Jhon Narváez es el cartagenero que pasó de agitar la movida cultural de la ciudad al cine. Es el protagonista de la nueva película sobre el salsero colombiano.
John Montaño
Corresponsal de EL TIEMPO
Cartagena
Jhon Narváez, el actor irreverente que se convirtió hace unos años en el ‘capitán Cartagena’- un superhéroe cuya capa era una bolsa plástica negra y que buscaba reivindicar la lucha de los pobladores de la histórica ciudad-, ahora encarna a Joe Arroyo en la película ‘Rebelión: Joe Arroyo, el grito de un legendario’, que se estrenará el próximo 3 de noviembre en las salas de cine de todo el país.
Al lado de Narváez, en el papel de Mary (el gran amor de Joe), está la experimentada actriz Angie Cepeda
«Para mí Joe fue la portada del disco, las fiestas de familiares y amigos. Mi familia paterna compraba el disco enseguida que salía. Siempre fue un referente y un motivo de orgullo e identificación».
El nuevo retrato, fuerte y conmovedor, del artista que tocó el cielo con su música, pero que también arañó las puertas del infierno con sus adicciones, fue dirigido por José Luis Rugeles, y basado en los dos libros sobre el cantante del periodista Mauricio Silva.
Y quién mejor para interpretar al ‘Centurión de la Noche’ que un cartagenero venido de las entrañas populares de una ciudad desbordada por la desigualdad, que no le da tregua a la pobreza y donde muchos de sus jóvenes talentos, incluido el propio Joe Arroyo, se tuvieron que marchar para brillar en lejanas latitudes.
Narváez, de 45 años, ya ha sido aplaudido por sus magistrales interpretaciones en La Niña Emilia –la exitosa serie para televisión producida por Telecaribe– y la cinta colombiana Pájaros de verano, dirigida por Cristina Gallego y Ciro Guerra, donde interpretó a un traficante de la bonanza marimbera en La Guajira.
Jhon Narváez es egresado del colegio INEM y estudió dirección de cine en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba, y Lingüística y Literatura en la Universidad de Cartagena. Además de la actuación lo obsesionan los movimientos culturales y la deuda histórica que tiene su ciudad con los jóvenes. De ahí el sobrenombre que alguna vez le acuñara una amiga extranjera: el agitador de la cultura.
Al lado de Narváez, en el papel de Mary (el gran amor de Joe), está la experimentada actriz Angie Cepeda.
Lo que pocos saben es que Jhon Narváez- además que ser un talentoso actor, con una prometedora y ascendente carrera, que ya lo ha llevado a actuar en filmes de Brasil, Argentina, República Dominicana e Italia- es un agitador cultural, y uno de sus grandes referentes, desde niño, fue siempre Joe Arroyo.
“Para mí Joe fue la portada del disco, las fiestas de familiares y amigos. Mi familia paterna compraba el disco enseguida que salía, también admiré sus videos musicales. Siempre fue un referente y un motivo de orgullo e identificación”, dice el joven actor.
En la piel del ídolo
«Ahora sabía que era una película sobre el Joe Arroyo: la banda sonora de mi vida, la de mi familia, las raíces de mi ciudad, mi cultura… lo que significaba para mí este personaje»
Interpretar a Joe le llegó con el comienzo de la pandemia. Corrían los primeros días del mes de marzo del 2020 y el coronavirus apenas era una amenaza que venía de la China.
La visita de Michael Douglas, estrella del séptimo arte, a Cartagena, como preámbulo al Festival Internacional de Cine, copaba los titulares de prensa. En el Palacio de la Proclamación, en el corazón histórico de la ciudad, Douglas recibió la estatuilla de la India Catalina, y con este acto se dio apertura oficial al festival de cine más antiguo del continente.
“Voy caminando por el centro y me encuentro con un vale que se mueve en el mundo del cine: Andrés Tudela. Él me pregunta si sé cantar. Le digo que sí. Hay que mentir, a veces, en esta vida de luchas cotidianas (risas)”, recuerda hoy Narváez en un café de Cartagena.
“Nos paramos frente a la torre del reloj público y Tudela me dice: ‘Pues canta’. Le respondo, ‘ajá, trata la seriedad, déjame preparar una canción’, nos vemos mañana. Eso fue un martes. Para el día siguiente preparé la canción de Ismael Rivera: Dime por qué”, cuenta.
Ese día, además, sin saberlo, haría la primera prueba de actuación: un corto video con un monólogo improvisado. “Tudela, sin entregar mayores detalles insistió: esto es para ti”, sostiene.
