El criollo, que agradece a sus mentores, amigos y colegas, está en el Top 20 de la Segunda Autonómica Oro, de acuerdo con las rigurosas evaluaciones. Tiene un duro compromiso este domingo 12 en los play off femeninos.

Luis Carlucho Martín

El experimentado árbitro de baloncesto venezolano, Carlos Pamphill, próximo a 50 años en ejercicio, desde 2019 es carta fija en la rotación arbitral de la Federación Madrileña de Baloncesto y por sus progresos actualmente se desempeña en la Segunda División Autonómica Oro.

Es así como el venidero domingo 12, asistido por el auxiliar Daniel Ollero Plaza, administrará justicia en un juego de play off en el género femenino, en la casi culminante temporada 2023-24, actuación que el criollo dedica a su maestro Francisco Paco Diez, su mentor José Luis Puerta, sus amigos Luis Crespo y Edson Vásquez, su padrino Raúl Ramos, sus compadres Orlando Mosquera y Noel Martínez, y sus compañeros y colegas Rodrigo López, Winder Alvis, José Herrera, José Moreno, Pedro Raga, Jorge Tovar, Fernando Joubert, David Papo, Hódriz Cañizález, además de William Boxill y la dama del baloncesto Elena Estévez, así como a su hermano Rommer Pamphill, que también labora en España.

Así lo dio a conocer, mostrando plena satisfacción, el destacado venezolano, que a pesar de su rodaje internacional –que comprende experiencia mundialista y ciclo olímpico, entre otros–, extraña sus días en la otrora competitiva Liga Profesional de Venezuela, donde “el calor del público, en todos sus escenarios, obliga a ser más competitivo, acorde con la realidad y su alta exigencia técnica, lo que me generó suficiente experiencia para asumir exitosamente estos nuevos retros”, expuso.

En cuanto a ser competitivo confiesa que, al llegar a España, sus credenciales fueron evaluadas y por su inmaculada hoja de servicios, salvó algunas pruebas que le hacen a los noveles, pero desde entonces está sometido a rigurosos controles que supervisa la Federación Madrileña.

“Acá hay muchos árbitros de excelente nivel, lo que obliga a estar actualizado porque el baloncesto es muy dinámico y hay que crecer con él para garantizar la calidad de arbitraje; por eso, semanalmente nos evalúan en todos los aspectos de conocimiento del juego y cada tres meses sondean los aspectos físicos”, aseguró Pamphill.

Por superar los 60 años de edad, la entidad deportiva limitó las posibilidades laborales del criollo a las ligas de desarrollo con techo en la Segunda División, ya que el ascenso a la ACB, las LEB oro y plata, EBA y Primera División, solo está permitido para árbitros de menor edad.

“Si no me ascienden por edad, no pasa nada; peor es que no me asciendan por mi calidad”, aseguró el criollo al asumir el reto, y desde las categorías de iniciación ha escalado hasta la Segunda Autonómica Oro. Hace hincapié en el buen nivel de los junior y juveniles. “Están a la par de la SLB de Venezuela. Un muchacho de estos mide más de 1.90 metros, tiene fuerza, clava la pelota y se desempeña como un jugador maduro”, aseveró.

Pamphill agradece las oportunidades que la brinda la vida y reconoce el contacto entre Fevebasket y la entidad española en la persona de Miguel Ángel Pérez, miembro FIBA para Europa. “Me abrió las puertas en tan competido baloncesto, que cada semana alberga más de 3 mil partidos. Algo impensado, inimaginable, en nuestro medio”, dijo.

Por su desempeño, el nombre de Carlos Pamphill está en el Top 20 del arbitraje español y desde la temporada 2023-24 ha recibido más oportunidades con partidos de mayor calidad, justamente, en la Segunda Oro tanto en masculino como en femenino. “Ese estatus me hace sentir orgulloso y más comprometido con mi oficio, porque ante tanta competencia, conmigo mismo y con los colegas, debo estar siempre a tope”.

Dada su vivencia, con saldo positivo, Pamphill indica a las nuevas generaciones de árbitros que siempre hay posibilidades de crecer en ligas foráneas y de mayor calidad, como la española, pero deben tener presente la disciplina, entrega y sacrificios. “Por eso, todos los días estudio baloncesto, porque me gusta sacar las mejores notas, como decimos en Venezuela”.