Ember Garrido
En un espacio selecto de mi ciudad se eleva imponente este símbolo a la libertad, con una conjugación única entre el arte y lo natural, tenemos en Barquisimeto una plaza hermosa como ninguna otra .
Con dos entradas monumentales rodeada de grandes palmares nos regala su olor a grama recién cortada, sus ardillas y sus rejas francesadas.
Amplios caminos de granito que combinado con la naturaleza forman la visión abstracta del hombre y el planeta
Sus senderos nos llevan de la mano y paso a paso llegamos a su nave central donde nos reciben llenos de gloria eso guerreros de la Libertad.
Diosas Griegas que simbolizan igualdad, soldados que muestran a la patria su lealtad, pabellones, laureles, y estandartes son la configuración de la victoria contra el opresor.
Y en lo más alto del espacio monumental no podía faltar, el gran Abel de Colombia, el amado hijo oriental, el que llevó a las frías tierras andinas el calor de la liberación, el Gran Mariscal del pundonor.
Así llevamos en nuestra mente, alma y corazón este pequeño escenario de gloria nacional, caminar de nuevo por sus senderos siempre estará en mis sueños.
Algún día le contaré mi historia por estas tierras incas, arropado por su imponente sombra, que despide al crepúsculo multicolor en el ocaso del día dando paso a la transfiguración de la inmortalidad y la gloria.
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El Pepazo