Luis Enrique se marca como objetivo prioritario “recuperar el nivel anímico de la Selección” con la ayuda de Joaquín Valdés.
Joaquín Maroto
Los jugadores de la Selección se quedaron cabizbajos, petrificados, sobre el césped del estadio Al Khalifa tras la derrota contra Japón. Su tristeza contrastó con la euforia nipona, cuyos suplentes saltaron al campo a la carrera para felicitar a sus compañeros. España acababa de encajar su primera derrota en Qatar 2022, algo con lo que nadie contaba frente a un rival teóricamente inferior, clasificado el número 24 en el ránking de la FIFA.
Luis Enrique reconoció: “El ambiente en el vestuario es de pena, y mi primer trabajo será recuperar el nivel anímico de los futbolistas”. La reconstrucción moral empezó en la misma noche del jueves. Fiel a sus costumbres, el técnico asturiano no dio ninguna charla coral a sus jugadores, sino que fue hablando con cada uno según se iba encontrando con ellos por los pasillos de la residencia universitaria sede de España en Doha.
Con quien sí se reunió Luis Enrique fue con el psicólogo, Joaquín Valdés. El técnico cree que el trabajo de su terapeuta es fundamental en el grupo y le ha puesto los deberes: ayudarle a recuperar la moral de la tropa.
Joaquín Valdés aparece por las ruedas de prensa del seleccionador y escudriña cada pregunta, luego mira al seleccionador y responde Luis Enrique. No se aprecian señales, pareciera que se entendieran con la mirada. El psicólogo no es asiduo en los entrenamientos salvo como observador, pero ayer participó en el que la Selección celebró por la tarde en Doha. Y se vio al grupo más activo. Se escucharon los gritos de ánimo de los jugadores y se transmitió buena onda, no sabemos si por obligación o por devoción. Pero todo pareció una consigna de Valdés, que cree que el buen ambiente se genera, se crea y se desarrolla y que es vital para superar una derrota.
Luto. Fuentes de la Federación aseguraron a este periódico que “la derrota se ha encajado como parte del juego”, pero confirmaron que “ha afectado al grupo, que tiene cuatro días para superar el luto por el partido contra Japón y sacar adelante el choque del martes con Marruecos”.
En este afán será fundamental el trabajo de Joaquín Valdés, un psicólogo y maestro asturiano de 45 años que lleva casi 12 junto a Luis Enrique y que define su posición como la de “buen observador”. “El principal artífice de todo esto es Luis Enrique. La personalidad de un equipo es la de su líder y se ve reflejado aquí. El buen ambiente, el espíritu de lucha en los partidos… se ve en el día a día”, dijo Valdés. “Se limita a mantenerse en un segundo plano para recoger toda la información necesaria del medio y el momento en el que suceden las cosas para dar otra visión y soluciones a una personalidad como la de Luis Enrique”, indican en la RFEF.
Pero ese segundo plano ha pasado a protagonista principal. Porque todos los focos están puestos ahora sobre Valdés, que es el primer apoyo de Luis Enrique en la derrota, que el asturiano digiere mal, y también su primer impulso para devolverle la energía, el ánimo y el optimismo necesarios para convencer al grupo de que el tropiezo ante Japón no puede ser el preludio de una eliminación prematura contra Marruecos. El objetivo sigue siendo “jugar siete partidos”, aunque ahora debería ser, y será, “ganar los próximos cuatro”. Para empezar, Marruecos, el rival que nadie quería ver y que ya nos empató en Rusia-2018.
“Pero el primer mensaje de Luis Enrique al grupo ha sido que ya sólo quedan en Qatar 16 selecciones, que la mitad han sido eliminadas y que, al final, España sigue en competición”. Por lo tanto, el asturiano se ha venido arriba, y lo mismo espera que hagan todos, del primero al último, su grupo de jugadores.
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El Pepazo/AS