Bronny volvió a flojear en el tiro. Anotó el primero de sus lanzamientos cuando apenas se habían jugado 43 segundos de partido. Sumaría su segunda canasta en el segundo cuarto. Acabó con un gris 2/9, incluido un 0/4 desde el triple y alguna bandeja aparentemente sencilla tras plantarse bajo el aro superando a sus rivales. También anotó un tiro libre, que en la G League esta temporada pueden valer dos puntos.
“Me alegré de ver a Bronny salir y demostrarle al mundo que puede jugar. Soy un gran defensor de que se le reconozca que es un gran jugador y que las críticas que recibe son injustas”, le alabó su compañero Quincy Olivari. Zach Guthrie, su entrenador, consideraba que había hecho «un trabajo fantástico. Su juego fue desinteresado y jugó con gran fluidez. Nuestros exteriores, incluido él, defendieron a niveles excepcionalmente altos».
Había expectación por ver el estreno en la G League de Bronny, de 1,90 metros y 20 años. Los South Bay juegan en las instalaciones de El Segundo, donde habitualmente se entrenan los Lakers, y donde la única camiseta que se podía comprar antes del encuentro era la de James Jr. Allí acudió buena parte del clan de los James, con LeBron a la cabeza. La madre, la hermana y la abuela del base también estuvieron. Y parte de la plantilla de los Lakers, con Anthony Davis y D’Angelo Russell. Rob Pelinka, mánager general de los Lakers, tampoco se lo perdió.
Cinco partidos en la NBA
Sus promedios en su por ahora breve carrera en la NBA han sido de 0,8 puntos, 0,2 rebotes y 0,4 asistencias. Unas prestaciones escasas que hicieron que la franquicia le enviara a la G League. Era una posibilidad de la que habían hablado hace tiempo tanto LeBron como el entrenador JJ Redick. El joven no está listo aún para la NBA y en el equipo afiliado tendrá los minutos que necesita para mejorar y progresar. ¿Lo suficiente para regresar a los Lakers?
El Pepazo/Marca