Michael Jordan y 13 años de sinsabores como propietario. El periplo del exjugador al frente de los Charlotte Hornets llega a su fin tras conocerse la venta de una franquicia que nunca terminó de despegar bajo su mandato
En marzo de 2010, Michael Jordan se convirtió en accionista mayoritario de los entonces Charlotte Bobcats a cambio de 275 millones de dólares. ‘Mike’ ya formaba parte de la junta accionarial desde 2006, pero fue entonces cuando tomó control total sobre las decisiones de la organización de su natal Carolina del Norte.
Desde su segunda retirada, Jordan entendió esta esfera del deporte como la forma de saciar su fuego competitivo, aunque aquella vuelta a las canchas en 2001 con los Washington Wizards ya dejase pistas sobre la imposibilidad de llenar ese vacío que el juego había dejado. Que nunca nada podrá curar del todo en uno de los más feroces competidores que existió.
Organización maldita
A su favor, cabe recalcar que en Charlotte lo ha intentado una y otra vez para sacar a la franquicia de su casi siempre ingrato destino. Los Hornets llegaron a la NBA en la expansión de 1988/89 junto a Miami Heat, Orlando Magic y Minnesota Timberwolves. Siendo el único de los cuatro que nunca ha llegado a unas finales de conferencia y superando tan solo a los de Minneapolis en porcentaje de victorias desde su entrada (43,8% por el raquítico 40% de los Wolves).
Entre los grandes logros de Jordan al mando de la franquicia está aprovechar el cambio de nomenclatura de Nueva Orleans para recuperar la etiqueta de Hornets para desterrar el poco carismático Bobcats, dotando al equipo de una identidad y estética fuertes. Además, por su forma de operar, también está en su haber la elección de Kemba Walker en el draft de 2008. Quien es, sin mucho lugar a dudas, el jugador más importante de la historia de la franquicia.
No obstante, pesan más las solitarias tres clasificaciones a playoffs que murieron sin excepción en primera ronda a razón de dos ‘barridos’ y un séptimo encuentro en el que cayeron ante unos Miami Heat posteriores a la salida de LeBron James en 2016.
Obviamente, Michael Jordan no es un propietario al uso. Ya es raro ver a los mandamases de las franquicias cerca de sus jugadores durante los partidos, siendo Steve Ballmer, Mark Cuban o el recién llegado Matt Ishbia extrañas excepciones. Pero es que Jordan le agrega el factor de ser… Jordan. A menudo sentado al final del banquillo, sus arengas o broncas trascienden las de cualquier por puro peso mitológico.
Quizás este último año haya sido el más complicado para Jordan desde que llegase a la propiedad de Charlotte. El atractivo proyecto que dio inicio con la elección de LaMelo Ball en el Draft de 2020 y la direcciónde James Borrego como entrenador, sufrió dos sonadas derrotas en el play-in de 2022 y 2023. Rodeadas de factores que las agravan.
Ascenso y caída
Los Hornets eran un equipo tremendamente atractivo por su despliegue ofensivo, pero los problemas de lesiones de Gordon Hayward, jugador mejor pagado de la plantilla con 31 millones por cobrar en la 23-24, han supuesto un techo de cristal que estancó al equipo. Mostrando una tremenda endeblez defensiva en partidos a todo o nada que le terminaron costando la destitución a Borrego el pasado verano.
El periodo estival de 2022 resulta crítico en la franquicia. Primero, por cómo se gestionó la sucesión en el banquillo. En principio, los candidatos que barajaban Jordan y Mitch Kupchak respondían al baloncesto alegre que venía desarrollando el equipo, y Kenny Atkinson fue el elegido.
No obstante, un par de semanas después de anunciarse su incorporación al término de los playoffs del año pasado, el asistente de Steve Kerr decidió permanecer en los Warriors rechazando un contrato ya apalabrado. Al final, terminaron tirando de un viejo conocido de corte más defensivo: Steve Clifford.
La gota que colmó el vaso
Miles Bridges y su episodio de violencia doméstica con su esposa terminaron de dar al traste con los planes a corto plazo, dejándole fuera todo el curso y pendiente de volver a jugar la próxima temporada después de haberse declarado «no culpable».
Los movimientos de los Hornets se redujeron a hacerse con Mark Williams en el Draft y Dennis Smith Jr poco antes de dar comienzo el curso. Una campaña que pronto se torcería merced de la lesión de tobillo de Ball, empujándoles a la penúltima posición de la Conferencia Este después de dos temporadas en puestos de play-in.
Ahora bien, lo más normal es que el para muchos mejor jugador de todos los tiempos se quede con un porcentaje de la propiedad porque a la NBA le interesa seguir teniéndole cerca de la junta de propietarios. Jodan es, y dejará de ser, el único propietario negro de una liga con el 75% de sus jugadores negros. Y es que, como mandamás, siempre fue más símbolo que dueño al uso.
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El Pepazo/Marca