El griego firmó 33 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias, y fue el mejor de la victoria del equipo de Milwaukee en la cancha de los Minnesota Timberwolves
No corren los mejores momentos en los Milwaukee Bucks. Tras un verano de cambio radical, en el que entregaron su ADN de los últimos cursos (guerrero, defensa inmensa) al intercambiar a Jrue Holiday por la superestrella Damian Lillard, las cosas no funcionan como deberían. Adrian Griffin salió del banquillo del equipo de Wisconsin, Doc Rivers llegó. Pero nada cambió demasiado. Se fueron al All-Star con incógnitas, y vuelven, por lo menos, con alguna certeza más. Tras ganar en la cancha del mejor equipo del Oeste, los Minnesota Timberwolves (107-112).
Lo necesitaban. Ya no por la clasificación, pues con 36 victorias y 21 derrotas son terceros del Oeste tras Boston Celtics y Cleveland Cavaliers. Sí por el estado anímico de todos, empezando por Giannis Antetokounmpo que fue, como casi siempre, el más destacado. 33 puntos (9/13 en TC y 14/21 en TL), 13 rebotes y 5 asistencias. Además de contar con un buen Lillard.
Lillard apareció, fundamentalmente, en el tramo final. Allí parecían llegar muy sobrados los Bucks tras una gran presentación en el partido (91-74, 40′). Pero los Wolves se agarraron al partido. Karl-Anthony Towns metió dos triples, Anthony Edwards subió el nivel y anotó otros dos en el último minuto. Necesitó una reacción de los Bucks, que llegó tras un gran movimiento de Antetokounmpo con Jae Crowder, y el ‘Dame Time’.
Lillard dejó dos detalles de suma belleza estética, pero también de máxima importancia. Un triple, casi cayéndose, para alejar a los Wolves. Y en los últimos segundos, una gran suspensión desde el lateral. Suma 102 puntos en el tiempo ‘clutch’, que comprende los últimos cinco minutos de partido cuando el marcador es igual o menor a cinco puntos. El cuarto mejor de la NBA.
Hay altos y bajos… cambió todo
Giannis Antetokoumpo
Vital. Junto a Antetokounmpo, que es detrás de LeBron el jugador con más partidos (112 por 117) de, al menos, 30 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias. Y un respiro claro. «Hay altos y bajos. Cambió todo. Cambió el dueño, el entrenador. Después otro entrenador. Y los jugadores estrella», relató el griego.
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El Pepazo/Marca