Leonardo Núñez Martínez
Los viejos montunos no conocieron la variedad de ecosistemas existentes en el mundo ni las diversas condiciones que en consecuencia determinaban una enorme variabilidad de especies animales y vegetales, pero se lo imaginaron. Los primeros libros de Botánica y Zoología se lo advertían.
Las fotos y dibujos de plantas y animales que no se veían «por estos lados» les indicaban que estas especies eran extrañas. Si eran similares o parecidas a «las de aquí», se daban cuenta que no eran propias sino universales.
Lo mismo pasaba con el clima, las lluvias, montañas, selvas y sabanas. Si alguien se imaginó que sólo en La Villa caía granizo se lo calló y si alguno pensó que sólo en el río Santa Ana había guacharacas y doncellas no se lo dijo a nadie. Siempre se pensó que en Santa Bárbara se daba el mejor cacao y los más grandes plátanos pero se sabía cómo apodaban a los grandes hacendados en el centro del país y que Cabimas tuvo los primeros platanales zulianos.
La incertidumbre y la duda siempre han estado presentes a la hora de determinar si una especie es endémica o exclusiva de un lugar, lo mismo que un fenómeno climático, una plaga o enfermedad. Hoy la certeza es mayor, gracias a los estudios científicos sobre la diversidad de las especies, en cada una de ellas y los ecosistemas dónde se adaptan.
Así pasa con quienes gobiernan, el comportamiento general de los humanos y los fenómenos sociales. ¿Acáso la Corrupción Administrativa y Social es endémica, es decir, sólo existe y se reproduce en Venezuela?.
Como alivio y sin conformarnos con ello, múltiples variedades de enriquecimiento ilícito, fraude, soborno, cohecho y modalidades como el «matraqueo», «marañeo», «vacuneo» y «bachaqueo» han atormentado al mundo honesto en todas las épocas y en todos los países, preocupándolo por prevenir, sancionar y exterminar la Corrupción Administrativa y Social.
Aquí en Venezuela, la guerra contra la Corrupción Administrativa y Social apenas comienza, ¡es tiempo yá! de combatir en nuestro territorio este mal universal.
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
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El Pepazo