Se cumple un mes desde que Wilson, al parecer, rompió la correa que lo unía a su guía canino, el soldado Cristian David Lara, y se lanzó a la selva tras el rastro de Lesly (13 años), Soleiny, (9) Tien Noriel (5) y Cristin (1). Los cuatro niños, que sobrevivieron durante 40 días en la espesa vegetación, aparecieron, pero aún se desconoce el paradero del perro rescatista.
“Es un perro muy fuerte, muy bien formado, tenemos la confianza de que esté vivo todavía”, dijo a la AFP el soldado Elvis Porras, instructor canino de la Escuela de Ingenieros Militares, donde se formó Wilson. Porras espera que este pastor belga de seis años esté “despertando su instinto de caza para sobrevivir”.
A pesar de su preparación, los miembros de las Fuerzas Militares han desplegado todo un operativo para dar con su paradero, “la Operación Esperanza no termina hasta que todos nuestros comandos estén completos”, indicaron. Por esta razón, más de 70 uniformados apoyados por dos perras en celo tratan de ubicarlo en la inmensidad de la selva del Caquetá y Guaviare.
“Aparte de las perritas en celo, también se ubicó en puntos estratégicos, comida que le permita mantenerse con fuerza y prendas del guía en lugares a donde puede llegar la tropa”, indicó la institución. De esta manera, las Fuerzas Militares esperan que Wilson siga el olor de la ropa guía y pueda ser encontrado de una manera más rápida.
Cabe resaltar que los canes tienen entre 200 y 300 millones de receptores olfativos. Los humanos, por otro lado, solo tenemos 5 millones.
Usar otro perro
Karla Carpio (@tata.veterinaria en Instagram), médica veterinaria, especialista en Bienestar Animal y Etología, le comentó a La Red Zoocial que a pesar de que las estrategias que se han implementado son buenas, pueden no ser suficientes para encontrarlo. “Cualquier animal puede encontrar la comida y dejar a Wilson sin ese rastro. Lo ideal, para mí, sería usar otro perrito de rastreo que pueda encontrar a Wilson y, ojalá, esta vez se le pueda poner un dispositivo para rastrearlo y que no termine perdido”, explica.
Sin embargo, Edgar Yesid Fontecha, instructor canino del Centro de Entrenamiento Canino, explicó a La Red Zoocial que esa es una estrategia que ya se está implementando, “de hecho, es más fácil rastrear a un perro que a una persona porque es más fácil seguirlo. Ellos van dejando a través de sus huellas su olor y, además, les damos a nuestros perros de búsqueda los collares y las cuerdas que ha tenido Wilson”, indicó.
Antes del rescate de los cuatro niños indígenas en la selva, que sucedió el 9 de junio, dos unidades militares reportaron que vieron al perro e intentaron llamarlo para capturarlo, pero fue imposible. “La moral es que Wilson está vivo. Ya los soldados lo vieron, no sabemos por qué su comportamiento, pues cuando lo llamaron para acercarse, él salió corriendo”, dice el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Fernán Giraldo Bonilla.
Varias hipótesis
Ante este panorama, y creyendo que Wilson pudo sufrir un “bloqueo psicológico”, es recomendable que se utilicen las mismas técnicas que en el rescate de los cuatro niños. “Hay que utilizar muchos recursos, porque si el perro está en una condición emocional, digamos, de bloqueo psicológico porque está huyendo, está buscando comida, entonces es probable que no reaccione ante los llamados de las personas”. Y mucho menos de su guía canino.
Según el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Fernán Giraldo Bonilla, Wilson estaba al mando de su guía canino, el soldado profesional Cristián David Lara Cuaran, cuando se extravió por la complejidad del terreno, la humedad y las adversas condiciones en la zona de búsqueda.
“Los niños dicen que estuvieron unos días con Wilson, que él ya estaba un poco delgado (…) Seguramente Wilson intentó volver con su binomio, su compañero Lara, y se desorientó nuevamente, y más teniendo en cuenta que no había comido ni se había hidratado debidamente”, asegura el general Giraldo.
Incluso, durante su recuperación en el Hospital Militar de Bogotá, las hermanas mayores hicieron un dibujo en el que se ve un perro en medio de árboles, junto a un río, y lleva escrito en negro el nombre Wilson.
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El Pepazo/El Espectador/La Red Zoocial