Captura de 10 presuntos miembros de los ‘Maracuchos’ reveló la grave situación de seguridad allí.
Jonathan Toro
Durante los nueve meses de terror que ha vivido la capital del país por cuenta de una serie de macabros asesinatos que se originaron por una sangrienta guerra que libran tres bandas transnacionales por el control del narcotráfico, tanto los organismos de seguridad como el mismo Distrito se han empeñado en decir que “Bogotá no está controlada por ninguna estructura criminal”, como lo señaló la alcaldesa Claudia López.
Los tres cuerpos sin vida en el Amparo estaban envueltos en bolsas. Foto: Archivo particular
Las muertes violentas eran la forma que tenían estas estructuras para demostrar quién ejercía control criminal sobre las zonas estratégicas para el narcotráfico en Bogotá.
Sin embargo, luego de la captura de 15 presuntos miembros –10 de ellos judicializados– de la banda criminal ‘los Maracuchos’ en el barrio Santa Fe, en Los Mártires, quedó en evidencia no solo la fuerza que desde el 2019 este grupo logró, sino que además reveló la estructura de control y dominio que ejercían sobre ese territorio de la ciudad. Prostitución, narcotráfico, homicidios, sicariato y hasta llamadas ‘casas de pique’ son algunas de las actividades que delincuentes extranjeros lograron conquistar en ese sector del Centro.
Pero esta situación no es nueva, bien es conocido que el sector de Santa Fe ha sido uno de las más complejos de controlar históricamente por las autoridades debido a la fuerte presencia de prostíbulos, droga, mafia, hurtos de toda clase y hasta en determinado momento de la historia, por ser el epicentro de encuentro de algunos de los políticos más importantes del país.
De la más reciente intervención a este lugar, la Fiscalía señaló que dos hombres eran los encargados de mover los hilos de la delincuencia en el barrio. Leonardo Andrés Araújo, alias Leo, y Samuel Bilora, alias Lobo, tenían la última palabra sobre lo que pasaba o no en las calles del Santa Fe. “Las muertes violentas eran la forma que tenían estas estructuras para demostrar quién ejercía control criminal sobre las zonas estratégicas para el narcotráfico en Bogotá”, señaló el director de la Fiscalía seccional Bogotá, José Manuel Martínez.
No obstante, antes de que las autoridades les propinaran el duro golpe y se revelara la gravedad de la situación de seguridad en esa zona de la capital, EL TIEMPO ya había contado la angustia de los habitantes del sector que denunciaban que bandas extranjeras, hasta ese momento no identificadas, se habían tomado el control de sus calles, incluso por encima de la acción de la Policía Metropolitana de Bogotá.
“Definitivamente, estamos encerrados. La situación se desbordó y la prostitución se salió de su zona de tolerancia. Todo está sitiado y en todo momento; ya no es solo en las noches. En las tardes o en cualquier hora tenemos temor de salir a la calle porque se encuentra uno con cosas que no quiere ver”, señaló uno de los habitantes del barrio Santa Fe, que prefirió reservar su identidad.
El hombre aseguró que en esta parte de la ciudad también viven personas y familias normales como en cualquier otro barrio. “Nosotros no podemos salir a disfrutar con nuestros hijos porque estamos en constante peligro. Aquí hay una guerra entre bandas que se pelean día y noche la venta de todo tipo de drogas y por eso se están matando. Salir al colegio con los niños y que ellos tengan que ver muertos en las calles es algo que nadie imagina”, agregó.
La toma de Santa Fé
Casa allanada por las autoridades en Chapinero de donde pudo salir un carro Renault Logan con cuatro cuerpos embolsados. Foto: Angie Tellez /Citytv
“Los venezolanos llegaron y se tomaron las mafias que ya estaban establecidas aquí y eso ha matado una cantidad de gente que no se imaginan. Sin mentirle, por semana están matando entre dos y tres personas y es entre ellos mismos, incluso, con la Policía ahí. Pero es que es muy difícil porque aquí tienen amenazado a todo el mundo”, contó otro vecino del sector.
