en septiembre de 2007, cuando estaba asentado el Hipódromo Nacional de Valencia, HINAVA: El 13 ganó en Santa Rita con Fan Mary, (Cotton Cat en Perfilada, por Mister Modesty) conducida por Johán Aranguren; el 14 ganó en Valencia con Biscuit (In Character en La Prochaine, por Deep Roots) con el jinete Luis Fontes y el domingo 16 en La Rinconada se adjudicó la Polla Asocrinca sobre 1.800 metros con Adding Machine (Tierra de Fuego en Anchorage por Inland Voyager), montada por Jean Carlos Rodríguez.
El inédito hecho enorgullece a Ismael Martínez, pero no le quita el sueño, porque está consciente de lo difícil, aunque no imposible, que significa surgir y mantenerse en la cúspide en tan exigente profesión. Además, este aventajado entrenador con apenas 28 años de edad protagoniza otro acontecimiento de privilegio: Es el primero en triplecoronarse en el competitivo óvalo valenciano, hazaña alcanzada en 1996 con su consentida Money Plus (Mazag en Kerry Lake por High Echelon), a la que anualmente homenajean con una copa especial en su nombre. (Money Plus: De 26: 17-3-2-1 y 3 fuera de pizarra, con producción de 26.112.300 bolívares. Es la madre de la súper campeona Gran Estefanía, ganadora selectiva en el Hipódromo La Rinconada).
Para hablar de sus inicios, “Pocho” hurga en las alforjas de sus vivencias. “Mi papá y mi tío Antonio, QEPD, me llevaban desde muy niño al hipódromo. Además, mi abuelo Ismael siempre veía las carreras de caballos por televisión para ligar su cuadrito del 5y6. De allí viene mi afición y mi pasión por el hipismo venezolano”, confiesa entre añoranzas y agradecimientos infinitos.
Martínez, graduado como entrenador en 1992, egresado de la promoción Carlos Morales Salas, relata con cierta nostalgia que su primer triunfo, con el ejemplar Sha Gold (Eigtheen Karat en Ann por Letoile, del stud Alebor, del señor Eddie Shamie), lo obtuvo luego de un año y 4 meses de ejercicio profesional, el cual había iniciado infructuosamente en Carabobo con los ejemplares Tío Willy (procedente de la cuadra de su mentor Agustín Bezara Castro) y Guaripera del stud Mondego de Custodio Correia.
Sha Gold llegó a sus manos gracias a recomendaciones del también entrenador Julio Escalona, a quien estará por siempre agradecido igual que con el propietario del Alebor. Paulatinamente fueron llegando más ejemplares a su cuadra, entre ellos los del Cigar…
Aquella larga sequía de triunfos casi hace claudicar a Martínez, pero fue perseverante y hoy, inscrito en los registros de la hípica nacional, revela algunas claves del éxito: disciplina, planificación, constancia, seriedad, buenas relaciones con propietarios y buena caballada, a lo que suma la fe, su creencia en Dios, en José Gregorio Hernández y la Divina Pastora, y su inspiración en la familia, núcleo al que dedica cada logro y lei motiv de su vida.
Infancia feliz
Muy cerca de la escuela Agustín Aveledo y del Liceo Luis Espelozín, de Gato Negro, Catia –instituciones en las que Martínez logró su primaria y bachillerato, respectivamente– se erige una humilde barriada en la que “Pocho” –bautizado así por su madre, debido a su voraz apetito comparable al del protagonista de la comiquita “Pocho El Glotón”–, creció entre las andanzas de aquella muchachada de los años 70 y 80.
Nació en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas el 1º de mayo de 1968. Su particular carácter enérgico, bonchón y de “tremenduras”, que descargaba en el viejo tablero de basket 3×3, más su don de conversador, le generó popularidad entre sus vecinos, con los que cosechó gratas amistades que permanecen en el presente.
Por eso añora aquellos días del barrio, al que visita dos o tres veces por semana, para compartir con sus padres Vivián Martínez y Alicia. Además expresa profundo respeto y amor por su hermana Coralia, así como por su esposa Nayarí Daza, sus hijos Ronny, Vanessa, Isnay y Leismar, y su bella nieta Sophía; familia en la cual concentra toda su energía en cada momento de altibajos, en cada situación difícil que ha sabido sortear con madurez y en cada decisión que hoy lo coloca al frente de la cuadra 22 del hipódromo La Rinconada como un trainer que con apenas 17 ejemplares sueña con seguir mejorando y que debido a su comprobada experiencia espera más apoyo de los propietarios emergentes. “Quiero seguir demostrando aquí. Quiero mucho mi hipismo, por eso, al menos por ahora, no pienso entrenar fuera de mi país”, dijo.
Gratitud ante la vida
Sin negar adversidades, asumidas con la serenidad de un sabio ganador que aprendió a mitigar los tropiezos y a decantar entre las sombras los aspectos positivos, “Pocho” considera que tiene mucha salsa en su torrente sanguíneo. Amante de la Sonora Ponceña y El Gran Combo –sana y rítmica patología adquirida en su niñez catiense– exalta el significado de la gratitud, valor humano que expresa principalmente hacia Oscar Mirabal, del stud Cigar –siempre fue un apoyo, en lo anímico y lo logístico, para sus inicios en Valencia y su actualidad en La Rinconada–. También agradece al señor Annuncio Stanchieri (+) y su familia, a través del señor Mauro, quien le retribuye con ejemplares del stud San Remo para que siga su dura pero satisfactoria carrera.
