Quien vivió la época dorada de Mike Tyson recordará perfectamente lo aterrador que parecía el púgil neoyorkino cada vez que se subía al ring. No le hacía falta un disfraz para generar miedo; su mirada dejaba helados a sus rivales. Los aficionados simplemente se preguntaban cuánto aguantaría su oponente en pie. En los últimos años ha contado una mil veces cómo era su calamitosa existencia fuera del ring. De hecho, fue condenado por violación.

Por desgracia, desde que Cus D’Amato falleció, fue cuestión de tiempo que se ‘estrellara’. Su mítico mentor, que no llegó a verlo coronarse, le proporcionó una vida alejada de las malas compañías que duró más bien poco. Ahora Tyson, que se enfrentará a Jake Paul el 15 de noviembre, quiere olvidar incluso sus antiguos apodos, ‘Iron Mike’ y ‘The Baddest Man on the Planet’.

Cerca de los 60 años (58) y a unos días de regresar al ring para disputar un combate profesional, el campeón de peso pesado más joven de la historia reniega de quien era: “No soporto ser ese tipo. ‘Iron Mike’ y ‘El hombre más malo del planeta’ es una creación. No hay nadie así. La gente así no existe. Simplemente tuve la audacia de decirlo o quizá fue una idiotez”, ha comentado en una entrevista en la CBS el exmonarca de la categoría reina. Ahora el púgil se confiesa un tipo familiar y alejado de la vida de excesos que conoció.

Quizá lo más relevante es que incluso ‘maltrata’ su legado sobre el ring al hablar de lo que significó su indiscutido: «Puedo decir que sangré por basura. Significó mucho en un momento dado; cuando eres un niño pequeño, eso lo era todo para ti, pero luego te das cuenta de que tus prioridades cambian. Y quieres que tus hijos sean felices y hagan cosas buenas, y es eso lo que te hace feliz. Los títulos no son nada”.

En la misma entrevista, también elogió a su próximo oponente, aunque lo ve algo inexperto: «Es un buen peleador, pero sólo ha tenido diez peleas. Eso se considera un amateur en nuestro deporte».