Los esfuerzos de militares e indígenas fueron clave. Este viernes aparecieron con vida.
Este viernes 9 de junio llegó la noticia que toda Colombia -sin temor a caer en una falacia- estaba esperando: los cuatro niños indígenas que permanecían extraviados en la selva del Guaviare fueron encontrados con vida.
Así se lo confirmaron altas fuentes militares a EL TIEMPO.
Nadie se explica cómo salieron de la avioneta
Fue más de un mes de angustiante búsqueda después de que el 1 de mayo una avioneta que cubría la ruta Aracuara – San José del Guaviere reportara fallos en el motor y posteriormente se accidentaron.
A bordo iban siete personas: el piloto Hernán Murcia Morales, el copiloto Hernán Mendoza Hernández, Magdalena Mucutuy Valencia (la madre) y los menores Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses.
El más pequeño del grupo cumplió un año recientemente. La mayor, por su parte, ha sido calificada por los colombianos como una heroína, pues se cree que fue la responsable de que los demás niños siguieran a salvo; resaltan, además, su valentía para abandonar el sitio del siniestro, pese a que el cuerpo de su madre seguía allí, junto al de los otros dos adultos.
La Unidad Administrativa Especial de la Aeronáutica Civil publicó este 1 de junio el Informe Preliminar y quedó claro que la última comunicación del piloto fue a las 7:44 a.m. de ese trágico día. Había informado que intentaría acuatizar.
Luego no hubo más señales y a día de hoy las Fuerzas Militares no se explican cómo pudieron salir con vida, pues iban en la parte de atrás de la avioneta que quedó destruida. Esta cayó en ángulo perpendicular (casi recto), lo que a simple vista dificulta aún más tal acción.
Nunca se apagó la luz de esperanza
Durante todo este tiempo, casi 200 hombres (entre militares e indígenas) recorrieron la selva sin importar las difíciles condiciones climáticas. A la búsqueda también se unió el padre de los menores.
Según explicó en numerosas ocasiones el comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de Colombia Pedro Sánchez, manejaban tres hipótesis: que estaban vivos y perdidos, que habían muerto o que las disidencias los tenían en su poder. Sin embargo, la última parecía poco probable, pues el único campamento que hallaron estaba ubicado a 2,8 kilómetros de la zona donde se precipitó la avioneta y tenía aspecto de haber sido abandonado hace año y medio.
Pero además tenían pruebas de supervivencia: un pañal, restos de fruta mordida, la tapa de un tetero, indicios de que los niños han utilizado los kits de emergencia dejados por todo el territorio y, recientemente, las huellas de un menor y un perro.
Ese perro es Wilson, integrante del grupo de búsqueda que se había perdido ya hace varios días. Fausto Avellaneda, comandante de la misión terrestre de la ‘Operación Esperanza’, afirmó a Los Informantes que él creía firmemente que estaba con los menores: “Tenemos un perro perdido y las últimas huellas muestran la huella de un perro y la de un niño. Creemos que está con ellos. Sería espectacular. Les haría una buena compañía”.
Esas huellas habrían sido claves para encontrarlos.
¿Cómo se dio el rescate?
Según conoció EL TIEMPO, las Fuerzas Militares hallaron a los cuatro niños con señales de deshidratación y picaduras de insectos. Sin embargo, se encuentran bien y fueron trasladados en un helicóptero hacia San José del Guaviare, donde fueron atendidos por médicos para posteriormente dirigirse a Bogotá.
El presidente Gustavo Petro habló con medios de comunicación tan pronto se conoció la noticia y resaltó que la articulación entre los militares y los indígenas fue “eficaz” y es la que le dio este regalo al país. Un regalo que, sin duda, ha llenado de alegría millones de corazones.
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El Pepazo/El Tiempo