Thaischi Molina
La luna me deslumbra con su luz grisácea, levanto mi rostro y escucho tu voz a kilómetros de distancia.
Una estrella baja y toma de mí, un hermoso recuerdo cubierto de encajes. Ella se levanta y lo lleva a tus sueños entretanto que
se teje un hermoso ramillete de épocas, sitios y encuentros que nunca desaparecerán porque viven en mi.
Aunque el tiempo corra sin parar, allí estarán guardados en mi mente.
Aunque hayas crecido y volado como gaviota
siempre ten presente que si hay días hermosos
Que los sueños se alimentan de recuerdos y que la distancia acerca el pensamiento de ambos.
Ten la seguridad que en cada momento el extrañarte se hace intenso como el latir de mi corazón.
Te vi alejar y no pude detenerte
solo quede inmóvil, petrificada ante el hostil e implacable frío de la soledad.
Un día lo pensé pero nunca lo quise ver,
Nunca quise saber en qué momento te irías.
Ahora con el caminar de la vida sigo esperándote
Sigo a la luna y espero la estrella que llevara otro recuerdo a tus sueños.
No me rindo,
sigo viéndote y escuchándote.
Cada vez que alzo mis ojos al cielo y veo la grandeza del Dios de Israel, me digo
Que la virtud más grande del ser humano es el amor, que la bendición más grande es dar aliento de vida, pues me permitió ser la mujer escogida
para traerte al mundo al ser más especial que haya conocido.
La brisa me trae tu olor y me anima a seguir
anido en mi amor, las esperanzas de volver a verte,
abrazar y llenarte de besos,
decirte que te amo
que a pesar de todo creo en una nación donde fluye leche y miel,
donde eres parte de la prosperidad del mismo.
Amo tus ojitos color café mirando los míos
Y se que algún día cuando las escarchas caigan de las estrellas y las campanas den sus fuertes tonadas, todo cambiará y
en ese instante, haré fiesta y mis ojos de felicidad llorarán.
Mientras tanto
tú allá
Y yo aquí.
El Pepazo