«Me entreno para ser campeona olímpica», afirma. La atleta comparte desde París su nuevo panorama tras la grave lesión de su compañera Yulimar Rojas. Sobre la lesión de la venezolana dijo: «La verdad, un shock. Yo lo definiría como un shock, porque al final, cuando tú conoces a una persona que parece invencible, que haga lo que haga, gana; que se equivoque, las veces que se equivoque, siempre sale victoriosa; que la ves entrenar todos los días…, pues es muy, muy, muy, muy chocante. Y muy triste la verdad.
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En París, casi su segunda casa, o su tercera porque Guadalajara, el centro de entrenamientos, ya es un poco suya, Ana Peleteiro habla como siempre. Con franqueza y con la ilusión que le aniña la cara. Ahora es madre y quizás eso le ha vuelto más temible. A veces da la sensación de que quiere demostrar a su hija que hay que ser fuerte en la jungla de la vida.
Pregunta. Volvió hace un año más o menos. ¿Cómo se ve ahora como atleta?
Respuesta. Pues muy bien, la verdad. Sorprendentemente bien. Yo creo que la descripción es más madura, muy fuerte, mentalmente más ordenada y con los objetivos más claros que nunca.
P. ¿El día que conoció la lesión de Yulimar, qué pensó?
R. Es que estaba allí. Entonces lo último que pensé fue en lo deportivo. Pensé en que una amiga se acababa de hacer daño. No sabíamos muy bien lo que era, pero la verdad es que visualmente se sabía. Entonces fue un poco…. La verdad, un shock. Yo lo definiría como un shock, porque al final, cuando tú conoces a una persona que parece invencible, que haga lo que haga, gana; que se equivoque, las veces que se equivoque, siempre sale victoriosa; que la ves entrenar todos los días…, pues es muy, muy, muy, muy chocante. Y muy triste la verdad, porque al fin y al cabo estar lejos de tu casa, lejos de tu familia… Es una situación en la que nadie querríamos vernos. Y aparte que en el deporte, y tú bien lo sabes, respetamos mucho este tipo de lesiones porque son lesiones de una gravedad muy alta.
P. Pero las exigencias ahora han aumentado…
R. Por supuesto.
P. Tanto para usted misma como a lo mejor porque le quiere dedicar un hipotético éxito y eso le motiva aún más.
R. Han aumentado las exigencias, pero con cabeza. Es un año muy delicado, puede pasar de todo, pero si yo antes me cuidaba, antes descansaba, antes estaba centrada, pues ahora tengo que estar más porque yo antes entrenaba para ser subcampeona olímpica y ahora por ser campeona olímpica.
Tras la lesión de Yulimar tuve que pedir ayuda terapéutica, me costó gestionarlo, soy un poco hipocondriaca
P. ¿Ha pensado que no tener su competencia como la tenía a diario podría mermar sus prestaciones en los entrenamientos?
R. Creo que me perjudica, pero también me beneficia porque la atención de Iván (Pedroso) la tengo toda para mí ahora. Por lo tanto, creo que me beneficia y me perjudica en partes iguales. Pero es eso. Al fin y al cabo, el atletismo es un deporte individual y yo tengo que hacer mi camino. Ella no va a dejar de hacer su camino por mí, ni yo puedo dejar de hacer mi camino por ella.
P. Sin duda…
R. Tuve que pedir ayuda terapéutica y tener una sesión con Rebeca, mi coach mental, porque cuando cuando eso pasó, me cogió como muy de sopetón y me costó gestionarlo. Aparte, yo soy un poco hipocondríaca y de repente me entró mucho miedo y, al fin y al cabo es lo que me dice Rebeca, o sea, tú has hecho las cosas bien Ana, no tiene por qué pasarte nada, sigue haciéndolas bien para seguir, pues eso, despistando todo ese tipo de problemas.
P. Una de las frases más ambiciosas que le he escuchado fuera de micrófono fue: «Yulimar me va a llevar a los 15 metros». Ahora tiene que hacer ese viaje sola. ¿Está preparada para ello?
R. Mira, Yulimar no estaba en España, en octubre; no estaba en España en noviembre, ni en diciembre, y yo ya estaba entrenando para saltar 15 metros. O sea que al fin y al cabo, por supuesto que me ha abierto los ojos de que sí se puede, pero yo no. O sea, no soy la única que va a saltar 15 metros. En los juegos, me refiero. Yo posiblemente salte 15 metros y no sea suficiente. Hay que saltar más en los Juegos y hay que llegar súper fuerte. Por supuesto que ella me ha abierto los ojos de que todo es posible, pero no es a causa de que ella esté en Guadalajara o no el hecho de que yo esté entrenando para saltar 15 metros o no.
