Sorpresa, sorpresa y se roba el factor cancha. La que parecía la eliminatoria más desigualada de los Playoffs tuvo una sorpresa mayúscula con el equipo del estado de Ohio

Eugenio Muñoz

Los Boston Celtics se las prometían muy felices y veían un camino de rosas al pasar por encima de Miami Heat (4-1), su último verdugo, en la primera ronda de Playoffs y empezar con fuerza el primer partido de la segunda ante los Cleveland Cavaliers. Pero los Cavs, en un ejercicio tremendo en la segunda mitad de partido, cambiaron la historia. Desesperaron a Boston, endosaron un 64-40 en los 24 minutos finales, y recuperan un factor cancha (94-118) que parecía, sin duda, el más improbable de las semifinales de Conferencia (1-1).

Porque los Celtics pasaron de tener más o menos controlado del choque (54-54, 24′) a no poder frenar una sangría que lideró Donovan Mitchell. El escolta, segundo máximo anotador de los Playoffs tras Jalen Brunson, anotó 26 puntos en la segunda parte para 29 (con 5 triples), más 7 rebotes y 8 asistencias, totales. Promedia 37,8 en los últimos cuarto. Y se empeña en querer ser la revolución. «Hemos pasado por mucho juntos. ¿Por qué no íbamos a creer?», contó lleno de felicidad.

Boston fue superado. Tatum y Brown, con sendos 2+1, cerraron la brecha de salida nada más iniciar el descanso. Pero no despertó a los demás, que encajaron triples de Garland y Mitchell. Cleveland encontró el hueco y se metió. Mitchell, con otro triple más, cortó otro intento de Tatum a la media vuelta y Pritchard (90-78, 36′). Y el último periodo siguió el mismo guion. La segunda parte no arrancaba para el mejor equipo de la temporada regular.

Dicen que somos un súper equipo y no hay un MVP, solo dos All-Star
Jayson Tatum

Gran lunar en la máquina verde. 25 de Tatum y 19 de Brown, pero la sensación de no tener una propuesta para combatir a los Cavs. Y un mensaje, que lanza Tatum, desde su vestuario que no invita al optimismo de Boston. «Dicen que somos un súper equipo, pero no lo parece. No hay un MVP, solo dos All-Star. Si lo somos no tenemos recompensa por ello», explicó. El equipo perfecto ahora tiene que ponerse las pilas.