Golden State Warriors fue muy superior a una franquicia que no encuentra su rumbo
E. MUÑOZ FERNÁNDEZ/E. CORBELLA
Historias para no dormir y que parecían ser reales conforme los minutos caían en la Bahía de San Francisco. Los Ángeles Lakers debutaban en la nueva NBA con muchos deberes, muchas dudas y la peor plaza posible, la casa del campeón. Los Warriors no tuvieron piedad, y prolongaron su fiesta destrozando a un equipo que ya está a la deriva desde el inicio de curso (123-109).
El partido se resume en poco más de cinco minutos tras la reanudación. Hasta ahí pelearon (52-59, descanso), pese a facturar un pobrísimo 3/21 desde la línea de triple. Después aterrizaron los Warriors, y su acelerón no tiene parangón en equipo alguno. Ni mucho menos en su rival de la noche en la Bahía.
Allí, la franquicia angelina se pudo agarrar con los triples de Nunn y LeBron James (58-63, 22′), pero los Warriors pusieron la directa con siete de Klay y un ámbito marca de la casa que no se les olvida, las transiciones. Primero, con un triple de JaMychal Green, otro de Curry a la contra y para seguir haciendo daño aparecía Jordan Poole en individual y jugando con Wiseman (66-91, 29′).
Juego, set y partido, si esto fuese tenis. Y aunque Dervin Ham mantuviese en cancha a Davis y LeBron, y se redujesen distancias porque los Warriors no volvieron a tener esa chispa, cosas de la pretemporada, del inicio… Hubo poca historia. Porque Westbrook puso la distancia en 10. Pero Curry reaccionaba y aportaría nueve en 46 segundos enviando al color oro y púrpura a la lona. El partido se sentenciaba con la sensación de superioridad en los que habían recibido su merecido anillo de campeón de la NBA (123-109).
Las estrellas respaldan
La derrota angelina tiene su mejor cara en el de casi siempre, LeBron James. Sigue ampliando sus registros históricos, y consiguió alcanzar su partido 300 con al menos más de 30 puntos y 10 rebotes, solo Shaquille O’Neal ‘huele’ esa marca con 296. ‘Bron’ estuvo ágil, dinámico, incluso algo castigado por los árbitros, pero no pudo decantar su duelo en el debut.
Porque los Warriors son una fiesta. Y cuando más apretaban los Lakers, como tras el descanso o en los minutos finales apareció Stephen Curry para dar una lección. 33 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias y 4 robos en el primer contacto con la temporada del último MVP de las finales, santo y seña de unos Warriors que asustan.
Triples y banquillo
Y eso es lo que les diferencia de los Warriors, siempre al mando, con 16 triples de 45 intentos, y unos suplentes que respaldaron la monstruosa actuación de Curry (33), Wiggins (20) y Thompson (18) pues Poole (12), Wiseman (8) o DiVicenzo (7) aparecieron cuando el partido se lo pedía. Una historia para no dormir en un lado y para alegrarse en el otro.
Empezó la temporada NBA con el emotivo homenaje de Boston al legendario Bill Russell y con el partidazo que enfrentó a los Celtics con los Philadelphia 76ers.
«Era un gran hombre. Un campeón dentro y fuera de la cancha. Le estamos agradecidos para siempre. Este mundo tuvo suerte por tenerle, que descanse en paz», dijo Jaylen Brown sobre Bill Russell durante el homenaje al mítico pívot.
Jaylen Brown (35 puntos y 4 triples) y Jayson Tatum (35 puntos y 12 rebotes) llevaron a los Celtics al triunfo bien secundados por Marcus Smart (14), Grant Williams (15) y Malcolm Brogdon (16).
Tyrese Maxey (21) fue el otro jugador de Philadelphia que alcanzó los dobles dígitos.
El Pepazo/Marca