«En mí casa se larga el forro», literalmente así se encuentran estaas familias. Venden tortas, pastelitos, empanadas, hacen rifas, bingos, potazos, verbenas, piden en los negocios y todo aquello que represente una entrada económica que haga posible recolectar el dinero. Hoy venfe el plazo para la entrega del dinero.
Hebert Colina M.
Como la gaita «En mí casa se larga el forro», que popularizó el gran Astolfo Romero, se encuentra la familia de Marían Soto Chourio para lograr recabar los 4.500 dólares que sus secuestradores, unos coyotes mexicanos exigen y que les dieron un ultimátum para cancelar el día de hoy martes 14 de mayo.
La familia vende tortas, pastelitos, empanadas, hacen rifas, bingos, potazos, verbenas, piden en los negocios y todo aquello que represente una entrada económica que haga posible recolectar el dinero que los captores exigen para liberar a Mariàn.
Lo mismo hace la familia de Paola, joven que es madre de un bebé, que se encuentra también cautiva y por la cual piden la suma de 4.500 dólares por su liberación, refiere Yeyrivet Herrera, amigas de las jóvenes que atraviesan este trago amargo.
En «La Bestia» pasó todo
Marián Cristina Soto Chourio, de 20 años, y Paola Alaña Cuartín, de 25 y madre de un bebé fueron plagias el 5 de mayo en la frontera entre México y El Paso, Texas, Estados Unidos.
Ambas partieron de Maracaibo por separado y tomaron como ruta Colombia y de ahí atravesaron la terrorífica selva de El Darién en Panamá hasta llegar a México.
Iban con mucho entusiasmo y con el objetivo bien trazado: llegar a suelo estadounidense en busca del sueño americano y así poder ayudar a su familia y labrarse un mejor futuro, tal y como lo tenían planificado, sólo que las circunstancias fueron su desgracia.
Aunque se conocían, ambas se encontraron en México y decidieron compartir lo que a su paso viniera, todo ello para lograr alcanzar su meta: atravesar hacia Estados Unidos por la ciudad de El Paso, Texas, en la frontera entre ambos países.
El día 5 de mayo tomaron un tren, ese que llaman el «La Bestia» que, lejos de ser un transporte seguro, sólo ha dejado a miles de migrantes mutilados y una estela de sangre, muerte y tristeza en su camino hacia suelo norteamericano.
Y fue cuando ocurrió la peor pesadilla vivida por las jovenes zulianas: un grupo de coyotes las abordó y las arrancó de «La Bestia» y se las llevó en algún punto de la frontera mexicana con rumbo hasta ahora desconocido.
«Estoy bien, me alimentan»
La joven Marián habló con su familia el pasado sábado en otro contacto que hicieron los contactos para presionar por el dinero, momento en el cual dieron el ultimátum.
La joven la manifestó a su madre, Nery Alaiza Chourio, que se encontraba bien, un tanto nerviosa, pero que la estaban alimentando bien, que no las maltrataban, pero seguían cautivas en algún lugar de México.
Fue cuando los coyotes introdujeron su dósis de presión por el pago y de nuevo exigieron la cancelación, dando como última fecha el día martes 14 de mayo porque de no ser así, no sabían qué iba a pasar con Marián.
Mientras, las jóvenes cumplen diez díaz desaparecidas y en cautiverio de gente que no sabe qué reales intensiones tienen.
Sólo orar a Dios representa la esperanza para ambas familias a fin de que las jóvenes puedan salir de este trance tan difícil en que se encuentran en algún sitio desconocido de la amplia frontera entre México y Estados, y todo por ir en busca del «Sueño Americano», el que no sabe si en realidad existem, da la impresión que no.
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