Taischi Molina
Joven caraqueño de clase media
que lucha cada día para alcanzar sus sueños;
pasa por caminos de adversidades
y aún así no se rinde;
los panas lo quieren mucho y se divierte con ellos de vez en cuando.
Un día se le detuvo el tiempo a oscuras
e inmóvil se quedó inerte;
parecía ante tan grueso bocado de amargura.
camina tan rápido como puede,
acelera el paso, corre y se adentra entre las tinieblas
de la desgracia y desilusión,
percibe que es algo malo y decide reaccionar.
Al caminar a los lados se da cuenta que su voz la callaron,
sus manos ataron y en sus pies colocaron grilletes
quedando al descubierto sus ojos, aquellos faroles que veían la indiferencia de aquellos que un día eran parte de su mundo;
sus pensares abordo en su meditación
y se preguntaba el qué tanta crueldad
y odio hacia su integridad?
la Calamidad sobre otra cada día;
para él era dura la lucha por encontrar la tranquilidad en su lecho,
las horas perdidas llegaban sin avisar
y se incrustaban en su espalda rasgando su alma;
Además de ello ya le pesaban tanto que no lo dejaban andar.
Su comida verde era pues solo con agua y azúcar saciaba su hambre
buscaba cómo librarse de tanto fastidio; y locura aún así no se rendía
las esperanzas guardó con gran ahínco; y celo para lograr su cometido
Bien que le salió respirar el dulce Jazmín de la primavera,
bien que le salió revolotear entre las flores del campo,
bien que se le hizo amar a distancia; pero sin recompensa alguna y aún así no se rendía.
Absorbido por la misma Esperanza decide cambiar de aires,
de panas, de moza y se lanza a la aventura con su mejor amigo;
el siempre fiel compañero, su perro;
un animalito tan especial que logra recorrer caminos sin fin,
que hace que sus días sean diferentes. Tal compañero ahora es el capitán Roque,
que en algún momento soñó también aventurarse a lo desconocido.
El joven caraqueño y su fiel amigo ahora recorren la vida para escribir historia.
Encierran la plenitud de la vida,
el encanto por vivir y la fe de seguir adelante,
pero sin grilletes ni mordaza alguna
El corazón del pana ya no se aflige pues su corazón anda sin ataduras
Ahora puede cruzar las fronteras de la libertad.
El joven caraqueño sigue luchando
y alza su brazo al cielo mostrando la antorcha que ilumina su vida y la de su fiel canino.
Juntos para no rendirse jamás..
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El Pepazo