Las autoridades reportaron al menos cinco personas ahogadas. Intentaban ayudar a residentes cercados por el agua.
Al menos cinco personas que realizaban tareas de rescate tras el paso por Filipinas del poderoso tifón Noru, perdieron la vida tras ser arrastrados por el agua. Las víctimas eran parte de un equipo que intentaba evacuar a vecinos de un barrio en San Miguel, un pueblo de la provincia de Bulacán, en la isla de Luzón, región amenazada por el desborde de un río.
El oficial de emergencias de San Miguel de Bulacán, Renan Herrera, confirmó las muertes y dijo que los rescatistas pudieron haberse ahogado en la inundación.
Un tanto más preciso en su información fue Daniel Fernando, gobernador de la provincia de Bulacán, al norte de Manila. El funcionario dijo que los cinco rescatistas utilizaban un bote para ayudar a residentes atrapados en las inundaciones cuando fueron golpeados por un muro al derrumbarse y parecían haberse ahogado en las rápidas aguas.
«Eran héroes vivientes que estaban ayudando a salvar las vidas de nuestros compatriotas en medio de esta calamidad», afirmó Fernando a la radio DZMM. «Esto es muy triste, la verdad», añadió.
Por su parte, el teniente coronel Romualdo Andres, jefe de la policía del municipio de San Miguel de Bulacán, cerca de Manila, la capital, afirmó que los rescatistas “fueron enviados por el gobierno provincial a una zona inundada».
Unas 75.000 personas fueron evacuadas de sus casas antes de la llegada de la tormenta, y el servicio meteorológico advirtió de que las fuertes lluvias causarían «grandes inundaciones» en áreas vulnerables, deslizamientos y destrucción de cosechas.
En la isla de Polillo, en el nordeste de Quezon, un hombre resultó herido tras caer del tejado de su casa, según las autoridades. Solo en esa provincia, más de 17.000 personas fueron trasladadas a refugios de emergencia desde comunidades de alto riesgo propensas a las marejadas, inundaciones y aludes de tierra.
Más de 3.000 habitantes fueron evacuadas en la Manila metropolitana, que sufrió vendavales y lluvias durante la noche. Las clases y las tareas del gobierno se suspendieron el lunes en la capital y sus alrededores como precaución pese a la mañana soleada.
Todas las provincias norteñas de Aurora y Nueva Écija, golpeadas por el tifón, seguían sin luz el lunes y había equipos de reparación trabajando para restaurar la electricidad.
El secretario de Energía, Raphael Lotilla, dijo al presidente, Ferdinand Marcos Jr., que había llamado para evaluar los daños y coordinar la respuesta al desastre.
El paso devastador del supertifón Noru por Filipinas
El supertifón Noru arremetió contra el país archipiélago tras una explosiva intensificación de sus vientos. Según el servicio meteorológico del país, tocó tierra unos 100 kilómetros al noreste de Manila, antes de perder fuerza al atravesar el territorio filipino.
En su apogeo, el domingo por la noche, Noru presentó vientos máximos sostenidos de 195 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 240 kilómetros por hora. Para el lunes por la mañana había remitido a 140 km por hora y ráfagas de 170 km por hora, y se desplazaba al oeste en el Mar de China Meridional a 30 km por hora, según la agencia meteorológica.
En la mañana del lunes no había señales de la gran devastación que muchos temían en la capital.
«Estamos listos para todo esto», aseguró el presidente Ferdinand Marcos Junior en un encuentro con agencias de manejo de desastre. «Pensarán que nos excedimos (pero) no existe el exceso cuando se trata de catástrofes», agregó el mandatario.
La más potente tormenta en azotar este año a Filipinas arrasó la isla principal de Luzon entre domingo y lunes, cuando derribó árboles e inundó comunidades.
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El Pepazo/Clarín Argentina/Con información de agencias.