Pero el viernes de esa semana de marzo del 2020 cerraron el mundo y anunciaron el avance de la pandemia. En Cartagena el Festival de Cine fue cancelado en su tercer día de proyecciones.
Además de toda la angustia que había en los hogares colombianos por la pandemia, y por los alcances de un encierro incierto, este joven cartagenero y soñador vivía una angustia existencial por ese misterioso proyecto artístico que, según le había dicho su entrevistador, estaba hecho para él.
Narváez entregó el apartamento que había arrendado y regresó a casa de sus padres, en los extramuros de la ciudad colonial, para alimentarse del calor popular y del amor de su hogar. También se refugió en una escuela de artes que había cerrado por pandemia.
«Ese primer casting fue muy duro porque soy un cantante bajo y Joe era demasiado alto».
“Ese año no se filmó casi nada en el mundo. El cine fue una industria arrasada por la pandemia. En diciembre vi por redes sociales que estaban buscando en Bogotá un fenotipo afro, hombre, que cantara”, recuerda.
En febrero del 2021 lo llamó uno de sus grandes amigos: Ramsés Ramos. “Él es uno de mis maestros y un referente cartagenero para los que luchamos por la cultura. Ramsés me pregunta si sé cantar. Sin dudar le respondo que sí (risas). Volví a mentir”, dice.
Ramsés le pidió que eligiera una canción y, por cosas del destino, cantó Tumbatecho, de Joe: ‘Llegó a su casa derecho, rumbeado por el despecho… De hecho cayó al lecho mirando al techo…’
A la semana siguiente, volvió a armar su maleta de sueños y viajó a Bogotá para otro proyecto en el que andaba, y allí, en la fría capital, recibió un llamado de los productores del proyecto.
“Ramsés me pidió que grabara otro video con el celular. Era una escena con diálogos. Luego me llama Federico Durán, un productor, excompañero mío en la escuela de cine de Cuba, y me dice: ‘estamos haciendo una película sobre Joe Arroyo, y tú sin tener mayor información le pegaste en el clavo. Estamos muy sorprendidos. ¿Es verdad que tú estás en Bogotá? Y le respondo que sí”.
El primer ‘casting’
«Lo que hicimos fue retratar lo que vivió el artista en habitaciones de hotel donde compuso canciones. Allí llegaba a sus horas más profundas y sus momentos de mayor inspiración…».
“Ese primer casting fue muy duro porque soy un cantante bajo y Joe era demasiado alto. Al final del casting el director me dijo, en mi cara: ‘me gustó mucho tu actuación pero me preocupa el canto. Voy a ver a otro actor ahora y te llamo por la tarde’”.
Debido a sus compromisos como gestor cultural, esa misma tarde debía volver a Cartagena.
“No podía pensar en otra cosa. Ahora sabía que era una película sobre el Joe Arroyo: la banda sonora de mi vida, la de mi familia, las raíces de mi ciudad, mi cultura… lo que significaba para mí este personaje… todo eso me revolvía la cabeza. Era significativo este personaje para mi vida, y un símbolo de las luchas que había emprendido”, dice.
Todo esto pasaba a inicios del 2021, casi un año después de esa primera canción y video en la torre del reloj de Cartagena.
“El jueves siguiente me llama ‘Chepe’, el director, y me dice: ‘John, grábate tres canciones: Noche de arreboles, cualquiera que tú quieras del Joe y la tercera de otro músico con que te sientas cómodo. Los productores te quieren volver a ver’”.
Además de Noche de arreboles, cantó El caminante y Un beso y una flor, y envió el video.
“El sábado siguiente, terminando la tarde, venía con mi hermano para el centro cuando me llama el productor Federico Durán. ¿Quién te llama un sábado a las 6 de la tarde para decirte que no? Esa era la llamada que estuve esperando por muchos años. ¡El papel era mío!”, dice.
De inmediato comenzó a estudiar canto con Noelia Castilla, vocalista de la banda No Futura. “Ella es una artista cartagenera muy talentosa. Perdón: cartagenero y talentoso es una redundancia”, agrega con orgullo.
Un mes después estaba en Bogotá en la preproducción y estudiando nuevamente canto, esta vez de la mano del ‘Pantera’, un vocalista salsero que acompañó a Joe por muchos años. En mayo arrancó el rodaje, mientras en las calles de Bogotá estallaban las protestas sociales más violentas del continente de los últimos años, solo comparadas con lo ocurrido en Chile.
Es una película íntima
«Cartagena tiene ese lastre de la colonización aún vivo. Eso se puede ver en las calles. El blanco que visita la ciudad desde el interior del país se cree más, hay discriminación en todas las esquinas».
