Los tiempos de la vacunación universal frente al coronavirus terminaron, pero el virus sigue estando muy presente y está a punto de comenzar la campaña de inmunización para aquellas personas con más riesgo de padecer enfermedad grave al infectarse.
María Sánchez-Monge
El virus SARS-CoV-2 vino para quedarse, tal y como vaticinaban los expertos casi desde el inicio de la pandemia. El nuevo coronavirus se está convirtiendo en un viejo conocido, lo que no quiere decir que esté totalmente controlado, pero sí que existen herramientas para que su capacidad para causar enfermedad grave sea mucho menor. Entre estos recursos útiles se encuentra la vacunación, que se ha mostrado eficaz no tanto para prevenir la infección como para reducir drásticamente su gravedad, que no es poco.
Actualización de las vacunas
La capacidad de defensa frente al virus que confieren las vacunas depende de las cepas o variantes para las que estén diseñadas. Puesto que el SARS-CoV-2 ha ido evolucionando y mutando de forma significativa desde que emergió a finales de 2019, las vacunas deben actualizarse periódicamente. “Las compañías farmacéuticas están revisando las variantes en circulación y haciendo estudios del sistema inmunitario de personas que se han enfrentado a esas nuevas variantes para evaluar su capacidad de respuesta y adaptar las vacunas”, apunta Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología de la Universidad Europea.
Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), en España se administrarán vacunas monovalentes contra la subvariante ómicron XBB.1.5 (también llamada Kraken). Se trata de las versiones actualizadas de las vacunas de ARN mensajero Comirnaty y Spikevax, de Pfizer/BioNTech y Moderna. Se han hecho estudios que muestran que las dos mantienen la protección frente a las subvariantes del coronavirus que más circulan en estos momentos, que son EG.5 o Eris y BA.2.86, extraoficialmente llamada Pirola.
Criterios para vacunarse frente a la Covid este otoño
La población sana menor de 60 años que ya ha recibido varias dosis de vacunas frente al coronavirus, según indica Raquel Alfaro, secretaria del Grupo de Trabajo de Imvap (Infecciosas, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas) de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), “puede infectarse por Covid-19, pero de forma leve y sin importancia”. Sin embargo, se ha comprobado que quienes “tienen alguna enfermedad, ciertas complicaciones y una edad avanzada sí que tienen riesgo de ser hospitalizados y fallecer”.
La campaña de vacunación comenzará entre finales de septiembre y las dos primeras semanas de octubre; depende de la comunidad autónoma. El Ministerio de Sanidad recomienda la inmunización frente al SARS-CoV-2 a los siguientes grupos de riesgo:
- Todas las personas de 60 o más años.
- Los mayores de 5 años que estén ingresados en algún centro de discapacidad o de personas mayores (institucionalizados).
- Personas menores de 60 años de edad con condiciones de riesgo como: diabetes mellitus; síndrome de Cushing; obesidad mórbida; enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias, enfermedad renal crónica y síndrome nefrótico; hemoglobinopatías y anemias; hemofilia u otros trastornos de la coagulación; enfermedad hepática crónica (incluyendo alcoholismo crónico); enfermedades neuromusculares graves; cáncer; enfermedad celiaca; síndrome de Down; demencias…
- Embarazadas en cualquier trimestre de gestación y mujeres durante el puerperio (hasta los 6 meses tras el parto y que no se hayan vacunado durante el embarazo).
- Personas que convivan con pacientes inmunodeprimidos.
- Personal sanitario y sociosanitario.
- Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (policía, bomberos, protección civil, fuerzas armadas…).
Situación actual y variantes de ómicron que más circulan
La incidencia de Covid-19 ha ido aumentando en las últimas semanas, pero las autoridades sanitarias y los expertos señalan que la situación no es preocupante, ya que la mayoría de los casos son leves. Las variantes del SARS-CoV-2 que más están circulando descienden de ómicron y reciben nombres populares tan variopintos como Pirola o Eris. La primera de ellas, según explica Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, “parece que afecta menos al pulmón, con lo cual sería menos agresiva”. Respecto a Eris, señala que ha sido considerada como variante de preocupación por la OMS, pero eso no significa que afecte más, sino que está en estudio. “Lo que está demostrando la epidemiología y la evidencia científica es que la población está protegida y que las variantes que hay actualmente no han aumentado su virulencia”. Es la tendencia que cabría esperar, ya que la evolución natural de los virus les lleva a reducir su capacidad de causar enfermedad grave y mortalidad para poder perpetuarse y seguir infectando.
El inmunólogo señala que, gracias a la vacunación masiva frente a la Covid-19 desde finales de 2020, la mayor parte de la población cuenta, como mínimo, con tres dosis de vacunas, que suponen una buena defensa frente a ómicron. A esa protección hay que añadir en multitud de casos la infección por Covid-19 al menos en una ocasión, que da lugar a lo que se conoce como inmunización híbrida (natural y por vacunas), que es todavía más eficaz.
López insiste en que lo que se logra con la vacunación “no es evitar la infección, sino estar protegidos frente a la enfermedad grave”. Y eso es, precisamente, lo que han demostrado los estudios científicos realizados en los últimos años.
Junto con la vacuna para quien la requiera, siguen estando aconsejadas el resto de medidas de protección frente al coronavirus, aunque ya no se usan de forma tan intensiva como en los momentos más álgidos de la pandemia.
Mascarillas
Su utilización sigue siendo obligatoria en urgencias, servicios de oncología y otras zonas hospitalarias y de atención primaria. También puede ser recomendable el uso puntual de mascarillas en caso de sufrir síntomas respiratorios -especialmente para proteger a colectivos vulnerables- o como medida de protección adicional (por una situación de inmunosupresión, por ejemplo).
Test de diagnóstico
Ya no es necesario el uso sistemático de pruebas diagnósticas, pero los médicos los siguen utilizando en las personas que presentan síntomas respiratorios y tienen más riesgo de enfermedad grave (por ejemplo, con cardiopatías). Además, en las farmacias se siguen comercializando los test de antígenos para quien los quiera utilizar de forma ocasional para salir de dudas.
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