Ángel Montiel
Ver un juego con los Bravos de Atlanta con Ronald José Acuña junior es realmente sensacional porque más loallá de los jugadores, el venezolano se roba todas miradas.
Nacido de La Sabana en La Guaira, Venezuela, es extraordinario en todos los sentidos y provoca verlo jugar para quienes somos amantes del béisbol. Yo, uno de ellos como también lo son mis grandes amigos y amigas como Anais Caldera, Mercedes Villalobos, Exequíades Chirinos, Joaquín Chaparro, Josué Carrillo, Jesús Suárez, Humberto Albarrán, Amílcar Boscán, y muchos otros.
Su sola presencia en el terreno es imponente y asusta a los lanzadores del equipo contrario. Toda una superestrella porque batea, corre, roba bases, atrapa pelotas y pone outs a los corredores.
Acuña Jr, cómo es conocido en todos los Estados Unidos, batea con la cabeza firme y los ojos puestos en la pelota no importa que está venga a la velocidad de un rayo, a más de 100 millas o el metrallazo que envía el cubano Aroldis Chapman…
Le paga porque el primer bate de los Bravos es capaz de batearla, y no solo eso, lo más importante es que está estableciendo unos récords que pocas veces se conoce: la marca de aquel que batea más duro a la esférica y en pos de ese récord anda Acuña Jr.
Nos hace recordar a Galarraga, quien era un bateador de jonrones formidable no solo bateaba y rompía los línderos del parque de los Rocckies de Colorado sino que era un duro y peligroso cuando se colocaba en la caja de bateadores.
Sin temor a equivocarme, y que me desmientan mis amigos, Acuña Jr. es mejor.
El joven derecho deleita cuando impacta la pelota y sale disparada como un misil Tomahawk y las gradas tiemblan en el equipo contrario mientras que la fanaticada del equipo de Atlanta aplauda y la otra llora pero también disfruta de los batazos del venezolano.
Es sencillamente un maestro del béisbol y un verdadero embajador en tierras de Estados Unidos donde su nombre suena a cada instante y muchos llevan su camiseta.
Le gusta y le apasiona este deporte y es el típico jugador caribeño que a uno le gusta ver en un partido: es sagaz, corre las bases como ninguno, tiene más de 16 bases robadas, es decir batea, corre y además de eso tiene un potente brazo que es capaz de fulminar en segunda o en tercera a quien ose desafiarlo.
Vean los videos para que no digan que no se los dije y allí se darán cuenta de las cualidades del muchacho de La Sabana.
Acuña Jr es más que el típico “money player”, el jugador que juega por dinero, porque más allá de los dólares le impone muchas ganas y pasión en cada juego. Tiene presencia, estilo, con capacidad, con sabor y otra cosa más importante es venezolano que nos hace recordar a la gran figura latinoamericana como sigue siéndolo Roberto Clemente.
Porque Acuña Jr. es un hombre sencillo, que habla con los fanáticos y comparte en esos pocos momentos que puede hacerlo.
El año pasado jugó con los Tiburones de La Guaira para cumplir un deseo personal, porque el dinero es lo que le sobra al igual que sus condiciones físicas. Y lo ganado lo regaló a su gente de la costa de La Guaira en guantes, pelotas, etc para que puedan jugar béisbol como él lo hace.
Cada día que pasa se convierte en el pelotero más parecido al gran Roberto Clemente y decir Roberto Clemente es sencillamente decir un grande liga completo.
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El Pepazo