Manuel Paredes
La expresión «abrazo del oso»; es sinónimo de un gesto falso, sin sentido, que además, en el fondo, esconde una trampa. Esto es precisamente lo que se puede apreciar en los resultados de la llamada Primaria Abierta Simultanea Obligatoria (PASO) de Argentina que colocó en el primer lugar a un extravagante personaje que impulsa la irracionalidad en sus planteamientos como aquello que no debe existir la justicia social porque constituye un acto de envidia ante quienes tienen más.
Ante la ausencia de una vanguardia política que impulsara un verdadero cambio a favor de los sectores populares, un desarrollo nacional autónomo y enfrente la profunda deuda externa, además del fracaso del peronismo para enfrentar la inflación y devaluación de la moneda en más de 100%, llevó al electorado argentina a buscar un “salvador” que promueve un programa que lejos de favorecerlos los va a llevar a elevar con mayor énfasis una profunda desigualdad, de la cual Milei se siente orgulloso dado que su papel es la
defensa del capital y no de los sectores populares.
Por otra lado, a pesar de ser economista y de apoyarse en otro personaje internacional como Steve Hanken, sus planteamientos distan mucho de lo que significa la economía política que establece el desarrollo de las fuerzas
productivas, el desarrollo económico que se genera entre los actores económicos como lo es el capital constante y el variable, la distribución y la diversificación productiva de una economía, teniendo como base la
industrialización. Estos señores economistas (Milei y Hanken) solo visualizan el capital financiero de una manera aislada del desarrollo las fuerzas productivas.
De igual manera desprecian la teoría del valor basada en el trabajo, la teoría de la renta diferencial, la teoría del comercio internacional basada en las ventajas comparativas existentes en los diversos países. Para Milei la salida en Argentina es apologética del capital financiero, sin atender la ciencia económica, es una propaganda basada en el irracionalismo fascista, que no tendrá mucho futuro, ya su antecesor en esa política neoliberal como lo fue
Macri fracasó.
El programa que presenta Milei no es nada novedoso y ya ha demostrado su fracaso, en primer lugar plantea la eliminación del Banco Central y la dolarización de la economía, estas experiencias han repercutido en protestas
de trabajadores y productores nacionales por el incremento de los precios de los combustibles, de los servicios públicos, de los impuestos tanto en Ecuador como en Panamá. De igual manera, ante este fracaso de la dolarización, el gobierno del Salvador apeló al uso del Bitcoin como moneda de circulación
nacional.
La otra oferta “libertaria” planteada por MIiei es eliminar todas las restricciones al Comercio Internacional incluyendo cuotas, permisos y autorizaciones, aspecto que ya fue implementado en el Plan neoliberal en los años 90 en Argentina y en América Latina que se denominó Consenso Washington, el cual planteaba minimizar el gasto público y en especial el gasto social, los impuestos, facilitar la inversión extranjera, desregular los precios y los despidos de los trabajadores.
Fracasando en su propósito porque no atendió dos aspectos esenciales: el desarrollo nacional, favoreciendo las importaciones que limitaron los productos nacionales quebrando numerosas empresas, aumentando así el desempleo y el otro aspecto critico fue la no distribución del ingreso, que fomentó la desigualdad social y la pobreza. Aspecto que en Argentina llevó a la crisis económica de Argentina entre 1999 y 2002.
Hay que recordar ante todo que la crisis por la deuda externa heredada ha generado que los llamados buitres la compraran y la negociaran, llevando a una renegociación del gobierno argentino con los acreedores que ha
incrementado la crisis, dado que la subida del dólar que es la moneda con la cual se paga la deuda ha generado la devaluación continua del peso en el último año.
Hay que recordar que esta deuda proviene desde la época de Domingo Cavallo y Menen quienes desarrollaron en los años 90 un significativo aumento de la deuda externa de Argentina. Durante esa etapa, la deuda externa se incrementó en un 123 %, alcanzando la cifra de 146.219 millones de dólares
De tal manera, que es importante que los pueblos entiendan que la lucha por mejores condiciones de vida de su población pasa por levantar un programa que favorezca a las mayorías, mediante el desarrollo de sus economías
nacionales, oponerse al endeudamiento externo que eleve los impuestos y encarezca los servicios públicos, que disminuya la desigualdad social y empuje un desarrollo autónomo frente a los intereses del capital internacional que pretenda limitar su crecimiento sea este norteamericano o chino.
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