Manuel Paredes
Realmente me sorprendió esta afirmación de la Plataforma Unitaria en respuesta a unas declaraciones dada por el mismo Trump, porque sectores de la oposición venezolana jugando a la real politik no tienen ambages en preferir que el petróleo se lo entreguemos a los Estados Unidos y a todas las transnacionales porque de ocurrir un cambio político en el país esa sería la política a establecer.
De nada vale lo planteado en la Constitución de 1999 en su articulo Artículo 302 que establece que “El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios y bienes de interés público y de carácter estratégico”. De igual manera es clara
la postura de no vender PDVSA expresado en el articulo Artículo 303 al señalar que “Por razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional, el Estado conservará la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela, S.A., o del ente creado para el manejo de la industria petrolera, exceptuando las de las filiales,
asociaciones estratégicas”.
El asunto, es que estos sectores no tienen un programa basado en la soberanía nacional. por ende del ahorro nacional como mecanismos de inversión interna, puesto el mismo lo genera la producción minera existente en el país. La misma producción petrolera existente actualmente la puede impulsar, constituyéndose en la inversión necesaria para el desarrollo nacional en función de una producción interna capaz de generar el
crecimiento económico que requiere el país.
Sin descartar la inversión extranjera, pero que lo haga bajo condiciones de seguridad establecidos por el Estado venezolano y no bajo la forma de capital golondrina, que buscan rentabilidad a corto plazo generando desequilibrio en la balanza financiera de los países, la quiebra en las empresas nacionales especialmente en las Pymes, y por lo tanto el desajuste en las variables macroeconómicas de los países.
Otra propuesta que impulsan estos sectores es el incremento de la deuda externa en forma excesiva para financiar la inversión, la cual en muchos casos constituye una rémora porque conduce a limitar el presupuesto nacional, en especial al reducir gastos social para pagar el servicio de la deuda y el capital, generando como en el caso de Argentina una devaluación continua de la moneda por incumplimiento de los pagos y someterse a las condiciones de los poseedores de la deuda, tal como lo hemos vivido desde la época de Lusinchi y Caldera II.
Por otra parte, este interés de los norteamericanos por el petrolero venezolano, que se produce en el contexto de la guerra de Ucrania, pone de manifiesto lo que hemos venido expresando desde hace tiempo, que Venezuela es una zona en disputa entre los grandes bloques de dominación mundial, es decir, por un lado Estados Unidos y la Unión Europea y del otro Rusia y China.
Por lo cual es necesario considerar que los sectores de oposición tienen que aprovechar estas contradicciones interimperialistas, entendiendo que existe una reserva estratégica internacional que nos hace coincidir con los Estados Unidos para enfrentar el bloque que sostiene a Maduro como lo es el de China y Rusia, pero teniendo claro que hay que impulsar una política independiente frente a los bloques en aras de un desarrollo nacional.
Es así que hay que coincidir con lo expresado por la Plataforma Unitaria cuando afirma que “El petróleo de Venezuela, es de los venezolanos. Ni los cubanos ni los chinos ni los rusos ni los estadounidenses ni ningún factor político puede disponer de recurso estratégico como lo hace Maduro, ya que es exclusivamente es de los venezolanos y para el beneficio del pueblo”
Por todo lo anteriormente analizado es preciso señalar que se requiere del impulso de un programa de reconstrucción nacional tal como lo viene difundiendo Bandera Roja expresado en el desarrollo de una industrialización del país, donde concurran el sector empresarial en alianza con los trabajadores, que permita la recuperación de los puestos de trabajo con aumento de sueldos y salarios que eleven la capacidad adquisitiva y el aumento de la demanda interna, mediante la inversión aupada por el ahorro interno y la protección a la producción nacional, limitando la importación a maquinarias y equipos esenciales para la producción interna.
De igual manera diversificar la producción y la economía, desarrollando la ciencia y tecnología para lo cual se debe aumentar el presupuesto en la educación en todos los niveles, en la investigación científica de institutos y universidades así como la capacitación y actualización laboral, generando a la vez una nueva ética que enfrente a
la corrupción en todos los niveles públicos y privados, incrementando la productividad de los trabajadores y el respeto de los derechos laborales por parte del sector empresarial.
Finalmente, es necesaria el establecimiento de una nueva democracia que impulse de verdad la participación ciudadana mediante la consulta y las asambleas para opinar y decidir sobre los asuntos que les competa, de manera que hoy de nuevo al abrir el debate sobre nuestro destino y sobre la soberanía de nuestros recursos se hace ineludible avanzar en unidad en un cambio que favorezca a todos los venezolanos.
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