Es el campeón que habla en pista. El ‘1’ ganó la carrera larga tras aprender del Sprint, al ser agresivo al inicio y gestionar después
«Yo trabajo en silencio». Con una sonrisa burlona y estas simples palabras resumía Pecco Bagnaia cómo había pasado del cuarto lugar del Sprint, sufriendo, a imponerse en la carrera larga de MotoGP en Qatar.
No es impostura, es su forma de ser: todo corrección, todo mesura, todo tranquilidad… todo inteligencia. Así ha ganado sus dos títulos en la clase reina -y el de Moto2, que algunos olvidan- y así comenzó el ataque a su cuarto entorchado en un ‘revival’ de lo que hacía en 2023: dar la vuelta a ciertas pruebas cortas que se le atragantaron para vencer cuando más puntos se otorgan.
Porque el ‘1’ ganó la carrera en la primera vuelta, en concreto en las tres primeras curvas: Era quinto en parrilla, pero al partir, casi se toca con Aleix Espargaró. Tuvo que irse por fuera y le fue bien, pues ya se colocó tercero en el ángulo inicial. Al instante rebasó a Brad Binder y, al momento, a Jorge Martín.
Casi de una tacada abortaba el plan de fuga de Martinator y encontraba aire fresco y libre de las turbulencias que hacen subir la presión de los neumáticos. Luego había que saber gestionar todo y lo hizo con la maestría habitual. Ni permitió que el sudafricano se le arrimara.
El italiano admitió que aprendió la lección del sábado. «Era muy importante cambiar la estrategia en las primeras vueltas respecto al Sprint. Intenté ser un poco más agresivo porque sabía que mis prestaciones y mi potencial eran lo suficientemente buenos para permitirme gestionar una distancia si podía ponerme al mando», expuso.
El de Chivasso dio la vuelta a la tortilla. «El Sprint fue una buena lección también para saber cómo obtener las prestaciones con la nueva moto. Estoy contento porque supimos entender cómo mejorar la situación y eso me da una gran motivación», proclamó.
Porque él, como Jorge Martín o Bastianini, los de la GP24, se lamentaron mucho de las malas vibraciones que tenían en su rueda trasera. Eso siguió para los tres, pero en menor medida. Y el que supo controlarlo todo mejor fue Bagnaia, es decir, el de casi siempre.
Lo malo para los rivales es que este resquicio de duda de la nueva arma ‘ducatista’ parece esfumarse, al menos para el transalpino. «Lo bueno es que si tenemos otra vez ese problema ya sabemos hacia qué dirección ir», advirtió.
Martinator, a medias
Eso podría ayudar a Martinator, tercero con su misma máquina. «No puedo pilotar como me gustaría, no puedo tocar el freno de atrás, no puedo utilizar mis habilidades para ir rápido, pero he podido ser competitivo en otros puntos, pero empezar así, como vengo de otros años, a mí me da confianza, me genera estar contento», decía con un sabor agridulce. El madrileño se lamentaba, entre otras cosas, de ser algo ‘blando’ en los compases iniciales.
KTM, la cara y Aprilia, la cruz
La ‘sorpresa’ en lo positivo fueron las KTM, especialmente con Brad Binder, segundo. «Sí, pero nosotros vamos ya al cien por cien, mientras que ellos, las Ducati con Bagnaia y Martín, todavía no», aseveraba.
El esperado drama llegó para las Honda y las Yamaha. Su travesía por el desierto parece que será muy larga. Como ya lo fue en 2023, porque el Mundial 2024 empezó como acabó el anterior, con Bagnaia hablando en la pista y siendo ya líder.
El Pepazo/Marca