Cautela con Bronny en los Lakers: “Mejorar aún va a llevar mucho tiempo”. Los partidos de Bronny James en la liga de verano de Las Vegas llevan a una pequeña evaluación por parte del equipo sobre sus capacidades.
Mike Maestre
La conversación sobre Bronny James centra la temática de la NBA una vez han pasado el draft, las primeras semanas de mercado de fichajes y la preseason es la próxima cita en el calendario. Entre medias, los Juegos Olímpicos donde el padre, LeBron, ejerce de portador de la bandera en la ceremonia de apertura, capitán, guía espiritual, líder y tiene ante sí la última gran cita olímpica con Estados Unidos. El vástago ha finalizado sus primeras actuaciones como contratado en la NBA, ya que durante este mes de julio ha participado en la liga de verano que la Liga toma por oficial y en otro pequeño torneo adicional. ¿Conclusiones? Que esto es muy largo. Mediática y deportivamente…
Bronny no tuvo un desarrollo normal en su primer y único año universitario, se estuvo recuperando lentamente de un problema de corazón que había derivado en infarto, de ahí que las muestras que se cogieron en los Trojans valieran de poco. Su madurez va a ser más tardía que otros compañeros de camada, obligatoriamente, porque ha tenido menos tiempo.
Bronny ha sido validado en este mínimo banco de pruebas como un chico cuyos esfuerzos se deben centrar en, manteniendo la parte defensiva como troncal en el perfil a desarrollar, mejorar en el lanzamiento exterior. En Las Vegas falló los primeros quince triples que intentó, y continuó con una línea de trabajo sin que ese peso cayera a plomo sobre su cuerpo.
Bronny ha sido observado con lupa durante estas últimas semanas junto al otro novato fichado, Dalton Knecht, número diecisiete de esta generación. Entre ellos y otros jugadores como Colin Castleton, que se mantiene en la esfera de la franquicia, han ido avanzando colectivamente: de la doble derrota con la que empezaron a un triplete para acabar en positivo.
El entrenador que los Lakers llevaron a la liga de verano de Nevada, Dane Johnson, valoró de forma positiva el progreso que va teniendo el joven: “Sus últimos dos partidos fueron bastante buenos. Creo que le ayudará de cara al verano para que podamos trabajar en diferentes cosas con él, pero cuenta con la confianza de saber que puede jugar a este nivel. Eso sí, mejorar aún va a llevar mucho tiempo y muchas repeticiones en los entrenamientos”. Rob Pelinka, vicepresidente de operaciones de baloncesto, destacó tras estas actuaciones que, en consonancia con lo hablado con Bronny, se le pedirá que vaya con fuerza al aro en penetraciones para ayudar a abrir el campo y a poner presión sobre la defensa rival en zona propia. Falta saber si J.J. Redick, el que se hará cargo del banquillo a partir de septiembre, pedirá alguna especificación más o se trabajará con él en esa fina vírgula.
Bronny pasa y pasará por la lupa de los aficionados, periodistas e incluso sus compañeros de profesión. Ya hemos visto a favor a Chet Holmgren y en contra a Jaylen Brown. Batallará, como le apremia el padre, desde la humildad y el trabajo de tal manera que se haga un hueco en la liga de más calidad del planeta y calle a los críticos. Para él lo duro es ahora.
¿Veremos a Bronny en la G-League regularmente?
Después de la Summer League, en la que promedió 8,8 puntos en 25,1 minutos durante cuatro encuentros (con el lunar del 16% de acierto en triples), caen llovidas del cielo otras preguntas acerca del futuro del alero. ¿Y, ahora, qué? La vía del desarrollo en la NBA tiene una pata sobre la que sostenerse de manera regular: la liga que se dedica a ello, la G-League, donde las franquicias hacen sus experimentos con los que no tienen sitio en la plantilla principal. ¿Será el hogar de Bronny James durante un largo periodo? A pesar de que Rich Paul, representante de padre e hijo, advirtió a los que quisieran ficharle de que no firmaría un contrato dual (que estipula un máximo de días en la NBA y obliga a estar el resto del tiempo en el plantel secundario), la idea de que acuda a Segunda es probable. Para los Lakers representaría un win-win: no pierde ritmo sino que lo incrementa y, además, se convierte en un atractivo sin precedentes para los South Bay que precisamente dirige Dane Johnson. Poner en un nuevo nivel la expectación sobre el equipo y su figura, que también es de lo que iba su fichaje (no sólo se trataba de cumplir el sueño de LeBron y que ambos pudieran hacer historia juntos en una cancha de baloncesto).
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