El mal olor es un buen motivo para lavar a menudo las toallas de cocina y baño, pero no se trata de una cuestión meramente estética o sensitiva. Los microorganismos que se acumulan en ellas a medida que pasa el tiempo pueden ocasionar enfermedades gastrointestinales y de la piel.
María Sánchez-Monge
Por lo tanto, el mal olor es un buen motivo para lavar a menudo la ropa de baño y cocina, pero el principal motivo por el que conviene cuidar la higiene son los problemas de salud que puede ocasionar esa acumulación de gérmenes.
Otro estudio, en esta ocasión realizado por investigadores de la Universidad de Arizona, reveló la gran cantidad de bacterias que llegan a albergar las toallas y trapos que se utilizan para el secado de manos en la cocina. El mayor riesgo que se plantea en estos casos es la transmisión de patógenos que causan enfermedades gastrointestinales. Se recolectaron 82 toallas de diversos hogares localizados en cinco ciudades importantes de los Estados Unidos y Canadá y se determinó la cantidad y el tipo de bacterias que contenía cada una de ellas.
Se detectaron bacterias coliformes en el 89% de las muestras. Este tipo de microorganismos están estrechamente relacionados con el suelo, el agua y el tracto intestinal de los animales y se han utilizado como indicadores de las condiciones insalubres en la producción de alimentos y bebidas. La mayoría de las bacterias coliformes son inofensivas para los humanos, pero algunas pueden causar enfermedades leves y, con menor frecuencia, graves. Entre ellas se encuentra Escherichia coli, que en el estudio se aisló en el 25% de las toallas. La mayoría de las variantes de E. coli son inofensivas o causan diarrea breve, pero algunas cepas ocasionan cólicos abdominales intensos, diarrea con sangre y vómitos.
Riesgos para la piel de la ropa de baño sucia
El potencial dañino de los gérmenes residentes en las toallas de baño, a diferencia de lo que ocurre con las de cocina, se relaciona fundamentalmente con problemas dermatológicos. “A través de las toallas de baño se pueden contraer infecciones cutáneas que se transmiten por fómites, es decir, cuyo agente infeccioso es capaz de sobrevivir durante un tiempo determinado en la superficie de un objeto inanimado como puede ser la ropa”, expone Mª Reyes García de la Fuente, dermatóloga de Vithas Lleida. Entre las más frecuentes destacan la sarna, el impétigo contagioso, los moluscos contagiosos, las tiñas y otras enfermedades de la piel de origen vírico.
“Hongos, ácaros y bacterias pueden sobrecrecer en toallas que no son lavadas con la frecuencia que deberían o que no se dejan secar o airear adecuadamente”, confirma Román Barabash Neila, dermatólogo en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y académico de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). “Cuanto más tiempo pase la toalla sin lavarse, más riesgo hay de que acumule gérmenes, que lógicamente pueden afectar más a personas con patologías dermatológicas de base que a quienes tienen la piel indemne”.
¿Es correcto cambiar las toallas semanalmente?
En buena parte de los hogares se sigue la norma de que las toallas de baño pueden utilizarse durante una semana. Sin embargo, no hay ninguna prueba tangible de que tenga que ser ese el plazo más saludable. De hecho, tal y como apunta Barabash, “las recomendaciones en cuanto al cambio varían según el clima de la zona y la época del año”. No obstante, agrega que “el consenso y el sentido común dicen que lavar una toalla cada 3-4 días es lo adecuado”.
Los riesgos de compartir toallas
El representante de la AEDV considera “fundamental que las toallas sean de uso personal y nunca compartidas”, ya que existen patologías infecciosas o infestaciones que pueden transmitirse de persona a persona al compartir ropa de baño: sarna, piojos, impétigo y diversas micosis.
En esta misma línea, García de la Fuente desaconseja “el uso compartido de toallas en gimnasios donde las dispensan; en cambio, se aconseja el lavado previo con agentes químicos apropiados o con agua caliente a más de 60º de temperatura”.
Personas que deben tener más cuidado con la ropa de baño
Las personas con enfermedades dermatológicas como dermatitis atópica, psoriasis o acné tienen la barrera cutánea alterada, lo que hace que el contagio sea más fácil porque el agente infeccioso penetra con mayor facilidad en la piel. “Asimismo, estas personas suelen asociar prurito y, por tanto, suelen tener el mal hábito de rascarse la piel, haciendo que el agente infeccioso se propague con más rapidez que en individuos que no asocian enfermedades dermatológicas”, alega la dermatóloga de Vithas.
En estos casos, no está de más adoptar precauciones adicionales. “Utilizar tejidos naturales (algodón o lino), dejar secar de forma adecuada las toallas tras cada uso, cambiarlas cada 3-4 días o lavarlas sin suavizante o con detergentes suaves pueden ser medidas muy recomendables”, resume Barabash.
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