P. Cambiando de tema. ¿Cómo lleva vivir con alguien como su marido (Benjamin Compaoré) que todavía no ha conseguido la mínima olímpica? ¿Sufre un poco también por él?
R. Mira, Benjamín es una persona tan generosa y tan seguro de sí mismo… También tiene un talento que le ha permitido saltar 17 metros, un talento que muy pocos deportistas tiene. Pero tiene un hándicap que son las lesiones. Él, después de su lesión en el pie que casi se lo tienen que amputar, tiene un tobillo que está de aquella manera, que sabe que después de los Juegos, esté o no esté allí, va a tener que pasar por el quirófano.
Está alargando eso porque sabe que el hecho de pasar por quirófano tiene una gravedad, tiene un riesgo y ahora mismo no es factible asumirlo. Pero él es que es una persona tan positiva que haga lo que haga, pase lo que pase, él está feliz, ¿sabes? Y al fin y al cabo también yo creo que el hecho de haberse realizado como entrenador y que sus atletas estén en tan buena forma deportiva, que hayan ayudado a mutar a chavalas que hace dos años no consiguen ni hacer una técnica por molestias y que estén saltando entrenamientos 14 metros, sé que a él eso le realiza.
P. La doble faceta, saltador-entrenador tan díficil de conseguir…
R. Y ya no sólo es el disfrutar del atletismo por él mismo. Hace atletismo porque le gusta y porque considera que se merece acabar en unos Juegos Olímpicos y disfrutándolo. Pero él sabe lo que hay, entonces no hay ningún tipo de presión. Sólo hay preocupación porque pueda entrenar y ahora mismo está todo muy bien y está en buena forma.
Y si Dios quiere, pues en Huelva, cuando vaya a competir el veintipico, pues saldrán las cosas y saldrán bien. Pero ya te digo que no es ya algo en lo que se muere por el atletismo. Lo hace por disfrute. Él realmente lo que quiere y con lo que disfruta es viéndome a mí como estoy. Somos una familia y somos un equipo.
En ese periodo de competición, o sea, del 2 al 4 de agosto, bueno, al 3 de agosto a las 00:00 de la noche, yo no quiero saber nada de mi hija porque igual que me da la fuerza me la quita, porque es como mi punto débil
P. La Villa Olímpica va a tener una guardería. ¿Va a llevar a su hija allí?
R. No, no se va a quedar en la Villa Olímpica. Mi familia viene. Vienen mis padres, mis tíos y mis padrinos y mis primas. Y les he cogido un AirBNB en el centro de París y Lúa va a estar ahí con ellos para yo poder concentrarme al ciento por ciento. Pero gracias a que hay esta opción de que mi hija puede entrar a la villa, a lo mejor un día sí, un día no, para poder verla y poder darle unos mimitos y que ella me vea a mí. Pero sí que es cierto que en ese periodo de competición, o sea, del 2 al 4 de agosto, bueno, al 3 de agosto a las 00:00 de la noche, yo no quiero saber nada de mi hija porque igual que me da la fuerza me la quita, porque es como mi punto débil.
P. ¿Su carácter competitivo sigue siendo el mismo tras la maternidad?
R. Mira, yo creo que soy incluso mejor competidora que antes. Porque yo ahora, cuando me da pereza algo, que yo siempre he hablado de la pereza porque es algo que está dentro de mí, que es mi personalidad y que he tenido toda mi vida que luchar contra ella… Ahora, cuando algo me da pereza, o estoy cansada o no me apetece hacerlo, pienso en ella y lo hago por ella. Entonces ella es mi motor.
P. Le leí que ha estado seis veces en El Hormiguero, que debe ser un récord. ¿Qué porcentaje hay de atleta, de emprendedora y de personaje público en Ana?
R. Un poquito de todo. O sea, igual que hay un porcentaje que es madre, igual que un porcentaje de que yo sigo siendo Ana con 28 años, igual que hay un porcentaje de Ana casada y un porcentaje de Ana con sus amigas. O sea, no me gusta ponerle un número a algún plan; cuando estoy en la pista solo soy atleta y cuando estoy en mi casa solo soy Ana mamá, porque es lo que tengo que ser en ese momento. O sea que yo en cada momento me focalizo en aquello que tengo que desarrollar. Cuando estoy sentada con mis socios, pensando en el plan de negocio que queremos desarrollar, pues en Chrys Díaz Coruña, o me siento con mi socia de Podoactiva Vigo y vemos cómo ha ido, cómo hemos crecido en este semestre y cómo han sido los totales del año, me centro solamente en eso.
O sea, al fin y al cabo es algo que forma parte de mi vida. Por supuesto que el atletismo ahora mismo es lo más importante, pero todo lo demás también ocupa su espacio en las 24 horas del día.l
El Pepazo/Marca