Algunos hábitos como comer rápido, mascar chicle o ingerir legumbres pueden causar gases pero hay otros, menos conocidos, que también pueden causar malestar estomacal. Abusar de determinados edulcorantes produce estos y otros síntomas.
Joanna Guillén Valera
¿Tienes muchos gases pero no sabes a qué se deben? Todo el mundo, en mayor o menor medida, tiene gases. Los gases se producen al tragar aire cuando comemos o cuando las bacterias del colon descomponen ciertos alimentos y se expulsan del organismo a través de eructos o ventosidades (pedos). Determinados gestos o acciones como fumar, comer chicle, comer rápido, chupar caramelos o tomar bebidas gaseosas hacen que tengamos más gases, así como la ingesta de determinados alimentos como las legumbres o determinadas hortalizas. Esto es conocido por todos, pero lo que no sabemos es que ciertos productos que consumimos a diario, pueden estar detrás de esos gases o ese malestar estomacal. Se trata de los edulcorantes.
“Indudablemente”, señala Romero, “hay un abuso de estos productos por la sociedad”. La cultura de la dieta, adelgazar, y tanta sobreinformación tanto a nivel nutricional como en materia de publicidad de los productos, hacen que creamos que todo lo 0% es mucho más saludable”, cuando no siempre lo es. En su opinión, “tendemos a elegir este tipo de productos por quitar azúcar cuando realmente el problema es el abuso de los productos que la contienen”.
Tipos de edulcorantes y efectos en la salud
Existen muchos tipos de edulcorantes. “Los hay artificiales, de origen vegetal, derivados del propio azúcar, polialcoholes…”, señala Romero. De todos ellos, los polioles o polialcoholes ocupan un lugar cada vez más importante y están desplazando a otros como la sacarina y el aspartamo. Entre ellos, destacan el eritritol, el manitol, el sorbitol, el lactitol, el manitol y el esteviol. Para hacernos una idea, estos edulcorantes se encuentran en productos ultraprocesados tan típicos y consumidos como caramelos, chicles, helados, pasteles, chocolate sin azúcar, refrescos zero, galletas, mermeladas y en prácticamente todos los productos zero, light o sin azúcares.
Sobre cuáles son mejores que otros, Romero lo tiene claro. “Ninguno es mejor que otro”. En su opinión, “no hay edulcorantes mejores o peores. Que algo no sea tóxico no quiere decir que sea inocuo; es decir, puede estudiarse el impacto de los edulcorantes respecto al azúcar y salir ganando, o incluso que se estudie el bajo impacto de cierta dosis pero actualmente están en todas partes y esas dosis las rebasamos notablemente”. Es cierto que, entre los polialcoholes, se encuentra el eritritol, “que es el único que se absorbe al 90% en el intestino delgado, por lo tanto, al llegar al intestino grueso, en pequeña cantidad daría menos problemas intestinales que el resto de sus compañeros”, aún así, si no se consumen con moderación pueden tener un efecto en la salud.
Teniendo en cuenta esto ¿qué daño pueden hacer? ¿cómo actúan en el organismo? Como explica Blanca García-Orea Haro, más conocida como BlancaNutri, “los polioles se absorben en el intestino delgado de forma incompleta y la cantidad que llega a la sangre solo es una parte de lo que ingerimos, por lo que los cambios de la glucosa en la sangre son mucho menores que con el azúcar en sí. Esto hace que los edulcorantes sean más aptos para diabéticos o para personas con resistencia a la insulina”.
Sin embargo, señala, «el resto no absorbido llega al intestino grueso donde les esperan cientos de bacterias (nuestra microbiota intestinal) deseando fermentar esos restos de azúcares. Esta fermentación excesiva es la que causa malestar (hinchazón, diarreas, gases, dolor, etc)”. Así, señala Romero, “un exceso de edulcorantes suele causar molestias, incluso en personas sanas, puesto que el intestino tiene un límite de absorción de este tipo de sustancias”. Por eso es muy común que personas que no han comido nada que, a priori, pueden producir gases, como legumbres o bebidas gaseosas, tengan ventosidades y desconozcan el por qué.
Además de este daño intestinal, Romero advierte además que “algunos estudios reflejan una relación entre su consumo elevado y el desarrollo del síndrome metabólico en algunas personas, ya que, a pesar de no ser calóricos ni ser azúcar en sí, el cerebro pone mecanismos en marcha de respuesta insulínica como si de azúcar se tratase”. A todo esto hay que sumar, “el impacto negativo que tienen el resto de ingredientes poco interesantes y de mala calidad que contienen este tipo de productos”, añade la experta.
Por todo ello, los nutricionistas desaconsejan su consumo habitual en todas las personas y su consumo casi total en “personas con enfermedades como Crohn, colitis ulcerosas o en aquellos que padezcan problemas gastrointestinales como gases, diarrea o hinchazón”, señala Romero.
Otros edulcorantes, otros problemas
Pero no sólo el abuso de los polioles pueden causar problemas intestinales, sino también el consumo abusivo de otros edulcorantes artificiales como el aspartamo (E951), la sacarina (E954), la sucralosa (E955), el acesulfamo de potasio (E950) y el neotamo ( E961). Según los datos estudio Los aditivos alimentarios, un factor ambiental clave en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) por disbiosis intestinal, algunos de estos emulsificantes y edulcorantes artificiales podrían “inducir la disbiosis asociada con una alteración de la barrera intestinal, una activación de la inflamación crónica y una respuesta inmune anormal que acelera la aparición de la EII”. Muchos de estos aditivos alimentarios artificiales “pueden representar un posible impulsor oculto de la inflamación intestinal crónica a través de alteraciones de la microbiota intestinal, especialmente en una población con predisposición a la EII”.
Por ello, los autores de este estudio aconsejan que los pacientes con EII “eviten el consumo de alimentos procesados que contengan aditivos alimentarios artificiales y sigan una dieta nutricional personalizada prescrita por un nutricionista clínico”.
¿Qué cantidad sería segura?
En cuanto a qué cantidad de polialcoholes podría causar este tipo de problemas, Blanca Nutri señala que “un exceso de ellos (por ejemplo, una cantidad mayor de 20 g de sorbitol por día o mayor de 20 g de manitol por día) podría causar diarrea y molestias abdominales incluso en personas sanas porque nuestro intestino tiene un límite de absorción de este tipo de azúcares”.
Para las personas que sufren estos síntomas derivados del uso de edulcorantes, Romero aconseja utilizar otras sustancias para endulzar como “la canela de ceylán y/o el aceite de coco virgen”, por ejemplo, “para endulzar el café”. En cuanto a la repostería, en lugar de abusar de edulcorantes, “se puede utilizar fruta madura o dátiles”.
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