Boxísticamente ‘El Presidente’, como era conocido porque decía sentirse como uno, era imparable entre otras cosas porque tenía una resistencia asombrosa. Era fuerte, potente, con un mentón indestructible, tenía pegada y era muy rápido de manos. Daba miedo porque bufaba como un toro mientras caminaba hacia el ring. En su esquina estaba bien asesorado. A Byrd, que luego fue campeón, lo arrolló en 1999. Dos años antes acabó con el invicto de 27 peleas de David Tua -quien era comparado con Tyson- en el combate de los pesados que registró más golpeos hasta entonces (1.730 en 12 asaltos). Fue un combatazo y una guerra.
Se inició en el pugilismo tras ver el combate de Mike Tyson contra ‘Buster’ Douglas (1990) y muy poco después, con 19 años, Ike llegó a Estados Unidos junto a su madre para instalarse en Dallas (Texas). Dos meses después de la pelea con Tua, el boxeador nigeriano secuestró al hijo de su novia y tuvo un accidente automovilístico en el que el menor resultó gravemente herido. Aquello le costó tres meses de cárcel.
Los escándalos comenzaron a perseguirlo y, en julio de 1999, Ibeabuchi fue arrestado en Las Vegas por violar a una empleada de un casino. Luego se supo que era la segunda acusación por este motivo, aunque el primer caso no prosperó por falta de pruebas. Se le diagnosticó un trastorno bipolar y estuvo 16 años en prisión. Cuando salió, fue enviado de nuevo a la cárcel -esta vez en Arizona- por violar su libertad condicional. El motivo, que incumplió una orden judicial de 2003 de la que afirmó no estar al tanto. Salió finalmente en septiembre de 2020. Tras varios amagos (iba a volver en la cartelera del Pacquiao vs. Bradley), Ike regresa para enfrentarse al egipcio Ayman Farouk Abbas (4-10-1, 1 KO).
El Pepazo/Marca