Hay 17 muertos y tratan de reparar daños, pero se acercan nuevas tormentas. El gobernador Gavin Newsom dijo que temen que la cifra de víctimas fatales crezca a medida que se limpian los destrozos generados por las fuertes lluvias, oleaje, deslaves e inundaciones de los días previos
California busca este miércoles limpiar los destrozos dejados por varias tormentas sucesivas y reparar los daños generalizados aprovechando un receso de la lluvia en muchas zonas, aunque el norte podría tener tormentas eléctricas y se espera que un potente frente golpee el estado el viernes.
Al menos 17 personas murieron en las tormentas hasta el momento. Es probable que la cifra suba, indicó el martes el gobernador, Gavin Newsom, durante una visita a la pintoresca localidad de Capitola, en la costa de Santa Cruz, muy afectada por el oleaje y los arroyos desbordados la semana pasada.
Entre los decesos se encuentran el conductor de una camioneta pickup y un motociclista que fallecieron el martes después de que un árbol alcanzado por un rayo cayera sobre ellos, según las autoridades.
Más de la mitad de los 58 condados de California fueron declarados como zonas de desastre, indicó el gobernador.
La tormenta más reciente, que comenzó el lunes, formaba parte de una serie iniciada a finales del mes pasado. Reparar los daños podría costar más de 1.000 millones de dólares, indicó Adam Smith, experto en desastres de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), en un reporte de Los Angeles Times.
Los operarios trabajaban para reabrir importantes autopistas cortadas por aludes de rocas, inundaciones o lodo, mientras más de 10.000 personas que habían recibido orden de abandonar localidades costeras en el centro del estado recibían luz verde para volver a casa.
Entre esas poblaciones estaba Montecito, una adinerada comunidad en el condado Santa Barbara donde viven el príncipe Harry y otros famosos. Hace cinco años, un alud de lodo mató a 23 personas y más de 100 viviendas quedaron destruidas en el lugar.
Sin embargo, miles de personas residentes cerca de arroyos y ríos crecidos por la lluvia seguían bajo órdenes de evacuación. En el valle San Joaquín, las aguas desbordadas del arroyo Bear inundaron parte de la ciudad de Merced y la vecina Planada, una pequeña comunidad agrícola situada junto a la carretera que conduce al Parque Nacional de Yosemite.
Los 4.000 vecinos de Planada recibieron orden de marcharse el martes por la mañana. Había vecindarios bajo el agua, con coches sumergidos hasta el techo. Los residentes cargaron con lo que pudieron salvar a sus espaldas mientras salían bajo la lluvia.
En el condado de Monterrey se ordenaron otras evacuaciones por ruptura de represas.
El fenómeno de río atmosférico -una larga línea de humedad que se extiende hasta el Pacífico y puede provocar abundantes lluvias y nevadas- ha remitido en algunas zonas. Se esperaba que el miércoles hubiera lluvias ligeras a moderadas con algunas tormentas eléctricas en el norte de California. Un sistema tormentoso más fuerte se mantendría sobre la zona desde el viernes y hasta el 17 de enero.
A pesar de las lluvias, la mayoría del estado seguía en estado de sequía extrema o grave, según el Observatorio de Sequía de Estados Unidos.
Aunque las tormentas podrían ofrecer algo de alivio local, “no resolverán los desafíos de la sequía en el largo plazo”, dijo Rick Spinrad, administrador de la NOAA.
El Pepazo/Infobae/Con fotos de AFP, AP y Reuters; e información de AP