Leonardo Núñez Martínez
Los animales y plantas para poder subsistir se acomodan a las condiciones donde viven, desarrollando sistemas defensivos de acuerdo a las circunstancias presentes y futuras. Por eso, las razas tropicales dominantes del ganado bovino poseen escaso pelaje para soportar las altas temperaturas, mientras los peludos osos blancos guardan grasa en el invierno para cuando en el verano no puedan cazar; el pasto muere en la sequía después de dejar semillas que esperarán tranquilamente el invierno para germinar.
¿Qué sería de los peces sin sus branquias y los tigres sin fuertes patas?. Los pájaros necesitan migrar y cuentan para ello con sus alas, así como los carnosos tallos de los cactus almacenan el agua escasa.
«La adaptación» que se observa en la naturaleza es seguida muy de cerca por el hombre y la mujer del campo como partes que son del medio, del paisaje donde habitan y trabajan. Así, donde llueve poco el patio del fundo se monta en cualquier parte y dónde «no escampa», en lo alto de un cerro, si hay. Los galpones de pollos en la Planicie de Maracaibo se disponen de Este a Oeste y los muros y camellones son imprescindibles en el Sur del Lago. Camilo Nieves construyó una pequeña capilla en mi perijanero pueblo de Cataneja cuando eran pocos y los «motilones» enseñan a los carajitos a disparar con flechas. ¿Qué podía hacer Olegario Martínez con sus cuatro vacas sino «cuajaítas?.
Pero en política, «adaptarse» a las circunstancias y hacer demagogia es oportunismo, manipulación y engaño. Por eso, los discursos y propuestas que queremos escuchar de candidatos y líderes deben ser coherentes, basados en el ejemplo, impregnados de autocrítica y compromiso, profundos y realistas, que estimulen la participación y no el providencialismo.
Los discursos de odio están dirigidos a una jauría de violentos desesperados porque se produzca la destrucción de nuestra Patria; la derecha electoral resiliente procura la desmemoria colectiva y así poder pasar desapercibidos. Pero tampoco el discurso revolucionario puede ser una «adaptación» en campaña, es decir, un ropaje ante las circunstancias.
¡SER COMO JORGE RODRÍGUEZ!
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!
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El Pepazo