En la homilía monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de Asuntos Generales para la Secretaría de Estado de la Santa Sede, hizo un llamado a la paz, al diálogo y a la defensa de la familia y de los jóvenes
La paz verdadera nace en la justicia y crece con el perdón y la reconciliación. Hay más de 100 países en conflicto armado, necesitamos desde esta Basílica pedir por la paz en Venezuela y el mundo, expresó Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de Asuntos Generales para la Secretaría de Estado de El Vaticano, en la solemne misa pontifical que ofició por los 313 años de la renovación milagrosa de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y los 80 años de su coronación canónica, celebrada en la Plazoleta de San Juan de Dios.
Estuvo acompañado del arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje Ayala; de monseñor Helizandro Terán, arzobispo Coadjutor de Mérida, del párroco del templo chiquinquireño padre Nedward Andrade y demás miembros del clero zuliano y de la CEV. En el coro participaron 200 alumnos de los Niños Cantores del Zulia
Durante la Eucaristía, fue conferida a la Reina Morena un obsequio de parte del Papa Francisco. Se trata de una Rosa de Oro bendita que fue colocada en su trono por el arzobispo de Maracaibo.
La Rosa de Oro es un homenaje antiguo que los pontífices le hacen a personalidades, princesas y santuarios de gran devoción y en este caso a la Virgen de Chiquinquirá, que recoge el mayor fervor mariano del occidente del país. Es una flor que no se marchita, representa al pueblo que la venera, que le confía sus vidas, anhelos y necesidades. Siempre que la vean acuérdense del Santo Padre, recen por él y por la Iglesia universal, refiere la misiva del Papa Francisco, que fue enviada a la arquidiócesis de Maracaibo junto con el presente.
En la homilía, el Prelado hizo un llamado a la paz, al diálogo, a defender a la familia y a los jóvenes.
Destacó la salutación del Santo Padre y recordó que desde 1709 la presencia vigilante y amorosa de Nuestra Señora de Chiquinquirá ha acompañado a este pueblo haciendo brotar la fe en sus corazones con la gracia de su divino Hijo. La devoción mariana caracteriza la historia de Venezuela, forma parte del alma nacional, es un tesoro preciado de la cultura, el amor a la Virgen María es garantía de unidad y fe católica.
Cuando miramos a Nuestra Madre María de Chiquinquirá se nos presenta con un rosario en sus manos. Nos anuncia a Cristo y nos recuerda la importancia de la oración y rezo del Santo Rosario cada día. Nos recuerda la conocida frase que familia que reza unida, permanece unida. Pedimos a la Virgen María que podamos defender a la familia como institución y esos lazos que siguen siendo duramente probados en nuestros tiempos. Que podamos defenderla de todo lo que compromete su belleza, vamos acercarnos a este misterio con amor, asombro, discreción y ternura, vamos a comprometernos a salvaguardar los preciosos y delicados vínculos como hijos, padres, abuelos, necesitamos estos vínculos para vivir y vivir bien, hacer de la humanidad más fraterna y estable.
Instó a cuidar a los jóvenes que son el futuro de nuestro país, que la Virgen María les de fortaleza en la fe, que les conduzca a Jesucristo y como decía San Juan Pablo Segundo, sólo en el encontrarán fortaleza en la fe y respuestas a sus inquietudes y anhelos, sólo Jesucristo puede apagar la sed de sus corazones.
La fe cristiana enseña que vale la pena trabajar por una sociedad justa, defender al inocente, al oprimido y al pobre, vale la pena sacrificarse para que triunfe la civilización del amor.
Virgen de Chiquinquirá bajo tu protección ponemos nuestras necesidades, a ti confiamos el futuro de nuestro pueblo, ruega por nosotros y concédenos el don de la paz, la superación de odios, rencores y la reconciliación como hermanos, el cese de la violencia, que se consolide el diálogo, que crezca la esperanza y la convivencia fraterna, que se abran nuevos caminos de justicia y prosperidad para todos, te lo pedimos a ti Reina de la Paz, expresó.
“No olvidemos que con la guerra todo se pierde y con la paz todo se gana”, dijo monseñor Peña. Agradeció a la Santísima Virgen María de Chiquinquirá por sus bendiciones y “el bien que procura para cada uno de nosotros cada día, gracias por quedarte entre nosotros en Maracaibo, damos gracias por tu presencia desde hace más de 3 siglos en esta tierra zuliana, gracias por tantas generaciones que han pasado por tu Santuario y que han experimentado el fortalecimiento de sus vidas y de su fe, el perdón de los pecados, te confiamos los anhelos de renovación de nuestra humanidad, tu eres la imagen de la nueva humanidad.”
Posteriormente, se entregaron las ofrendas de las subregiones del estado y se encomendó al pueblo bajo la protección chiquinquireña. También se anunció la preparación del ENAJOV, Encuentro Nacional de Jóvenes y el envío de la delegación.
Luego de un espectáculo de fuegos artificiales y el homenaje gaitero, la Dama de El Saladillo fue llevada en procesión por los Servidores Marianos, por calles del casco central. Amenizaron el recorrido las bandas Rafael Urdaneta y Jesús Enrique Lossada. Un “río” de fieles acompañó la caminata en medio de un despliegue de seguridad en las adyacencias al templo.
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El Pepazo/El Universal