Ángel Montiel
Lo que una vez fue un intento de implantar el socialismo en tierras latinoamericanas se ha venido desdibujando por los propios mandatarios que de socialistas no han tenido un ápice, pero eso sí mucho de corruptos, o al
menos muchos pésimos gobernantes.
Hay de todo, pero antes de entrar a analizar lo de Ecuador y Guatemala nos vamos con Colombia y Chile.
En Colombia en menos de un año el gobierno de Gustavo Petro, un izquierdista y amigo también de la guerrilla, se desfigura y está envuelto en escándalos con su hijo mayor a la cabeza: Nicolás Petro Burgos y en solo un año lo único que ha destacado son escándalos, controversias y, por supuesto, de las promesas que hizo en campaña está muy pero muy alejado.
Ha sido un gobernante torpe por que se enfocó en lanzarle un salvavidas a su vecino Nicolás Maduro en vez de resolver los problemas internos de Colombia, así de sencillo. Y en Venezuela no se han resuelto los problemas, y Maduro le ha jugado mal a su compañero de la región Gustavo Petro porque ha incumplido lo que prometió de dar pasos hacia una apertura democrática. En Colombia las cosas se han venido agravando y Petro ha perdido popularidad de una forma alarmante a solo un poquito más de un año de gobierno.
El socialismo en Colombia parece que ya pasó a la historia. Ha quedado como un espejismo que evidentemente está difícil que se repita porque quienes estuvieron esperanzados con Petro de cambiar el país se han dado cuenta de que sencillamente todo era una mentira.
En Chile esperaban otro tipo de socialismo distinto al que una vez se intentó con Michelle Bachelet y está vez a través de la figura del presidente más joven que ha tenido el país: Gabriel Boric.
Pero Boric se tropezó con los obstáculos de aquellos que se creen todopoderosos y soberbios y que pueden gobernar sin alianzas, sin negociaciones y entonces los primeros tumbos que dio fue la gran derrota que
tuvo en la aprobación de la nueva constitución que no ha avanzado.
Boric también está viviendo otro escándalo, el escándalo de su equipo de gobierno que parece que favoreció a algunos amigos y evidentemente llevaron al presidente chileno a cambiar este fin de semana a cuatro de sus ministros y antes de aceptar la renuncia de uno de sus alfiles políticos más importantes, quien desde sus años de juventud en la universidad lo venía acompañando, es decir, el barco socialista chileno naufraga a todas luces.
Y las razones de Chile son algo distintas a las razones de Colombia dónde en Colombia se trata de escándalos de narcotráfico y dinero. En Chile al menos pareciera que se trata de solo escándalo de dinero.
En Argentina la mafia kirchnerista enquistada en el poder recibió en la provincia de Santa Cruz – su más fuerte bastión- el más duro golpe político en los últimos años en las recientes elecciones primarias y todo indica que se avizora la muerte del kirchnerismo que una vez implantó Néstor Kirchner y siguió su esposa Cristina, hoy condenada por delitos vinculados a la corrupción aunque la proteja su fuero cómo vicepresidenta del país.
Todo indica que en Argentina vuelve a girar a la derecha y desaparecerá una de las tendencias políticas más perversas y nefastas que ha tenido el continente como ha sido el kirchnerismo y que se ha hundido en el pésimo
gobierno de Alberto Fernández, una pésima gestión que los argentinos querrán olvidar por siempre.
En Guatemala gana un hombre de aparenta ser de izquierda, pero es de derecha que va o al menos promete combatir la corrupción que ha sido uno de los flagelos sembrado en ese país que ha impedido la gobernabilidad.
Bernardo Arévalo es el nuevo presidente de Guatemala le guste o no le guste el gobierno actual que ha intentado por todas las vías legales de poner todos los obstáculos y evidentemente Arévalo significa una esperanza que se antepone a ideologías, aunque López Obrador, en México, crea que es un aliado del izquierdismo.
Otro país donde triunfó la izquierda es México, una nación que solo ha visto pan y circo del presidente López Obrador en las larguísimas y aburridas conferencias de prensa donde el mandatario elude enfrentar los asuntos
gruesos del país como son el narcotráfico para intentar meterse en la campaña electoral. Eso sí, sus alfiles lucen tan desgastados como ese discurso del mandatario mexicano que ha demostrado ser un verdadero populista como lo definió en su oportunidad una importante revista de EE.UU. De izquierdista López Obrador no tiene absolutamente nada porque ni siguiera a los familiares de los 43 maestros desaparecidos de Ayotzinapa les ha cumplido.
El único triunfo importante de los socialistas ha sido el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva al poder, pero está vez se encuentra prácticamente solo en el continente sin la ayuda de la cartera multimillonaria del que una vez fue su
socio más importante Hugo Chávez, quien malgastó miles de millones de dólares para impulsar la gran mentira del “Socialismo del siglo XXI”, y por supuesto Lula fue su gran aliado. Tampoco tiene el presidente de Brasil está
vez a la gran empresa, la más grande vinculada a la corrupción del mundo como fue Odebrecht.
¿Podrá Lula? Está vez tiene en la otra acera a un fuerte escollo y ese escollo en la oposición se llama el expresidente Jair Bolsonaro. Ecuador va a una segunda vuelta y como están las cosas le será muy difícil a
la candidata de Rafael Correa ganar porque si hay algo en Ecuador es el rechazo al correísmo. Y Luisa González lo representa de principio a fin. Daniel Noboa tiene el reto de aglutinar las alianzas para triunfar y ya se le sumó la
primera. Faltan otras que se esperan adherírsele. Así que el socialismo está temblando en Latinoamérica y parece que esta vez no tiene cura alguna porque hasta a Evo en Bolivia se le volteó el presidente Luis Arce mientras que en Venezuela y Nicaragua Nicolás Maduro y Daniel Ortega están atrapados sin
salida en medio de duras sanciones.
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