¿Por qué estoy todo el día cansado?. La astenia primaveral es un trastorno que sufren muchas personas con la llegada de esta estación del año y que se caracteriza por un cuadro de cansancio continuo. Llevar una dieta rica en verduras y frutas y el ejercicio moderado son algunos de los consejos para sobrellevar este agotamiento.

Alicia Cruz Acal

Acerca de las causas que se esconden tras esta fatiga, son varias las que se barajan. Tal y como explica a CuídatePlus Vicente Javier Clemente Suárez, catedrático de Deporte en la Universidad Europea, “la más aceptada está relacionada con los ajustes que tiene que hacer el organismo para adaptarse al nuevo ritmo circadiano”. Sobre este, conocido también como reloj biológico interno, es el encargado de regular los diferentes ciclos biológicos, que duran aproximadamente 24 horas, como el del sueño-vigilia o el del metabolismo de los alimentos.“El aumento de horas de luz y de las temperaturas pueden afectar a ese ritmo biológico, lo que lleva a desajustes en los ciclos de sueño-vigilia y, por tanto, a esa falta de vitalidad”, detalla el experto, quien también hace referencia a la nutrición: “Algunos cambios en la dieta, además de una mayor actividad fuera de casa en esta época del año y que conlleva más consumo de energía, producen esa sensación de agotamiento”. Por otra parte, contribuye a ese malestar general el aumento de alergias estacionales, sobre todo al polen.

Más allá del cansancio, otros síntomas habituales de la astenia primaveral, trastorno que no suele durar más de dos semanas, son la dificultad de concentración y para dormir, aturdimiento, somnolencia diurna… así como signos de carácter psicológico: tristeza, desánimo o irritabilidad.

Consejos para combatir la astenia primaveral

Clemente Suárez apunta que la clave es tratar de adaptarse lo más rápido posible al cambio de los ciclos circadianos. Para ello, da una serie de consejos para sobrellevar este cansancio:

Dormir lo suficiente e intentar no acostarse muy tarde.
No exponer la vista a luces azules una o dos horas antes de ir a la cama.
Llevar un horario regular de comidas, teniendo en cuenta que el desayuno debe ser fuerte y la cena, ligera.
Comer frutas y verduras, pues son alimentos con altas cantidades de vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan a resolver procesos inflamatorios y a conciliar el sueño.
Hacer ejercicio físico moderado, una herramienta esencial para modular la energía y el estado de ánimo.
Intentar hidratarse bien, relacionado directamente con la fatiga.
Exponerse a la luz natural, especialmente a primera y última hora del día para que lleguen señales bioquímicas al cerebro y que este pueda adaptarse al cambio.
Gestionar el estrés con técnicas de relajación o meditación.