El sexo y la edad son factores de riesgo, y la incidencia es tres veces menor en hombres
Los expertos no saben por qué las féminas son mayormente las perjudicadas por este tipo de cáncer. Consideran que ser mujer es uno de los factores de riesgo para sufrir la patología. Otros factores son la exposición a la radiación, el sobrepeso u obesidad, y el yodo en la alimentación.
Este cáncer tiene varios tipos, algunos más que frecuentes y otros más graves, pero igual que todas las enfermedades de tiroides, tiene una incidencia tres veces más en las mujeres y a pesar de que puede afectarlas a cualquier edad, es común que el diagnóstico sea entre las que tienen 40 y 59 años. Sin embargo, corren más riesgo las menores de 40, según la Sociedad Americana Contra el Cáncer.
Algunos expertos señalan que el hecho de que esta patología se exprese más en las personas de sexo femenino se debe a la hormona estrógeno o a una predisposición genética. Al respecto, Wladimir Villegas, oncólogo, afirma que no hay una repuesta concreta sobre este tema, aún es objeto de estudio.
Precisa que una de las hipótesis que se han planteado es que hay genes no descubiertos que están involucrados y hacen que las mujeres sean más afectadas. Villegas dice que están asociados a la etiogenesis (origen) de la enfermedad y concluye que “son múltiples factores genéricos que se manifiestan influenciados, quizá, por otros factores ambientales y hormonales que hacen que la tasa de incidencia del cáncer de tiroides sea mayor en el sexo femenino”, agrega.
A escala global, el cáncer de tiroides es el noveno de mayor incidencia y en América Latina, son Ecuador, Brasil, Costa Rica y Colombia los que registran las tasas más altas de este cáncer, mientras que en América del Norte solo Estados Unidos. proyecta para 2022 casi 44.000 nuevos casos de cáncer de tiroides, 11.800 hombres y casi 32.000 mujeres.
Tipos y síntomas
Son cinco los principales tipos de cánceres de tiroides: Cáncer papilar tiroideo, cáncer folicular tiroideo, cáncer de células de Hurthle, cáncer medular de tiroides o CMT y cáncer anaplásico de tiroides. De todos, más de 85% de los casos que se registran son de cáncer papilar tiroideo, y por lo general, tiene buen pronóstico.
Los menos frecuentes son el medular de tiroides y cáncer anaplásico, pero si son los más graves, agresivos y menos probables de que responda a un tratamiento. La recurrencia suele ser de entre 5 y 20%, y de 10 y a 20% puede llegar a metástasis, que es cuando las células cancerosas de la tiroides pueden propagarse a los pulmones y los huesos. En cambio, la mortalidad es de entre 5 y 9%.
En la mayoría de los casos, en las primeras etapas no se evidencia ningún síntoma, pero, a medida que avanza, la lesión crece, por lo que se comienza a formar un nódulo y bulto en la parte externa del cuello; hay cambios en la voz con un tono cada vez más ronco y dificultad para tragar, así como dolor de cuello y garganta, además de ganglios linfáticos hinchados.
Igualmente, los cánceres de tiroides tienen sus etapas que van desde la etapa 1 a la 4, lo que se traduce que entre más bajo, menos se ha propagado, y mientras más alto, mayor es la propagación del cáncer.
Tratamientos
Las formas de tratar este cáncer varían según su etapa y tipo. Por ejemplo, para el papilar y sus variantes, se realiza una extirpación de la glándula tiroides a través de una tiroidectomía. Sin embargo, los tumores pequeños que no se han propagado fuera de la glándula tiroides pueden ser tratados con una lobectomía, que es la remoción solo de la parte afectada.
Para el tratamiento, pueden intervenir un cirujano, un oncólogo clínico, un radiooncólogo, un radiólogo, un médico en medicina nuclear y un endocrinólogo, para la combinación de los tratamientos y atender los efectos secundarios y el estado de salud general.
28.000 casos al año en Europa
En Europa se estima que la cantidad de casos al año es de 28.000 y, a parte del factor que no está del todo claro sobre la mayor incidencia en mujeres, se ha demostrado que el único factor ambiental relacionado con la aparición de este cáncer es la exposición a radiaciones ionizantes.
El diagnóstico suele ser una biopsia, pero un especialista puede solicitar otras pruebas y luego del procedimiento quirúrgico, casi siempre se realiza la destrucción del tejido residual.
En cuanto a la prevención, al no haber certeza de qué hace que cambien los genes que provocan los cánceres de tiroides, tampoco existe una forma de prevenirlo, aunque las personas con un gen hereditario se pueden someter a una tiroidectomía profiláctica para prevenirlo.
Además, quienes viven cerca de centrales nucleares deben tomar medidas por la exposición a la radiación.
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