Los Boston Celtics funden los plomos de un Luka Doncic estratosférico, pero golpeado. La final de la NBA sale, por primera vez, del TD Garden con 2-0 favorable a los Celtics tras un final de partido en el que un tapón de White y una entrada de Jaylen Brown reventó todo
Luka Doncic no puede más. El genio esloveno hizo una obra de arte, de 32 puntos (57% TC), 11 rebotes y 11 asistencias. Pero su gas se termina. Está tocado, cojo y sin la ayuda necesaria para que la final de la NBA, la primera de su vida, tome otro color. Es el verde. El de unos Boston Celtics que ponen la directa (2-0) tras sobrevivir en un irregular partido (105-98), en el que el todo cambió con un gran Jrue Holiday (26 puntos y 11 asistencias) y una secuencia que tumbó a los Mavs.
Es ese tipo de momento que altera todo. Dallas se agarraba al partido y en cuestión de 30 segundos todo dio la vuelta. Derrick White, magnífico siempre (18+5), colocó un tapón que podía llevar falta. Jaylen Brown (21) supo decidir en aro contrario. Perfecto para el 2-0. Uno que señala a otro mal día de Irving (16). Hace falta cambiar cosas. Es urgente.
Mucha más igualdad
La carta de presentación fue diferente respecto a la del primer partido. Los Celtics fallaron todo y más desde el triple (1/9 T3 en el primer cuarto), y entre un Luka Doncic entonado (13 pt) e Irving con más agresividad daban un parcial interesante de inicio (22-26, 12′). Poco, pero suficiente para mejorar lo que había sido su primera presencia en el TD Garden.
Tanto que aunque un Doncic brutal apareció con fuerza para abrir márgenes, Boston encontró a Derrick White desde el triple, a Porzingis yu una bandeja de Tatum para conseguir su primera ventaja del partido (36-35, 17′). Incluso vivirían un 9-0 que amenazaba con cambiar la dinámica, pero entre Doncic y Jones Jr. frenaban sus tirones (42-42, 20′).
Igualdad extrema que representó el 54-51 del descanso. Doncic lanzaba a los Mavs con arrebatos de genialidad, pero Boston se entonaba y Jrue Holiday cerraba una primera parte excepcional con un triple para el simbólico liderato del intermedio. Todo por decidir, aunque con mucho más partido que en el primero de la serie.
Acelerón de Boston
Era la tónica. Doncic golpeó, pero Boston se reforzaba de la mala selección de los Mavs. Y entre Tatum, levantando el vuelo, y Brown abrían situaciones positivas para los verdes (69-63, 32′). Tanto que Dallas quiso subir la intensidad, pero el aro se cerró. Fallos de Washington, pérdidas de Doncic y Boston disfrutando en transición. Holiday, el gran ejecutor (75-63, 33′).
Doncic, todavía, tendría gas para seguir cerrando márgenes. Aunque los Celtics, como los mejores púgiles, daban más. Un triple desde el centro del campo de Payton Pritchard sobre la bocina del tercer cuarto era el golpe sobre la mesa (83-74, 36′) para cortar la reacción de los Mavs.
No mataría el partido. Los Celtics no terminaban de romper a jugar pese a otro triple de Tatum para salir al último parcial. Pero Dallas construía entre Gafford y un Irving bastante desaparecido, pero siempre talentoso para dar aire (90-83, 40′).
Querer y no poder
Para los Mavericks, pese a su corazón, las noticias no eran buenas. Doncic cada vez está más fundido, y Boston tejió una defensa para complicar cada canasta. Pese a que Irving, con bandeja y alley-oop a Gafford, no apagaba la ilusión tejana.
Entre Jones Jr. y su habilidad, y un 2+1 brutal de Doncic había otro cambio de ritmo. Pero a la hora de matarlo no les alcanzó. Robaron, PJ Washington corrió a la contra y Derrick White, con un tapón en el que la falta no sería algo descabellado, cambió las tornas del choque. En el lado contrario, Jaylen Brown hacía saltar por los aires todo. Una enorme entrada era el resultado. Y Doncic, ya sin gas, fallaba su último tiro. 2-0, la película cambia para el TD Garden.
El Pepazo/Marca