Leonardo Núñez Martínez
Habiendo resultado infructuosa la búsqueda de la «novilla», debían regresar a La Gran China antes que los cogiera la noche. Mi abuela Geraldina les esperaba con un «azafate» de cañuelos de maíz, cuajaíta y cacao perijanero. Hacía rato había escampado y las ranas continuaban con su intenso croar muy cerca de la matera, como anunciando dificultades para el retorno.
Mi abuelo Carmelo, montuno secular acostumbrado a los problemas, sereno y determinador. Mi padre Cástor, carajito flaco que le seguía sus huellas, reverente, maduro desde muy temprano y confiado siempre en el temple de aquél, quien en reconocimiento a su prematuro aprendizaje lo apodaba «el viejo».
En el camino de regreso encontraron crecida la cañada El Balcón. El torrente fluvial que bajaba de la Sierra había acrecentado los caudales de toda la cuenca hidrográfica del Río Negro impidiendo el paso por todas las quebradas y arroyos. ¿Qué hacer?. ¿Sentarse a esperar que bajara la creciente?. ¿Que mi abuelo regresara solo a La Gran China con la novedad y buscar ayuda?. ¿Echarse a llorar?.
Juntando las manitas huesudas de mi padre, mi abuelo les dió varias vueltas con su «cáñamo» y un extremo de éste lo amarró a su correa de rústico cuero. Atravesó a nado El Balcón crecido. Ya en la otra orilla le ordenó que se «sumbara», tragó agua el carajito pero lo haló con precipitación buscando apoyo en sus torpes movimientos aprendidos en el jaguey de «los paces» en Cataneja. Una vez juntos de nuevo, prosiguieron la marcha luego de superar la dificultad que aquel aluvión les provocó a su paso y que tantas veces me transmitió mi padre con su narrativa oral.
Una vanguardia revolucionaria deja de ser tal cuando no es capaz de enfrentar las dificultades que encuentra a su paso, con determinación y una clara orientación, buscando alternativas para proseguir la marcha sin desviar su objetivo.
Autocrítica, honradez, decisión, riesgo, lealtad y reimpulso parecen ser las virtudes que deben orientar a los hombres y mujeres que hemos asumido la tarea de construir el Socialismo en Venezuela, pero que en esa marcha nos encontramos con dificultades como ésa, registrada en mis memorias como «Cañada El Balcón, año 1930».
ORGULLOSAMENTE MONTUNO
El Pepazo