Clasificados desde hace una semana para los cuartos de Copa (eliminatoria que jugarán ante los Suns), los de Ham parecen haber dado con la tecla. Muy dependientes, eso sí, del nivel de sus estrellas. El rival no ayuda en la hipótesis, pero vimos una versión dominante de Davis, la que tanto tiempo se lleva pidiendo, omnipresente en ambas canastas.

El primer cuarto en el antiguo Palace (38-24), iba a marcar la tónica del encuentro. El interior de los Lakers anotando con facilidad y Russell, que se iría hasta los 35 puntos y 9 asistencias al final del choque, haciendo daño desde fuera.

Por parte de los locales, no ayudó que ningún jugador llegara siquiera a 20 puntos. Cunningham, su referencia, terminó con 15, mientras que Livers, desde el banco, aportó 14. Su gran noticia esta temporada, Ausar Thompson, finalizó con 12 puntos y 6 rebotes.

Ya en la segunda mitad, con el partido decidido, fue el momento para los secundarios. Wood, desde el banquillo, dejó buenas sensaciones con 12 puntos. El gran protagonista, además de un Russell que terminó con 35 puntos y 9 asistencias fue un colosal Davis. 28 puntos, 16 rebotes y 3 tapones para el interior.

Un LeBron de otro planeta

Ninguno fue suficiente para frenar a un LeBron en estado de gracia. En penetraciones, media distancia, desde lejos, sin balón, tras bote… un arsenal infinito de recursos para brillar en Detroit. Como si no fuera a cumplir 39 años en un mes. 25 puntos y 8 rebotes firmó en Michigan.

Con promedios de 25,7 puntos, 7,6 rebotes y 6,3 asistencias en 18 partidos esta temporada, el tiempo parece no pasar por LeBron. Una oda al deporte, a la salud del deportista y a la importancia de cuidarse. Los Lakers le necesitan, aunque tendrán que aprender a no depender tanto de él. Al menos durante la fase regular.

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