La contracrónica del Japón-Croacia
Japón, muy bien menos en los penaltis
Japón lloraba de forma desconsolada. Algunos jugadores, también la afición en la grada. La suerte en los penaltis le dio la espalda, aunque para ser justos, esa sangre fría y tranquilidad que se les presupone a los japoneses no apareció por ninguna parte desde los once metros. No hubo quizá suerte cuando tocó que la tanda sería en el fondo donde la hinchada nipona no paró de animar en todo el partido. Fallaron hasta tres penaltis y así es complicado. Ni Minamino, ni el de Mitoma ni el de capitán Yoshira ejecutaron muy bien el penalti. Se notó en los tres el miedo a fallar. El portero Livakovic tiene no obstante su mérito, supo siempre aguantar y a los japoneses les fue comiendo la moral.
La maravilla de remate de cabeza de Perisic
Juranovic puso un centro perfecto pero ya se sabe que los centros, al final, los hacen buenos o malos los delanteros cuando acaban en gol. Del resto, desgraciadamente nadie se acuerda. El caso es que la pelota venía del cielo más cerca del vértice del área grande de Gonda, Perisic movió la cabeza y su remate picado recorrió un camino que se hizo largo hasta que se coló pegado al palo del portero de Japón. Un remate de cabeza para poner en las escuelas por su precisión y por el movimiento en el remate. La verdad es que el ahora jugador del Tottenham nunca defrauda en los mundiales, donde saca sin duda lo mejor de su fútbol porque tiene mucho. Pudo marcar otro gol con un misil desde fuera del área.
La banda con Ito y Doan es un lujo
El centro que puso Doan en el gol que abrió el marcador para Japón ya fue para enmarcar. Croacia sufrió casi siempre por esa banda derecha de su rival. Ito se infló a correr por esa banda pero con sentido y poniendo centros por abajo que siempre crearon problemas a los centrales de Croacia. En la segunda parte, con los cambios, se fue un rato a la izquierda y siguió en su línea. Se mostró incansable, aunque es un sello que distingue mucho a Japón. Cuando parece que se apagan, vuelven a apretar.
El cambio de Modric que nadie quiso ver
Corría el minuto 97 de la prórroga y el electrónico mostró el número 10 de Croacia. Sí, se iba Luka, y entraba Majer, con todo por decidir. Si el partido se iba a los penaltis, el madridista no iba a estar y la experiencia es un grado, además de ser Modric un consumado especialista. Muy cansado tuvo que verle Zlatko Dalic para mandarle al banquillo, aunque, a sus 37 años, tuvo fuerzas para correr hacia atrás y llegar a cortar un pase peligrosísimo en profundidad en el tiempo de descuento. Por suerte, Modric no se acaba en el Mundial. Los penaltis cayeron del lado de su selección.
El Pepazo/Marca