Thaischi Molina
Probablemente hasta la historia de mis memorias
me jueguen una mala pasada,
cuando ya mis hebras
un tanto blancas comiencen a emerger.
Esparcirse en un llano amplio y sin reservas
para ellas no es un obstáculo,
el tiempo encápsulo momentos gratos,
silenciosos y nostálgicos en el último vagón de la vida.
Aún puedo observar los colores de cada objeto
que miro con un tanto de dificultad,
pues los faroles color café
de vez en cuando disipan las imágenes.
Sombras me rodean de noche
que aparecen de la nada;
pequeños fragmentos de mi vida
son como huéspedes que entran y salen;
como sueños ligeros que se escurren entre la puerta del olvido;
sus paredes son del color de la noche con algunos luceros que brillan sin parar.
Es allí donde se expande mi corazón
y comienza mi peregrinar para guardar
mis memorias antes que la nostalgia la extinga.
El Pepazo