La migraña es una de las enfermedades más frecuentes en nuestro país, llegando a afectar al 12% de la población. A pesar de esto, se sigue banalizando y pensando que es solo un dolor de cabeza. Conocer los desencadentantes puede ayudar a evitar crisis.
Joanna Guillén Valera
A pesar de esto, se trata de una enfermedad poco conocida y banalizada por la población que “suele confundir la migraña con un simple dolor de cabeza, lo que lleva a muchos pacientes a no acudir al médico a recibir diagnóstico y tratamiento y que conviven con el malestar el resto de vida”.
Y es que, “los datos evidencian que el 95% de los pacientes tarda de media más de 6 años en recibir un diagnóstico y el 40% está sin diagnosticar”. Así lo indicó Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN y consultor del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, presente en el encuentro Derribando los muros de la migraña, organizado por Lundbeck, con el fin de remarcar las trabas con las que se encuentran los pacientes con migraña y cefalea.
Pero la migraña no es un simple dolor de cabeza. Junto al dolor, que característicamente empeora con la movilización de la cabeza, “suelen aparecer náuseas y vómitos, una alteración de la percepción de cualquier estímulo (luz, ruidos, olores, presión…) y puede asociarse a ansiedad”, recordaron los expertos.
¿Por qué me duele la cabeza?
En opinión de Irimia, “hay una idea equivocada en la sociedad que piensa que las personas que tienen migraña es porque siguen unos malos hábitos que le producen estrés y que este estrés es el desencadenante del dolor de cabeza, pero no es cierto. La verdad es que, los pacientes que sufren este trastorno llevan una vida ordenada y sacrificada, con el fin de no romper la dinámica y no sufrir una crisis o un brote”.
Es por este motivo por el que los pacientes (diagnosticados o no) deben aprender a tener una buena conducta e higiene de vida, ya que esto les ayudará a controlar los factores desencadenantes y los cambios que favorecen la aparición de ataques.
Entre estos desencadenantes se encuentran:
El estrés.
Este es el desencadenante más frecuente de las migrañas. Los pacientes que sufren este trastorno tienen más dificultad para adaptarse a los momentos de cambio y también una mayor predisposición a sufrir ansiedad y es así, en gran medida, porque son personas que suelen ser perfeccionistas y exigentes.
Los horarios.
El cerebro de una persona que sufre dolores de cabeza es hipersensible a los cambios (fines de semana, vacaciones, exceso de trabajo, cambios de horarios) Por eso, la mejor línea de actuación es mantener el mismo ritmo y horarios durante la semana.
En el caso del sueño, tener unos horarios establecidos es clave, sobre todo en el momento de irse a la cama. Según los expertos neurólogos de midolordecabeza.org “se aconseja dormir las horas justas y necesarias ya que dormir más o menos puede ayudar a desencadenar un ataque de migraña”. Tener unos horarios de sueño establecidos ayuda mucho a prevenir ataques durante la noche, que son los “más difíciles de tratar porque se trata demasiado tarde cuando el proceso iniciado no es fácilmente tratable”. En estos pacientes es especialmente importante tener sueño reparador para no notarse cansado durante el día.
El horario de las comidas también es importante. De hecho, según los neurólogos, en los pacientes con migraña es más importante el «cuándo como» que el «qué como». Otro punto importante que deben saber los pacientes es que ayunar puede provocar más ataques de migraña que el hecho de comer determinados alimentos.
Alimentos
Entre los alimentos que más preocupación suscita entre los pacientes con migraña el café es el producto estrella. Según los neurólogos, en principio, no se debería prohibir la ingesta de la cafeína aunque tampoco es aconsejable realizar un consumo excesivo.
El café puede ayudar a mejorar el dolor durante o antes de iniciarse un ataque porque actúa como vasoconstrictor de los vasos sanguíneos cerebrales y porque ayuda a la absorción de los analgésicos, estimulando el sistema nervioso central.
Pero un consumo excesivo puede generar dependencia y al suprimirse el café bruscamente dar lugar a un síndrome de abstinencia que desencadena el dolor. Además, puede interferir en el buen descanso y dificultar el sueño.
En relación al consumo de otros alimentos (chocolate, queso, cítricos o pescado ahumado), los expertos señalan que “ninguna entidad única actúa como precipitante para todos los que sufren de migrañas”. Por ello, “los neurólogos no suelen prohibir alimentos en personas con migraña, sino que animan a los pacientes a explorar si hay algún alimento con el que exista una relación que sea más que casual”.
Alcohol
En relación al alcohol, en general, la mayoría de personas que sufre migraña acaban optando por no tomar bebidas alcohólicas de ningún tipo y sin duda, no beber en exceso. Sobretodo si se acompañan de otros factores predisponentes en esos días (menstruación, estrés…).
En general, la mayoría de personas que sufre migrañas no toman bebidas alcohólicas de ningún tipo porque es un factor predisponente.
Ejercicio físico
Según los neurólogos de midolordecabeza.org, el ejercicio físico habitual puede ayudar a mantener controlados los ataques de migraña. Esto es así porque, el deporte genera una buena tonificación muscular que permite que la musculatura se relaje, lo que permite manejar la ansiedad y el estrés (principales desencadenantes de la migraña).
Por otro lado, hay que tener en cuenta que un ejercicio brusco en personas no habituadas a entrenar, puede contribuir a provocar un ataque de migraña.
Innovación en tratamientos
Además de prestar atención a los desencadenantes y evitarlos en mayor o menor medida, existen tratamientos para la migraña. Según informa a CuídatePlus, José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y jefe de Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, el tratamiento de la migraña tiene dos partes: agudo y preventivo. “El preventivo es clave para evitar las crisis y la cronificación pero el problema de los que se usan hasta ahora es que tienen eficacia modesta y tardan mucho en actuar. Ahora se ha producido un cambio de paradigma interesante y que puede mejorar mucho el abordaje de estos pacientes y su calidad de vida”.
La investigación realizada en los últimos años sobre la migraña ha permitido identificar algunos de los factores claves en el desarrollo de la migraña como el neuropéptido CGRP, que desempeña un papel crucial en la patogénesis de la enfermedad, ya que los niveles séricos de CGRP están elevados cuando se produce una crisis.
“Las nuevas vías terapéuticas van dirigidas hacia el bloqueo del péptido relacionado con el CGRP con anticuerpos monoclonales. Son tratamientos específicos, muy bien tolerados y más eficaces que los tratamientos tradicionales de la migraña”, explica Láinez. Este experto incide en la importancia de la rapidez en la acción del tratamiento para la mejora del paciente: “Eptinezumab permite que el paciente perciba desde el primer día unos beneficios inmediatos que se sienten desde la administración de la primera dosis del tratamiento”, indica.
En este sentido, el neurólogo apunta que esta acción rápida es esencial para “un efecto preventivo en el caso de que se necesite, ya que los tratamientos preventivos son cruciales en un 50% de los casos para reducir la frecuencia de las crisis, mejorar la calidad de vida del paciente y fundamental para el tratamiento de la migraña crónicaix”.
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El Pepazo/Marca/Cuídate