Admiración y más agradecimientos
A mucha honra se declara seguidor de los Tiburones de La Guaira, un componente de absoluta lealtad, reafirmada en su exigua lista de personajes admirados: Oswaldo Guillén y Francisco “El Kid” Rodríguez, insignes peloteros que, con sus logros y temple dentro y fuera del país, han servido para que “Pocho” modele algo de su inquebrantable carácter.
Lo mismo sucede con la figura de Michael Jordan, “el más grande de todos los tiempos en el baloncesto”. Otro que lo ha inspirado a sentirse ganador aun en momentos difíciles en lo personal y lo profesional.
Imposible dejar por fuera su equipo de trabajo integrado por Dennis Richard, Julio Mancero, Alejandro Escobar y Andrés Adams. “Tengo excelentes galopadores. Juntos guiaremos este barco. Somos un equipo que trabaja en armonía. Seguiremos obteniendo logros; de eso no tengo dudas. Creo que vamos por grandes cosas”, sentenció cargado de optimismo.
De amigos …
A sabiendas de que ha cosechado grandes amistades no duda en mencionar al “hermano” que le dio la vida, Julio Valdez. “Son muchas cosas juntos”, expone. Y de inmediato vuelve a mencionar al dueño del stud Cigar, Oscar Mirabal: “Con él me estabilicé en Valencia, gracias a los caballos que me confió. Y luego de mi retiro fue él quien me propuso regresar, pero en Caracas. Me ofrecía 17 caballos, de intermedia calidad. Le consulté a mi familia. Me apoyaron. Y así regresé a lo que amo. Voy bien, pero con un inicio difícil, porque así es este medio”, expone con convincente conocimiento de causa.
Rodeado de los mejores
Martínez considera una dura tarea escoger nombres para citar a los mejores en su profesión. Pero luego de una concienzuda reflexión se anima. “Aparte de Money Plus, mis otros ejemplares especiales son Money River (Striding Out en Red River por Heron Bay), que se midió a los mejores incluyendo los de La Rinconada y Gran Relámpago (Rush Dancer en Toledana por Kirby Lane,) excelente corredor que se lesionó invicto a un paso del tercer peldaño de la triple corona de Valencia”, indica con notoria añoranza.
Mientras sigue buscando en sus recuerdos se confiesa seguidor de las películas de Rocky. “No me importa verlas 1.500 veces. Así me relajo. Jajaja”, expone con pasmosa sencillez. También admira a Denzel Washington. “Un excelente actor”, opina.
Seguidamente indica que de los caballos que vio correr My Own Bussiness (Voyageur en World Medley por Verbatin) acapara su favoritismo. De inmediato vuelve a la actualidad y exalta el triunfo obtenido recientemente con Fidanzata (Luminoso en La Sposa por Granducca Da Martina) en La Rinconada. “Es mi primer Grado I”, dice con orgullo, en referencia a su primer Clásico Joaquín Crespo, tercer peldaño de la triple corona de yeguas, que ganó para satisfacción de la familia Stanchieri y el San Remo.
De igual modo, expresa abierta admiración por tres de sus colegas: “Aprendí mucho del arte de entrenar con mi maestro Agustín Bezara Castro. Estuve cinco años en su caballeriza. Seguidamente observé y aprendí del trabajo de dos grandes como Carlos Morales Salas y Juan Carlos Ávila”, indicó.
Rutina de ganador
Por lo pronto, Ismael Martínez quiere seguir afianzándose en La Rinconada, con su inmodificable rutina que inicia a las 3:30 de la madrugada, para acudir al hipódromo, donde comparte trabajo tanto en la caballeriza como en la pista. Junto al equipo elabora sus reportes informativos. “La clave del éxito con los propietarios es la transparencia, la verdad. Hay muchos que no les gusta, pero es la mejor manera, sin generar falsas expectativas sobre sus ejemplares”.
Su normal aspiración es aumentar los triunfos, mostrando lo que ha aprendido en 32 años de ejercicio profesional, experiencia que le permite sugerir a las nuevas generaciones que se mantengan siempre actualizados, con perseverancia y honestidad, claves para triunfar.
“Haberme ido muy joven a Valencia fue mi mejor decisión. Retornar, pero en La Rinconada me sirve para sacarme la espinita de entrenar en Caracas. Vamos bien. Ya dije que estamos para grandes cosas”, puntualizó «Pocho», convencido de su potencial, en esta etapa de reivindicación, sabiéndose dueño de aspectos inéditos en la hípica nacional, en la que supera los 1.500 triunfos con más de 105 de corte selectivo, a lo que adiciona dos estadísticas con 90 y 80 ganadas en 2014 y 2015 respectivamente; historial de un retrovisor que limpia el parabrisas de este arrojado trainer que con paciencia va por más.
El Pepazo