Scott Lieberman, de 42 años, se reunió con sus allegados gracias a la ayuda de una ONG chilena que trabaja en unir a las víctimas del tráfico de niños en el país austral.
Scott Lieberman tiene 42 años, vive en San Francisco, EE.UU., y fue adoptado ilegalmente por una pareja estadounidense en Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Tras enterarse de que fue arrebatado de su madre biológica, Scott comenzó una intensa búsqueda que culminó el 11 de abril, cuando se reencontró con su familia chilena en el aeropuerto Carriel Sur en Talcahuano, Gran Concepción, en la Región del Bío Bío.
«¡Hermano!», exclamó entre sollozos su hermana, Jenny Escalona Mardones, de 45 años, al abrazar por primera vez a Scott en un emotivo encuentro. Otros familiares también le esperaban, pero no Rosa Mardones Peña, su madre, fallecida en 2015, a los 58 años, víctima de un cáncer de huesos.
«Fui encontrado por un registro, entonces sabemos que eso es mentira», explicó Scott, en unas declaraciones a la ONG chilena Nos buscamos, la organización que le ha ayudado a encontrar a su familia.
«Niños robados»
La ONG calcula que entre los años 50 hasta los 90, alrededor de 50.000 niños y recién nacidos chilenos fueron forzosamente separados de sus madres y dados en adopción irregularmente. La mayoría eran entregados a familias extranjeras.
El 70 % de las madres que han buscado a sus hijos a través de la fundación declararon que les fueron robados. «En el caso de los recién nacidos, las madres dicen que el médico o la matrona a cargo les informaron que su hija o hijo había nacido muerto y que, por protocolo, no podían ver el cuerpo», apunta la organización en su página web.
Los niños más grandes eran directamente arrebatados mediante engaños.
«Todavía estoy procesando todo, y probablemente lo esté por un tiempo, meses o incluso años», dijo Scott en una entrevista al diario estadounidense USA Today.
Al poco tiempo de ponerse en contacto con Nos buscamos, Suzi Wortman, que trabaja en la organización, le confirmó que había sido víctima de un traficante de menores que se hacía pasar por asistente social y que, probablemente, su madre lo entregó engañada.
Wortman especificó que se llegó a esta conclusión tras una investigación en la que se analizaron registros y otros métodos confidenciales. Tras encontrar a la familia de Scott, realizaron las pruebas de ADN y, una vez confirmado el parentesco, se organizó el encuentro.
«Aquí es donde se suponía que debía estar», aseveró Scott.
A quien sí conoció en su visita a Chile fue a su padre. «Nunca he conocido a nadie que se haya parecido a mí. Tengo 42 años y aquí estoy mirando a mi padre y estamos exactamente a la misma altura, tenemos las mismas orejas y la misma nariz y estoy mirándolo a los ojos y me veo allí. Lloré mucho», afirmó.
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El Pepazo/RT Español