La historia sucede en interiores y presenta una radiografía de la vida del artista en su intimidad.
“Es como si uno se asomara por la rendija a la vida de un gran artista”, explica.
La cinta muestra lo que él vive entre concierto y concierto, entre sus viajes.
“Hablé con Mary y sus hijas y ellas me contaron que vivían en hoteles. Joe viajaba tanto que vivían en hoteles, y ellas también se convirtieron en seres noctámbulos”.
Pero la pandemia no se había ido y en las primeras semanas de rodaje el maquillador de Narváez y uno de los productores dieron positivo para covid, y la filmación estuvo a punto de suspenderse. Pararon unos días y continuaron.
“Lo que hicimos fue retratar lo que vivió el artista en habitaciones de hotel de todo el mundo, donde compuso canciones. Allí llegaba a sus horas más profundas y sus momentos de mayor inspiración, pero también a sus más terribles depresiones”.
Las múltiples habitaciones de hotel que habitó el Joe se recrearon en Bogotá, y las escenas en exteriores se filmaron en Nueva York.
“En Nueva York estuve dos semana rodando, fue un cuento, porque al comienzo yo no tenía ni visa”, dice el actor.
Narváez recuerda que cuando Joe murió en el 2011 se fue para Barranquilla con una amiga al funeral. Barranquilla entera se volcó a la calle, mientras en Cartagena no hubo ni un homenaje del Distrito. Indiferencia total con el músico más exitoso de la ciudad.
“Cartagena tiene ese lastre de la colonización aún vivo. Eso se puede ver en las calles. El blanco que visita la ciudad desde el interior del país se cree más, hay discriminación en todas las esquinas”, relata.
El capitán Cartagena va a Cannes
«Tenemos la muralla en el alma, hasta aquí llegas tú. Los porteros cuando te ven cartagenero no te dejan pasar. Es el resultado de esos procesos de colonización de divide y vencerás…»
Pese a la fama, Narváez sigue siendo un defensor de eso de lo que no se habla en los colegios de la Ciudad Heroica y que debería ser una cátedra obligatoria: la cartageneidad.
En los últimos 15 años ha sido el autor intelectual de algunos de los eventos y momentos culturales más importantes e incluyentes de Cartagena, entre ellos el Festival Audiovisual Tornado Cartagena; el Colectivo Pedro Romero Vive Aquí, ‘La fiesta Champetú’, y el inolvidable ‘Capitán Cartagena’, ese héroe afro cuyo fin era rescatar la cartageneidad y abrir espacios culturales para los jóvenes.
Este superhéroe popular nació de una visita de Narváez al cuestionado Concejo de la ciudad.
“Como cualquier joven cartagenero me visto con camiseta, bermuda y unas chancletas y voy el Concejo, que estaba a cinco cuadras de donde vivía en esa época. A media cuadra de la entrada veo que dos policías y un celador me escanean de arriba abajo. Yo fresco, entro y me siento. De pronto un policía me toca el brazo y me dice que me tengo que salir, dizque porque mi forma de vestir no es la apropiada para un recinto honorable. ¿Honorable el Concejo de Cartagena?”, dice y suelta una carcajada monumental.
Esa rabia y discriminación que sintió aquella mañana fue el detonante para crear el capitán Cartagena, el superhéroe que lucha por rescatar la identidad.
“Nosotros tenemos la muralla en el alma, hasta aquí llegas tú. Los porteros cuando te ven cartagenero no te dejan pasar. Es el resultado de esos procesos de colonización de divide y vencerás. Acá la gente se ataca sin saber por qué”.
‘El Colectivo Pedro Romero Vive Aquí’ nació
de otro instante de indignación cartagenera
Jhon Narváez interpretará al Joe Arroyo Foto: Max Morales
Un 20 de julio Narváez estaba en Bogotá y un amigo lo invitó al Museo Nacional.
“Había una exposición de fotografías y pinturas de nuestros próceres. Y por allá en el último rincón había un pequeño cuadro de un héroe cartagenero: Pedro Romero. Pero sin rostro, solo un nombre en el marco. Eso me conmovió, porque era mi ciudad y su identidad la que no tenían rostro”, señala.
Regresó a Cartagena y organizó ‘el Colectivo Pedro Romero Vive Aquí’. Con un grupo de amigos pintaron las calles más olvidadas del barrio Getsemaní con el rostro de Pedro Romero. Como se lo imaginara la gente.
Ese es el hombre detrás de esta nueva versión del Joe que verá el mundo, un artista que va más allá y que busca reivindicar sus orígenes y sus luchas.
El Pepazo/El Tiempo Colombia