Leonardo Núñez Martínez
Supe de él por su hermano Pocho.
Hace tiempo no lo veo, pero en el pasado era difícil ir al Parque, pasar por la calle Bolívar de San José de Perijà y no verlo. Más difícil era encontrar mangos en marzo, “tallársele” a María Josefa en el cine, lograr un “fiao” en la tienda del viejo Felipe o entrar a la casa de Luis Emiro Urdaneta, que encontrarse con “Chiquitòn” en la calle central del pueblo.
Larguirucho, de cotizas y sonriente, conocía a todo el mundo y con todos “tenía que ver”. Pendiente de los viejos “matereros”, del que iba o venía de la plaza y a todos llamaba por su nombre o apodo. No se le pasaba nadie y la ancha sala de su casa retumbaba al saludar al que transitaba por el frente. Sus largos pasos lo llevaban a las tiendas, al negocio de “los Vera” o a la vanguardia de la Procesión del Santo.
“Cuuuidaooo”, era su saludo burlesco, y repetía con su forma especial las frases referenciales que con su “lengua mocha” construyó en tantas de sus anécdotas. Manso, inocente y amistoso, nunca lo vi bravo y alguna vez lo vi llorar. El cobijo de Auxiliadora su madre y de sus hermanos, lo hacía intocable. No era necesario defenderlo porque todos sabíamos cómo era “Chiquitòn”, lo consentimos, lo amamos y aún lo recordamos como personaje de Cataneja.
Cómo rememorar los años pasados sin citar la voz ronca e inconfundible de “Chiquitòn”?, cómo no entender su permanente infancia y conservar en nuestros afectos a “Chiquitòn”?.
Supo ganar el derecho a meterse con quien sea, irreverente y acusador pero a nadie hizo daño. Su injerencia en nuestras vidas estuvo legitimada en su ingenuidad y en la indulgencia propia de la cultura popular.
Pero, cómo perdonar a quienes, no precisamente por ser graciosos como “Chiquitòn”, interceptan nuestra soberanía, violan el principio universal de la autodeterminación, auspician un presidente ilegal, nos cercan económicamente y hasta han procurado dejarnos sin comida, vacunas y sin luz?, cómo consentir a los ladrones de Citgo, los secuestradores de Alex Saab, de aviones y barcos nuestros?, qué chiste podrá surgir de esas criminales actuaciones?.
Es intolerable ver cómo los imperialistas gringos imponen su voluntad, saqueando, apoderándose de lo que no les pertenece, promoviendo la guerra y el terrorismo, amenazando a todo el que tengan en el frente, por los costados, lejano o cercano.
¡Qué chiquitos!, le quedan los norteamericanos a la inocencia de “Chiquitòn”.!
ORGULLOSAMENTE MONTUNO
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El Pepazo