Y es que según un investigador de inteligencia de la Fiscalía, la llegada de los grupos criminales extranjeros a esta importante zona para el narcotráfico de Bogotá se remonta al 2019, cuando empezó una fuerte batalla entre ‘los Maracuchos’, el ‘Tren de Aragua’ y el reconocido capo venezolano ‘Yeiko Masacre’.
“La delincuencia se maneja desde Santa Fe con venezolanos expertos, que no son cualquiera, que hacen mutaciones en todos los delitos. En Santa Fe había varias bandas, entre esas ‘los Maracuchos’, otros de la Pedro Pablo (colombianos) y el ‘Tren de Aragua’; ellos empiezan a tomarse ese territorio y le agregan un componente especial: la prostitución, que se convierte en una red información y es una red de encubrimiento”, afirmó el investigador.
Pero la situación con ‘los Maracuchos’ en el Santa Fe es solo la punta del iceberg, porque aunque los residentes identifican la presencia de esta organización, también alertaron de la fuerte asonada que viene haciendo el ‘Tren de Aragua’ para lograr mantener el control que ganaron desde hace 4 años, cuando llegaron a dominar las redes criminales de la ciudad que ya estaban cooptadas por ‘los Maracuchos’.
Dice el investigador que de ese encuentro entre bandas transnacionales es que empieza la guerra por Santa Fe. “Se empiezan a presentar estos fenómenos que tienen los ‘embolsados’ y las torturas. A ellos no les importa, no les importa absolutamente nada, pero sí les preocupa que los vayan a coger. Ellos tienen una organización muy grande, parecida a la de ‘los Paisas’, si le cogen un sicario, si le capturan a una cabecilla, le colocan la asistencia jurídica y le dan protección a la familia. Todo se maneja desde Venezuela”, enfatizó.
Pero ni las bandas criminales que ya estaban asentadas en Santa Fe se salvaron de quedar en medio de los conflictos entre las estructuras venezolanas. Los grandes capos de la prostitución entregaron sus negocios y empezaron a trabajar para los nuevos “duros”, como les llaman a los miembros de ‘los Maracuchos’ y del ‘Tren’.
De acuerdo con la investigación de la Fiscalía, estos grupos someten a extorsiones a las trabajadoras sexuales y les cobran una suma de hasta 1’200.000 de pesos por pararse en una esquina; incluso, una de las víctimas de los violentos homicidios fue una de estas mujeres que se habría negado a pagar la extorsión y fue torturada y desmembrada en una de las ‘casas de pique’, que pertenecería a alias Otto, uno de los delincuentes que prestaba sus propiedades para asesinar a las víctimas.
Geolocalización del crimen
Como lo confirmó el comandante de Policía de Bogotá, general Carlos Triana, en el barrio Santa Fe se concentran cinco predios donde se habría asesinado y embolsado a las nueve víctimas de ‘los Maracuchos’.
No obstante, la geolocalización del crimen no solo se ha concentrado en esta zona de la ciudad, que es el centro de operaciones de esta banda transnacional. Un predio en Patio Bonito, en Kennedy, otro en el Amparo, en la misma localidad, y uno más en San Bernardo, en Santa Fe, parecen completar el mapa de los lugares donde se han extendido las redes de los homicidas.
Pareciera que los tentáculos de diferentes grupos delincuenciales se están extendido a otras localidades de la ciudad como Chapinero, donde la semana pasada allanaron una presunta casa de pique y en el corredor de la av. Caracas desde la calle sexta y hasta la 63, donde las construcciones abandonadas se han vuelto el lugar propicio para incubar actos delictivos.
Pero lo terrible de esta situación es que, según la información recopilada por la Fiscalía y revelada en la audiencia de legalización de captura, los hechos cometidos en estas propiedades eran de conocimiento de la comunidad que permanecía bajo amenaza, al igual que los crímenes en los hoteles Royal Suite y Santa Fe Suite que nunca pudieron ser prevenidos por las autoridades.
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El Pepazo/El Tiempo Colombia