Roberto Clemente cumplió 50 años de su partida. Sigue siendo recordado como un héroe latino. Eses recordado además por La manera en que se enfrentó al racismo. Viajaba a Nicaragua un 31 de diciembre para asistir a los damnificados del terremoto de 1972, cuando su avión cayó al mar sin dejar sobrevivientes.
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El legado de Roberto Clemente ha girado en torno a su calidad humana y eso tiene mucho que ver con el último acto de su vida. Viajaba a Nicaragua un 31 de diciembre para asistir a los damnificados del terremoto de 1972, cuando su avión cayó al mar sin dejar sobrevivientes. Han pasado 50 años y su recuerdo está intecto. Es una leyenda.
“Obviamente, todo el mundo sabe lo que hizo en el terreno, pero fuera del terreno, el trabajo que hizo para ayudar a la gente — no solamente en Puerto Rico, sino en otros países Latinoamericanos — era un hombre increíble”, expresó el receptor boricua de los Cardenales, Yadier Molina, acerca de Clemente.
A Clemente, el primer jugador latinoamericano exaltado al Salón de la Fama de Béisbol, también se le recuerda como un jugador increíblemente talentoso. Era veloz, oportuno y agil.
Durante su carrera de 18 años, todos con los Piratas de Pittsburgh, el “Cometa de Carolina” ganó dos Series Mundiales, 12 Guantes de Oro en el bosque derecho y fue convocado a 15 Juegos de Estrellas.
El Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1966 también fue el primer latinoamericano en sumar 3000 imparables en Grandes Ligas. Una hazaña que desde entonces solo han podido replicar otros cinco: Rafael Palmeiro, Rod Carew, Adrian Beltré, Alberth Pujols y Miguel Cabrera.
El sucesor de Jackie
Roberto Clemente es recordado además por La manera en que se enfrentó al racismo.
Clemente llegó a las Grandes Ligas en 1955, ocho años después de que Jackie Robinson se convirtiera en el primer jugador afroamericano en la historia de las Ligas Americana y Nacional.
Debutó contra Robinson y los Dodgers de Brooklyn para luego continuar la batalla por la igualdad racial dentro del deporte.
Como afrolatino, Roberto Clemente estuvo sujeto a las leyes Jim Crow, especialmente en Fort Myers en la Florida, donde los Piratas realizaban sus entrenamientos primaverales.
Como los otros jugadores de la raza negra, no podía hospedarse en los mismos hoteles, ni cenar con sus compañeros de la raza blanca en restaurantes. La segregación era algo extraño para Clemente, quien se había criado en una sociedad mucho más integrada en Puerto Rico.
Pero la encaró con gallardías. No tenía reparo en encarar a la prensa, que solía anglicanizar su nombre a “Bob”, pese a su objeción. Exigía ser tratado con respecto y dignidad, aunque sus compañeros le aconsejaban que fuera más discreto.
“Me decían, ‘Roberto, mejor cállate la boca porque te van a mandar [a ligas menores]’”, recordó Clemente.
“Y yo decía: No me importa de una forma u otra. Si soy lo suficientemente bueno para jugar aquí, entonces tengo que ser lo suficientemente bueno para ser tratado igual que los otros jugadores”, insistía.
“Su influencia en la cultura del liderazgo en el béisbol es lo que suele olvidarse”, dijo Adrián Burgos Jr., profesor de historia en la Universidad de Illinois.
“Clemente fue una figura que no estaba conforme, no complacía a aquellos que se negaban a tratar a su gente, afroamericanos y latinos, como si fueran menos que otros individuos en el béisbol”, recordó.
Una estrella, orgulloso de sus raíces
La carrera de Roberto Clemente despegó de verdad en 1960, cuando disputaba su sexta contienda en el Big Show. Ese año fue convocado a su primer Juego de Estrellas y ganó su primer Guante de Oro. Luego, ayudó a los Piratas a vencer a los Yankees en siete juegos en la Serie Mundial.
Otro recuerdo memorable llegó en 1971, cuando bateó .414 en el Clásico de Otoño para convertirse en el primer latinoamericano reconocido como Jugador Más Valioso de una Serie Mundial.
Para los que sintonizaban la Serie Mundial en Latinoamérica, lo que hizo Clemente después de aquel partido fue igual de heroico. Calificó esa noche como “el día más grande» de su vida y pidió la bendición de sus padres en español.
“No demostró miedo. No se sintió abochornado de ser puertorriqueño, latino, negro”, dijo el manager de los Medias Rojas, el también puertorriqueño Alex Cora.
“En televisión nacional, pidió un momento para hablar en español. Eso no lo hace nadie. Nos enseñó firmeza, convicción. De muchas maneras, le demostró al mundo que uno debe luchar por lo que uno cree y uno tiene que defender los derechos», consideró.
Héroe latino
Los esfuerzos de Clemente por hacer que el deporte fuera más hospitalario para jugadores como él es uno de los grandes motivos por los que el astro boricua es un héroe para los jugadores latinoamericanos.
Clemente, quien tenía apenas 38 años cuando falleció, no alcanzó a ver su sueño hecho realidad. Pero su impacto se mantiene vivo.
En los rosters de Grandes Ligas para el Día Inaugural del 2021, hubo 256 jugadores fuereños representando a 20 países y territorios, la mayoría de Latinoamérica.
Hay mucho que agradecer al hombre cuyo compromiso con la justicia, la igualdad y la inclusión cambió la cultura del béisbol profesional.
El Pepazo/Líder